CARLOS VII EN LIMA (1887)



que se llame desde agora para siempre jamás la Cibdat de los Reyes

Acta de Fundación



confirmamos, loamos y aprobamos que le haya llamado e intitulado la

ciudad de los Reyes e manda que así se intitule de aquí en adelante

Carlos Quinto



La Ciudad de los Reyes en su escudo feérico

encuentra entre sus águilas la sigla del Rey Karlos

y Hoc signum vere regum est lema de Lima

dice en fuego de oros por la orla de gules.

La Ciudad de los Reyes amanece en su sello

con tres coronas de oro de los Tres Reyes Magos

y, si en Lima se hubiera continuado el gran Trono,

de Emperador, Inca y Rey vería tres diademas.



La Ciudad de los Reyes fue por doscientos años

la más alta de América y de las Filipinas,

la más fiel almiranta contra los tiburones

y la incorporadora de sepias Oceanías,

la Ciudad de los Reyes que envió oro a Lepanto,

cubriendo así a la Europa de la turba asediante,

y envió una enorme lámpara de plata conmovida

para alumbrar las piedras del cautivo Sepulcro.



La Ciudad de los Reyes, de esencias realistas,

recibe a Carlos Séptimo, el Rey por excelencia,

y siente en sus balcones y nostalgias marinas

la campana indecible de sus propias diademas.

La Ciudad de los Reyes invoca con los Andes

al Sol inmemorial a supremo esplendor

porque este fino Imperio de la triple corona

forjará con sus oros la de Jerusalén.






ASPIRACIONES PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

( Mt XXIV; Apoc XIX y XX)





Majestad Divina de Cristo, arróbanos

Espada de Cristo, alúmbranos

Capa roja de Cristo, guíanos

Vara de hierro de Cristo, comándanos

Vino de la Santísima ira de Cristo, aliméntanos

Oh Jesús Dios Fuerte, llámanos

entre tus filas, alístanos

no permitas que nos separemos de Ti

al enemigo malo, abísmalo

de toda superficialidad y flojedad, cúranos

y a toda hora, únenos

a tus ejércitos del cielo y de la tierra

por los siglos de los siglos, amén.

José Pancorvo

Antologia poética Primera Parte