El problema es para la progresía, que tiene aquí dos minorías sacrosantas enfrentadas entre sí por asuntos de tráfico de drogas con muertos y disturbios como resultado. A ver cómo le echan la culpa de esto al monstruoso racismo de los españoles, que por lo visto estamos hechos unos camisas pardas. No tienen fácil aplicar sus habituales esquemas de la Teoría Crítica y demonizar a su propio pueblo.