18. El socialismo, tras el triunfo electoral: “Estamos en lo más álgido de la pelea… La victoria nos asegurará la derrota absoluta de nuestros enemigos”

(…) El 16 de febrero no es el 14 de abril. Conviene mucho persuadirlos de la gigantesca diferenciación que hay en las dos fechas. En abril saltamos sobre un enemigo que estaba muerto. Entonces luchamos contra fantasmas y pudimos permitirnos toda clase de ingenuidades. El infantilismo popular produjo el embobamiento callejero. Ahora no podemos caer en él.

El 16 de febrero no es el 14 de abril. Conviene mucho persuadirnos de difícil y duro, que durante dos años y medio ha dejado al país en carne viva. Entre una y otra fecha hay una experiencia que a republicanos y socialistas nos ha tocado hacer a costa de numerosos sacrificios. Cada cual tiene sobre sí las huellas dramáticas de esta experiencia. Convertirla ahora en gritos es tanto como darle una interpretación a todas luces perniciosa. Estamos en plena lucha, en lo más álgido y serio de la pelea. Nuestra victoria nos facilita esta batalla y pone en nuestras manos la seguridad de acabarla con la derrota absoluta de nuestros enemigos. Y es a esto, concreta y terminantemente a esto, a lo que hemos de dedicar todo nuestro esfuerzo. Mañana, pasado, en esa misma semana, desde luego, comenzará la tarea.

Las palabras que anoche pronunciara el señor Portela son bastante expresivas a este respecto. Pero a ellas hemos de agregar nosotros muy pocas. Las suficientes para decir que urgentemente debe entregarse el Poder al Frente Popular. De todo el clamor del país, de toda la ansiedad que ahora estremece a republicanos y socialistas para demandar con apremio aquellas aspiraciones más fundamentales, sólo queremos recoger una: la entrega del Poder. Es al Frente Popular a quien corresponde libertar a nuestros presos. Ya ayer han comenzado a abrirse las cárceles y a salir de ellas nuestros camaradas. El pueblo ahora debe pedir una sola cosa: el Poder. Es suyo. Lo ha conquistado y nadie puede oponerse a que vaya a manos ya no tendrá que pedir nada.

“El Socialista”, 18 Febrero 1936