Pues imaginate los disturbios que en las próximas décadas los hijos de inmigrantes de segunda generación provocarán en España cuando no puedan tener un deportivo de gran cilindrada, una casa adosada o una mujer blanca que les cocine, planche, fregue y no salga de casa más que para ir al supermercado.
Los disturbios de Francia van a ser cosa de niños comparado con la guerra étnica que se avecina.
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