Respuesta: Lo que queda de Franco

Iniciado por
Artaza
Siento no estar a vuestro nivel, pero lo que no me entra en la cabeza es como gente que se considera carlista (defensores de la monarquía y de la antigua tradición) acepta a este señor, muerto gracias a dios, siendo un dictador. Este señor no representa la Hispanidad ni la antigua tradición de este pueblo, solo representa su propio egoísmo y un interés propio.
¡Hummm! vamos a ver. Una cuestión es "aceptar" ideológicamente a Franco, y otra "asumir" que forma parte de la Historia española. Y es que Franco, desde el punto de vista ideológico no era nada en concreto, es decir, en puridad nunca tuvo una línea claramente reconocible. Fue católico, eso sí, tenía mentalidad de militar, eso también, tomó lo que "le convenía" de entre las distintas corrientes políticas legales, pero sin dejar nunca que destacasen sobre las demás, salvo en los comienzos del régimen con Falange y en los últimos años con el OPUS; y también era anticomunista y antiseparatista.
En efecto, la Tradición tal y como es entendida por el Carlismo o por el Tradicionalismo a secas, no fue su fuerte, incluso la monarquía, en mi opinión, la veía como la menos mala de las salidas a su muerte. Desde luego, tenía una imagen paupérrima del pueblo español, y si miramos a nuestro alrededor habría que darle la razón a la vista de lo que hay.
¿Era egoísta y sólo miraba en su propio interés? Pues mira, no sé, pero si nos ceñimos a su personal entorno en el Palacio de El Pardo, nos encontramos con que después de su muerte, y a raíz de convertir dicha residencia en lugar de alojamiento de "mangatarios" de otros países, produjo estupefacción el hecho de que el Palacio estaba hecho una ruina: mobiliario, pintura, en fin, que hubo que remodelar todo. Vamos lo mismo que hacen ciertos dignatarios autonomistas y gubernamentales. Respecto a la sociedad, pues nadie que yo sepa renuncia a las pagas extraordinarias, ni a las vacaciones pagadas, a la Seguridad Social, a las prestaciones por desempleo, al coche propio, a la hipoteca del pisito, a la tele en casa..., etc., etc., etc., ¿o es que crees que todo eso ha llegado con la "democracia"?
Resumiendo, en 1936 en España la clase media era casi una anécdota; en 1975 la clase obrera era propietaria de sus bienes. Y esto que acabo de redactar no es un panegírico de Franco, sino la constatación de que el pueblo español dirigido con mano dura, supo levantar la cabeza de la ruina en la que estaba. Y, por cierto, ya que hace pocas fechas ZETAPÉ nos obsequió con una de sus habituales verborreas hablando del Muro que fue Franco, hay que decir que de este país la gente salía y entraba cuándo y cómo le daba la gana.
Pero también hay sombras, y muy oscuras por cierto: se dice que quiso ser masón ("se dice..."), para el Carlismo fue muy dañino, tanto que mientras para el rojerío-separatistoide el "nuevo régimen", heredero del anterior, ha sido y es una bicoca para sus esperpentos, sus aberraciones mentales, sociales y las barbaridades alimentadas en el rencor y el odio, para el Carlismo, despojado antes y después de su patrimonio, no han quedado ni las migajas. Y es que entonces era preferible que los carlistas estuvieran con la boca cerrada, aunque se les diese el caramelo de usar sus símbolos en los actos públicos. Pero hoy "más de lo mismo", porque ¿qué es el uniforme de los "gudaris" de Ajuria Enea?, ¿o la boina roja de la Ertzanza? pero, por supuesto, al tiempo pisoteando todos los Principios del Carlismo. ¿A quién principalmente desde 1975 ha interesado que el Carlismo aparezca como algo muerto y enterrado?
Digamos que aquí hay para "dar y repartir" a un lado y a otro. Y si ponemos las cosas en el debe y el haber, resulta que éstos salen perdiendo por comparación con aquél. Hoy tenemos libertad de expresión, así dice al menos la Constitución de 1978, pues veamos: durante el franquismo fue cerrado el diario "Madrid" (que alguien vaya añadiendo más cabeceras, por favor), y desde 1975 a hoy han cerrado: "Pueblo", "Arriba", "El Alcázar", "Ya", "El Independiente", "El Sol", "El Imparcial", "Diario 16"..., estos de tirada nacional, pero no recuerdo y desconozco la situación de otros regionales y locales; tampoco sé que ha sido de una serie de revistas de opinión. Mientras tanto, ha habido y hay "Prensa Subvencionada" que si ha aguantado ha sido por las inyecciones millonarias en publicidad institucional cada año, mientras los otros iban aguantando como podían la presión de la "censura silenciosa".
El apasionamiento, la ideología, los prejuicios, todos son enemigos declarados de la investigación empírica, sea en el campo de conocimiento que sea y, particularmente grave en el de la Historia, la Sociología, la Economía o la Antropología.
De Franco y el País Vasco, ya te comentaré en otro mensaje.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores