LA SOCIEDAD ESTAMENTAL EN LAS OBRAS DE DON JUAN MANUEL
LUCIANA DE STEFANO Universidad Central de Venezuela. (1962)
En el presente trabajo tomamos la obra literaria de Don Juan Manuel (1282-1348) como fuente para el conocimiento de la estructura social de la baja Edad Media, principalmente en su aspecto teórico. Tienen para nosotros especial importancia el Libro del cavallero et del escudero (1326) y el Libro de los estados (1328-1330). En ambos se nos presentan las ideas comunes al mundo cristiano de la época sobre la estructura y ética sociales, y asimismo se reflejan algunas características peculiares de la sociedad castellana del tiempo, vista por un hombre que a la sabiduría de las capas cultas de su época unía la experiencia de su activa vida política.
Sin entrar, por el momento, en el contenido de estas dos obras, queremos señalar aquí sus aspectos esenciales.
El primero de los libros es un tratado de ética y de formación caballeresca, tema, como es sabido, de primera importancia dentro de una sociedad en la que el caballero es el defensor de la comunidad, de la fe y de las personas indefensas, ya que el poder público era todavía débil para tomar a su cargo dichos cometidos; esa importancia se acrece en cuanto se considera que la ética del caballero es de superior rango, como todavía lo muestra el lenguaje actual al calificar a una persona de caballero o al hablar de una conducta caballeresca.
El segundo, mucho más amplio que el primero, está dedicado —aunque no como fin de la obra— a los estamentos sociales, y, hasta donde sabemos, es el único tratado de la baja Edad Media destinado específicamente a estudiar la estructura social, para lo cual utiliza el autor un esquema teórico común al Occidente europeo de la época, aunque, dentro de este esquema común, expresión de la unidad cultural del Medioevo, se muestran esos matices específicos que son los que van conformando y diferenciando un pueblo de otro en el camino hacia su individualización.
Como ha demostrado Sánchez Albornoz, la invasión musulmana y la subsiguiente reconquista y colonización impidieron en España (con excepción de Cataluña) el desarrollo de un feudalismo organizado, y las clases sociales se constituyeron sobre bases bastante diferentes de las del resto de Europa. Podemos afirmar que Don Juan Manuel, aun conociendo y manejando los conceptos de la teoría social generales de su tiempo, tiene presente aquí -como en toda su obra- la realidad hispánica, del mismo modo que vio también desde la perspectiva española el problema del Imperio. La estructura social a la que nos referimos se denomina en la sociología moderna "sociedad estamental", diferente tanto de nuestra sociedad de clases como de la de castas. Esa sociedad es la que impera en la Edad Media, y es su teoría la que utilizaremos como esquema básico para interpretar los textos de Don Juan Manuel.
ESTADO Y ESTAMENTO
El término estado es más usual que estamento (…). Los significados son siempre dos: a) situación general, circunstancia; b) uno de los grupos o rangos en el orden de la vida social. Don Juan Manuel utiliza la forma castellana estado en las dos significaciones antedichas. En un sentido que podemos llamar subjetivo, y más cercano a la etimología latina, con el valor de circunstancia, 'modo de estar', 'situación': "...la primera cosa que yo entiendo que vós devedes fazer para salvar el alma et ponerla en buen estado, es que ayades ley en que creades" (Est., 23); ".. .el estado de este mundo. . . es estado fallecedero et que ha de durar poco a comparación del duramiento del alma" (Est., 47). Desde un punto de vista objetivo y específicamente social, Don Juan Manuel emplea la palabra para designar los grupos sociales básicos de la sociedad, dotados de análoga situación y de unos mismos privilegios, o bien formas particulares, rangos o (más precisa-mente) "dignidades" dentro de un determinado grupo social, como "estado de duque" o "estado de emperador".
ORDENACIÓN DE LA SOCIEDAD MEDIEVAL
El concepto de "estado" o "estamento" fue el que sirvió de ordenador para la sociedad medieval, de la misma manera que el de "clase" o "grupo socio-económico" lo son para nuestra sociedad, o el de "casta" para algunas sociedades del presente o del pasado. Pero aun partiendo del empleo general del concepto estamento para mostrar la estructura horizontal y vertical de la sociedad, tal concepto podía emplearse con sentido y amplitud distinta, y dividirse la sociedad en tantos estamentos como dignidades, grupos, situaciones y oficios había. Así, por ejemplo, en una poesía satírica de la pri-mera mitad del siglo xv se enumeran más de cincuenta estamentos (Stände) en la forma más heterogénea: el Papa, el Emperador, las monjas, los asesinos, los bufones, los mendigos, etc., con un criterio completamente empírico y asistemático.
Mucho más extendida, clara y sistemática era la división de la sociedad en tres estados o estamentos.
El primer documento que testimonia esa división es del siglo IX (Les miracles de saint Bertin). Se distinguen allí tres grupos: oratores, bellatores e imbelle vulgus, denominaciones que reaparecen en un texto anglosajón del siglo siguiente y que se generalizarán durante toda la Edad Media en el mundo occidental cristiano, si bien la denominación de imbelle vulgus es reemplazada por la de laboratores. Teniendo en cuenta la unidad cultural del Medioevo, no nos debe extrañar que la misma ordenación sea también la vigente en la España cristiana, y así Don Juan Manuel, en el Libro de los estados, dice que "todos los estados del mundo. .. se encierran en tres: AL UNO LLAMAN DEFENSORES, ET AL OTRO ORADORES, ET AL OTRO LABRADORES" . Cada grupo social o estado se caracteriza por la unidad entre la condición social y el status jurídico, a diferencia de nuestra sociedad, que tiene por principio la igualdad de todos ante la ley, aunque esta igualdad sea compatible con las diferencias de condición social. En la Edad Media la condición social y el status jurídico tienden a unificarse: el derecho es creado en su mayor parte por la sociedad misma, a través del uso o de la costumbre o de la conversión en jurídicas de situaciones fácticas de poder. En virtud de esas normas, la sociedad se estructura en un sistema de "privilegios", los cuales no se entienden, según veremos después, en el sentido de una. situación jurídica simplemente ventajosa, sino en su valor primario (privileges), es decir, como derechos o libertades privativos o particulares de cada grupo o persona -concepción del derecho completamente opuesta a la igualdad y homogeneidad de nuestros actuales ordenamientos jurídicos.
