Re: Manifiesto de los Persas
Comentario a El manifiesto de los persas
Introducción
El Manifiesto de los Persas, llamado así porque, según afirma, era costumbre de los antiguos persas pasar cinco días de caos (anarquía) tras la muerte de un soberano; es uno de los documentos más importantes sobre la ideología del realismo español, que con el tiempo llevaría al carlismo.
El objetivo del manifiesto es realizar al Rey Fernando VII una crónica crítica sobre los sucesos en las Cortes durante su ausencia. Especialmente realizar varias protestas, que tienen las siguientes naturalezas: errores y contradicciones de sus axiomas y legalidad vigente en 1808.
Legalidad
En lo relativo a la legalidad, acusa a los diputados de “elegirse a sí mismos con el nombre de Junta Suprema Central”, en vez de según las leyes del reino; de prestar atención a memoriales absurdos proponiendo “el borrado total de las leyes del reino”, otros “una forma puramente monárquica (absoluta), otros mixta” (constitucional), otros democrática (republicana), así como modificar las Cortes y el papel del rey al Estado como funcionario (actual Jefe de Estado) y atribuir la soberanía a la Nación; lo que implica dar una potestad política de la que, según las leyes (entre las que se mencionan las Partidas y los Fueros de Aragón) las Cortes carecían.
También toman potestad –denuncia el manifiesto- de realizar exenciones a tributos, decretar libertades de comercio, abolir privilegios, enajenar fincas de la corona…
Para comprender el escándalo que causaba colocar al rey como Jefe de Estado y no como Soberano, y sobre la actual “soberanía nacional”, es necesario comprender la teoría política pre-liberal: se consideraba que el Estado era una “herramienta” del Rey (el Soberano o Príncipe) para la administración de la República (la sociedad). En resumen, la legitimidad del Estado radicaba en el Rey.
Para la teoría liberal, el Rey es una “herramienta” del Estado, que lo utiliza como principal funcionario para su administración (Jefe de Estado), de esta forma, la legitimidad del Rey radica en el Estado –rey de las Españas por la gracia de la Constitución.
Para comprender la postura de la soberanía nacional –calificada en el manifiesto como absurdo político-, primero tenemos que tener en cuenta que la nación española, la forman todos los integrantes de la nación –en aquella época, sobre 16 millones de personas- y que la soberanía es la autoridad de un gobierno de realizar leyes y que sean cumplidas.
Por consiguiente, el hecho de que 16 millones de personas fueran soberanas, implicando que hicieran leyes a la vez y llevaran el gobierno, sería irrealizable por lo que significaría el no ponerse de acuerdo (y no hablemos de las condiciones materiales necesarias para la reunión de 16 millones de personas).
Sin embargo, es así como lo dan a entender los liberales, puesto que la realidad es muy distinta: nación es una palabra que ya se usaba en los tratados internacionales del siglo XVIII para referirse a un Estado, o la gente que lo compone. De esta forma nación debe ser entendida como Estado: "soberanía estatal" y "el Estado es soberano".
Así se comprende mucho mejor la realidad liberal y actual: es el Estado el que gobierna y el que realiza las leyes.
Errores
Ataca a la libertad de imprenta por acrecentar la insubordinación y por atacar a aquellos diputados que les eran contrarios, a la Religión Católica y al Papa con un lenguaje grosero; se crítica que se tuviera condescendencias con los indios, atacando al anterior gobierno.
Critica que los diputados de las provincias lo hayan sido sin potestad inicial las provincias, incluso habiendo representantes de las americanas sublevadas y que mantenían la rebelión que habían realizado. y a la Constitución por reclamar la fidelidad de toda la nación española, habiendo sido redactada por pocos emigrados en Cádiz y alegando que había diputados que la habían votado.
Un tema, para el lector de este siglo, controvertido es cuando rechaza la organización democrática. Para comprender esto es necesario entenderlo el concepto aristotélico de democracia: según Aristóteles había tres formas de gobiernos perfectos y otros tres imperfectos. Los gobiernos perfectos gobiernan para el bien común, mientras que los imperfectos gobiernan por el bien particular y son degeneraciones de los primeros: la monarquía, que es el gobierno de uno, degenera en tiranía, que es cuando el gobernante gobierna para sí; la aristocracia, que es el gobierno de los mejores, degenera en oligarquía, que es el gobierno de una clase; y la república, que es el gobierno del pueblo, degenera en democracia, que es el gobierno de los pobres.
En Política, Aristóteles usa el término democracia de forma dual: para referirse a la república y a la degeneración de ésta. En este manifiesto sucede lo mismo.
El manifiesto, igual que en Política, usa la palabra democracia de forma ambigua para referirse por igual a la república y a la degeneración de ésta. Se explica por qué la democracia es degeneración: por una parte los ricos quieren sobresalir, y por otro el pueblo quiere dominar. Como consecuencia, se produce un enfrentamiento entre ambos grupos.
De igual forma, se puede entender el por qué de que no considera la república un buen sistema de gobierno: al gobernar todo el pueblo, las opiniones contrarias se extienden a una gran cantidad de gente, fomentando la discordia.
Según el manifiesto, el fin del buen gobierno es la paz, por lo tanto la democracia sería contraproducente.
Aquí, el manifiesto ha resultado profético: durante el siglo XIX y parte del XX, el censo ha estado restringido a los ciudadanos con recursos económicos (sufragio censitario) o Ricos, los cuales han evitado el acceso de los menos pudientes o el Pueblo al censo.
Cuando esto cambió (sufragio universal) sucede lo contrario: el Pueblo intenta igualarse a los Ricos y recelan de ellos.
No en vano, hoy, los partidos de izquierdas presentan la política como un enfrentamiento Ricos-Pueblo/Pobres.
Obsérvese que las nuevas ideologías (marxismo y anarquismo) surgen tras la implantación de la "democracia" y, desde el punto de vista del manifiesto, llaman al conflicto social agravándolo así (que decir tiene que la expresión “lucha de clases” surge durante la época liberal).
En la actuación sobre América, se critica a las Cortes, primero, la proclamación del pueblo como Soberano, dando cobertura legal a los rebeldes de América (las sublevaciones independentistas habían empezado el año anterior).
Contradicciones
El manifiesto afirma que se distó mucho de formar un gobierno popular, conocidos, pues la experiencia ha convencido de sus inconvenientes, pues la democracia, pedida por varios, fue rechazada por la Junta –como cuenta el manifiesto- alegando la imposibilidad de su realización durante la guerra, que los jueces no realizarían bien su trabajo por temor a sus electores, etc.
Relata que en septiembre de 1810, se juró a Fernando VII como Soberano sin restricción, mientras que al siguiente se decretaba la Soberanía Nacional.
Observaciones finales
Más tarde, se criticarán varios artículos de la Constitución de 1812 y otras actuaciones de las Cortes, que aquí no se comentarán.
Cabe destacar de este manifiesto, que aconseja seguir algunos aspectos de un decreto de 1810 de las Cortes: mantener el derecho del Rey de convocar Cortes según fueros y costumbres, procurar que interviniesen los tres brazos (estamentos) también de América y Asia; que la Regencia nombrada a los consejeros de ésta, que pudiera establecer la duración de las sesiones, podría sancionar o prohibir las sanciones aprobadas por ellos; y la prefijación de la forma en que se observan las materias de los Estamentos.
Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)
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