El Primer Ministro japonés ha presentado su dimisión. No ha podido cumplir con una de sus promesas electorales y se ha visto envuelto en un escándalo financiero. Ha estado en el puesto ¡8 meses!.
Eso es un ejemplo de decencia personal, un modelo que debería ser obligatorio en el ordenamiento constitucional y figurar en todos los tratados de moral pública.
Y no como aquí, con un Presidente que no sabe lo que significa esa palabra y, encima, no tiene un puñetero diccionario para enterarse de lo que es. Pero la diferencia es que el ex-Primer japonés es un político de un país de verdad, y ZP es un político bananas en un país que fue grande y que hoy está al mismo nivel que las repúblicas bananeras.
¡ZP lárgate ya de una p... vez!
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Los japoneses siempre han tenido un gran sentido del honor, que por desgracia en España se ha perdido. Ellos hasta son capaces de suicidarse por honor. Y su sentido de la decencia es igualmente ejemplar.
¡Zapatero, aplícate el cuento! Pero como no tienes ni vergüenza en tu puñetera vida has oído siquiera esa palabra, tendremos que seguir aguantándote.
Totalmente de acuerdo, Valmadián, debería ser obligatorio y estar en los tratados de moral pública. Y además habría que reinstituir el juicio de residencia.
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