Ofensiva trascendente del carlismo
BOINAS ROJAS A JERUSALÉN (2008)
El libro está dedicado a Su Alteza Real
el Príncipe Sixto Enrique de Borbón.
OFENSIVA TRASCENDENTE DEL CARLISMO
Porque el carlismo sale de las rocas divinas
como una Jerusalén en un solo relámpago
de pétreas doraciones e imperantes clarines
y las contemplaciones sempiternas inspiran
al ejército espejo de las tropas celestes;
porque los Boinas Rojas son los ecos sedientos
del abra de la ira de la viva memoria
y sus pasos arrastran las eternas miradas
y sus ojos avanzan como lluvia de estrellas
sobre el campo de honor desde el fuego celeste;
porque los Boinas Rojas son las lenguas de fuego
que eternamente esperan su venida pluviosa
para elevar las aguas a reflejos del cielo
y amar las ofensivas que iluminan España
con olas similares a las del mar celeste;
porque el Carlismo viene con la tormenta eterna
del gran legitimismo que une el cielo a la tierra
y sus filas ya llegan como llegan los rayos
antes que los rumores se escuchen de los truenos
y se rocíe España de la lluvia celeste;
porque el carlista ungido es soldado de Cristo
y el rosario rezado lo lleva de la mano
por Tercio intransigente de gigantes arcángeles
y la Hostia cantada lo llena de los cielos
y desde ya lo encuentras en el cuartel celeste;
porque los Boinas Rojas van y vienen del cielo,
atendiendo a los Kyries como a una trinchera
o dando cincuenta fuegos en sus cuentas de plomo,
y la tierra y el cielo, y la muerte y la vida
sólo son campamentos de su guerra celeste;
porque el Carlista bebe del cáliz más sereno
asumiendo en su alma lo más áureo del tiempo
por ello es un castillo de ascendiente esperanza
y un león elanzado, y un fruto generoso,
y tres orantes lirios, y un corazón celeste;
porque el Carlismo mira como águila bicéfala
con dos ojos en guerra sobre la faz terrestre
y dos ojos brillando de adorar a la gloria,
y vuela por España, con su guerra y su cielo,
con la espada de acero, con el globo celeste;
porque el Carlismo encumbra la bandera ardorosa
en que dos rayos rojos entrecruzan sus ramos
desde el cielo a la tierra y de la tierra al cielo
culminando la Historia con el rayo esperado
que llena los milenios de alegría celeste.
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que se llame desde agora para siempre jamás la Cibdat de los Reyes
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ciudad de los Reyes e manda que así se intitule de aquí en adelante
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La Ciudad de los Reyes en su escudo feérico
encuentra entre sus águilas la sigla del Rey Karlos
y Hoc signum vere regum est lema de Lima
dice en fuego de oros por la orla de gules.
La Ciudad de los Reyes amanece en su sello
con tres coronas de oro de los Tres Reyes Magos
y, si en Lima se hubiera continuado el gran Trono,
de Emperador, Inca y Rey vería tres diademas.
La Ciudad de los Reyes fue por doscientos años
la más alta de América y de las Filipinas,
la más fiel almiranta contra los tiburones
y la incorporadora de sepias Oceanías,
la Ciudad de los Reyes que envió oro a Lepanto,
cubriendo así a la Europa de la turba asediante,
y envió una enorme lámpara de plata conmovida
para alumbrar las piedras del cautivo Sepulcro.
La Ciudad de los Reyes, de esencias realistas,
recibe a Carlos Séptimo, el Rey por excelencia,
y siente en sus balcones y nostalgias marinas
la campana indecible de sus propias diademas.
La Ciudad de los Reyes invoca con los Andes
al Sol inmemorial a supremo esplendor
porque este fino Imperio de la triple corona
forjará con sus oros la de Jerusalén.
ASPIRACIONES PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
( Mt XXIV; Apoc XIX y XX)
Majestad Divina de Cristo, arróbanos
Espada de Cristo, alúmbranos
Capa roja de Cristo, guíanos
Vara de hierro de Cristo, comándanos
Vino de la Santísima ira de Cristo, aliméntanos
Oh Jesús Dios Fuerte, llámanos
entre tus filas, alístanos
no permitas que nos separemos de Ti
al enemigo malo, abísmalo
de toda superficialidad y flojedad, cúranos
y a toda hora, únenos
a tus ejércitos del cielo y de la tierra
por los siglos de los siglos, amén.
José Pancorvo
Antologia poética Primera Parte
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