Resulta curioso que, mientras todas las industrias nacionales se van al carajo, se precariza la vida de los trabajadores y trabajadoras autóctonos, se incentiva la llegada de obra semi-esclava desde la patronal de la construcción, los servicios y los partidos políticos, las autoridades incompetentes han iniciado una cruzada para proteger los derechos de autor de titireteros, presuntos cantantes y demás parástios improductivos. Parásitos que, aunque se nos quiera hacer creer, no son los Ramoncines de turno a los que les sacan las castañas del fuego, sino a la toda poderosa industria audio-visual de los Estados Unidos.
Tiene guasa que aquellos que no hemos copiado en la vida una sola canción de las vedetes de los 40 Principales, tengamos que asumir un canon abusivo y desproporcionado.
Tampoco entiendo muy bien porqué, los Ramoncines han de cobrar un duro, cuando hace decenios que no venden ni un cupón de los ciegos. Es de suponer que el gobierno de Z-Patera, ha trasladado las peonadas del campo, a la subvención del star-sistem local, en busca de arañar unos cuantos votos y de asegurarse la concurrencia de caras conocidas en los actos públicos de las próximas elecciones.
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