Re: La niña que ama a Aquiles
Indudablemente son la directora y la profesora quienes merecen ser enseñadas, no sólo en Historia sino también en Ciencia (la formación de términos científicos se construye en base a prefijos, infijos y sufijos de raíz griega y algo menos de latina, quedando ésta más reservada no sólo para la Iglesia Católica, sino para el Derecho), y aunque no lo mencione el articulista, con mucha probabilidad esa niña ya sabrá manejar un ordenador y hasta navegar por Internet y poder así acceder a toda clase de contenidos que la convertirán, como al resto de sus compañeros, en unos perfectos alienados el día de mañana. El problema para esas dos "docentas" es que la Historia no enseña alienación y si a pensar. Otro rasgo de su manifiesta y deplorable y lamentable ignorancia, es que la Historia hay que sentirla, como si se viviera y quien la estudia se trasladase a cada época o etapa, algo difícil de explicar a quienes no tienen esa capacidad.
Con la cantidad de profesiones y empleos que hay en el mundo, ¿porqué todos los inútiles siempre ocupan puestos que no están hechos para ellos?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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