Con respecto a la célebre frase, la versión que yo conocía era la que he comentado. El asunto, según esta versión, relata que Cicerón iba camino del Senado, o volvía, charlando con otro senador del que se cita hasta el nombre, aunque yo ni me acuerdo pues aquél día me encontraba de viaje y, al parecer, en un momento de la conversación ambos próceres se pararon por un instante.

Junto a ellos se encontraba un remendón trabajando el cuero y, en un punto de la conversación intervino dando su parecer al respecto. Es entonces, siempre según esta versión, cuando Cicerón le espetó lo de los zapatos.

Lo cierto es que no sé cuál de ellas es más auténtica, si es que lo es alguna, pues también por aquellos tiempos se hablaba y citaba de oídas y de memoria, vieja costumbre ésta, sin corroboración alguna. Pero, de lo que no debemos tener duda es de que la frase es sumamente antigua y muy certera.

En cualquier caso, parece haber hecho las delicias de nuestro querido Donoso.