En general, la teoría política de la Edad Media sostenía que el poder político estaba obligado a conservar y garantizar los privilegios. Así dice Don Juan Manuel que el señor ha de proteger a sus naturales, y "dévese guardar de les non quebrantar nin les menguar fueros, nin lees et privilejos et buenos usos et buenas costumbres que han" (Est., 87). Estos "privilegios" podían ser producto del reconocimiento jurídico de situaciones de hecho, o del otorgamiento de una autoridad superior: "el rey.. . deve fazer et guardar tres cosas: la primera, guardar las leyes et fueros que los otros buenos reyes que fueron ante que él dexaron a los de las tierras, et do non las fallare fechas, fazerlas él buenas et derechas. .." (Cav., 3).
Pertenecer a un estamento implicaba la posesión de ciertos derechos -privilegios- diferentes de los de otros, y, paralelamente, ciertas obligaciones. Es de gran importancia apuntar esta correlación entre privilegio y deber, de donde deriva el dicho noblesse oblige. Es una característica esencial de la sociedad estamental en los momentos de su florecimiento, aunque más tarde, en el período de su decadencia, los altos estamentos sólo se acuerdan de las ventajas de sus privilegios y olvidan los deberes correlativos. La correlación o justificación del privilegio por el servicio obligaba a los miembros de los altos estamentos a la realización de obras que justificaran su rango. El ser noble suponía, más que derechos, obligaciones; la nobleza de estirpe se sustentaba en las obras, y así en el Victorial se dice que es "hijo de ninguno" aquel que no mantiene en su integridad su linaje. Del mismo modo Don Juan Manuel critica la actitud de gente de linaje que no cumple esta máxima: "ca cierto creed que en mal punto fue nascido el Lome que quiso valer más por las obras de su linaje que por las suyas" (Est., 85). Y al referirse a la antigua costumbre de que antes de ser coronado el emperador elegido debía cercar durante cuarenta días un castillo y luego otro, muestra la importancia que tenía la justificación del propio cargo y la correlación entre privilegio y deber. De este modo -dice Don Juan Manuel- podía probar el elegido que estaba a la altura del oficio que iba a desempeñar. Como observa Ortega y Gasset, para los hombres de la Edad Media "son una misma cosa tener un derecho y ser capaz de sustentarlo" (Obras completas, t. 2, p. 423). En una comparación poética Don Juan Manuel pone de manifiesto esta jerarquía entre el rango y la obligación: "que bien así como una manziella parescía muy peor en un paño muy presciado que en otro muy feo et muy vil, que bien así quanto el señor es de mayor estado et deve fazer siempre mayores fechos et dar de sí mayores, enxiem-plos a las gentes, parescía muy peor et faría mayor maldat en fazer cada una destas cosas contra el su natural que el que éste las fiziese contra él" (Est., 87).
Con la misma fuerza que una ley moral y como una faceta de su honra, era sentida en la conciencia de los pertenecientes a los estados superiores la unidad de privilegio y servicio. Desde el momento en que se pierde esta unidad comienzan a romperse las bases de la sociedad estamental, pues, como ha señalado Freyer, la conciencia de estamento era mantenida por los grupos superiores, mientras que en la sociedad de clases la conciencia de clase es mantenida, sobre todo o exclusivamente, por los estratos inferiores. Dado que la sociedad medieval es esencialmente teocéntrica, se mantiene la tesis de que el origen de la separación de los hombres en grupos desiguales radica en la voluntad de Dios, en el orden de la Providencia, que asigna a cada uno su lugar en el mundo para que cumpla los fines de la Creación. El modelo de la estructura de la sociedad terrestre es el ordenamiento celeste, tal como se muestra en la obra de Dionisio el Areopagita, de modo que así como hay tres coros angélicos, así hay tres estamentos básicos en la sociedad. Es famosa a este respecto la contestación que dio Hildegarda de Bingen a los que le preguntaban por qué en su monasterio sólo podían ingresar mujeres nobles: "Dios divide a su pueblo sobre la tierra en distintas clases, como clasifica a los ángeles en diversos grupos. ..
Pero Dios los ama a todos por igual" -contestación que condensa los puntos de vista a que acabamos de referirnos. La idea del origen divino de los estamentos aparece también en Don Juan Manuel: ". . .et por todas estas razones tengo que el estado del Emperador vos caye mucho et señaladamente, pues Dios en él vos puso" (Est., 48); ".. .yo entiendo et tengo que la bondat de Dios es tan complida, que en quanta mayor honra et en mayor estado pone a los homes en este mundo, tanto más es su voluntad de gelo mantener et acrescentar en el otro" (Est., 47); y lo repite otra vez: "... el estado en que me Dios puso" (Est., 16). (…)
El texto completo puede leerse aquí: https://nrfh.colmex.mx/index.php/nrf...view/1444/1437
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