«Efecto llamada» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 23/11/2020.
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El error más característico del hombre moderno es la negación de la realidad, la pretensión fatua de que las cosas no existen en sí mismas, sino tan sólo como proyección de nuestra subjetividad. Sobre esta premisa desquiciada, el racionalismo idealista pudo postular tan pichi que el mundo se formaba, reformaba y transformaba mediante meras «ideas»: así nacieron las ideologías, constructos (o, en la versión terminal que hoy padecemos, meros repertorios de consignas para masas cretinizadas) que niegan la realidad de las cosas y la someten a la voluntad humana, que se cree capaz de moldearla a su antojo, para establecer un quimérico paraíso en la tierra. Pero la realidad es testaruda y no se inmuta ante los desvaríos humanos, sino que se queda tan tranquila en su sitio, dejando que los hombres desvaríen hasta llegar al barranco. Sólo que las ideologías, entretanto, han logrado moldear hombres fanáticos que no tienen reparo alguno en arrojarse al barranco, pensando grotescamente que allá al fondo los espera un mullido colchón.
El otro día descubrí con pasmo, escuchando una tertulia radiofónica, que los gurús progresistas niegan la existencia del denominado «efecto llamada». No se conforman con negar, como correspondería a unos aplicados mamporreros sistémicos, que el «efecto llamada» sea provocado por la insensatez gubernativa, o por la lenidad de los burócratas del pudridero europeo, o por los cálculos protervos de la agenda globalista, o por las tensiones que generan las diferencias económicas entre países, o por cualquier otra razón discutible. Los gurús progres ni siquiera entran a discutir cuál es el agente provocador de ese «efecto llamada», sino que niegan la existencia misma de tal efecto; niegan, en definitiva, las más elementales verdades antropológicas, que nos enseñan que los hombres acuden allá donde se les lanza un reclamo promisorio, allá donde avistan una vida menos áspera o más regalada. Ni siquiera hace falta que los hombres a los que se brinda tal señuelo sean truhanes o desesperados; pues está en la naturaleza humana elegir el camino que nos lleva hasta la tierra prometida. Negar el «efecto llamada» es tanto como negar la naturaleza humana; pero los gurús progresistas no se arredran ante nada, y menos que nada ante la realidad. Pues saben bien que los fanáticos que los siguen están dispuestos a aceptar cualquier realidad paralela, sobre todo si se sirve convenientemente rebozadita de corrección política.
No existe ninguna esperanza para una generación que se nutre con la farfolla que les suministran estos gurús, que no son sino ciegos guiando a otros ciegos. Empachados de farfollas que niegan la realidad, acabaremos inclinando la testuz, para que los bárbaros nos puedan degollar más fácilmente, como hace el manso Asterión de Borges, ante la espada de Teseo. Porque la muerte, para quienes se han empeñado en negar la realidad puede ser, en efecto, la única forma posible de liberación.
https://www.abc.es/opinion/abci-juan...2_noticia.html.
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