Respuesta: ¡Patéticos! ¡Ridículos! ¡Absurdos!
Olvidaba en mi anterior mensaje, que también es exageradamente extensa y demuestra una cierta impericia legisladora de sus autores, o un exceso de querer contentar a todos en cada una de sus parcelitas , en vez de someter la máxima norma al auténtico interés general.
Todo texto constitucional, se llame jurídicamente como se llame (El Fuero de los Españoles era una constitución, no hay que olvidarlo), debe ser escueto y basado en la concreción de los aspectos troncales de la sociedad que regula. Para ser eficaz ha de establecer de modo tajante la separación efectiva de poderes, y establecer mecanismos de verdadero control sobre los políticos. En cuanto una constitución se convierte en el juguete de partidos, sindicatos y grupos de presión, pierde toda legitimidad, pues no sirve a la sociedad para la cual ha sido elaborada. Y cualquier interpretación que se le haga, debería pasar obligadamente por la interpretación y Jurisprudencia (con mayúscula) de los tribunales y nunca por la de los políticos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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