¡Viva la plutocracia!
JUAN MANUEL DE PRADA
Día 28/03/2011
SE reúne la flor y nata de la plutocracia con su perro caniche en el palacio de la Moncloa. El encuentro se desarrolló en una atmósfera cordial y buenrrollista: los plutócratas le pasaron la mano por el lomo a su perro caniche; y, mientras el perro caniche sacudía el rabo alborozado, los plutócratas le impusieron nuevas tareas, o mayor ahínco en las tareas ya iniciadas. La instrucción más repetida por los plutócratas fue la de siempre: «Hay que seguir con las reformas que necesita el país»; «Hay que emprender reformas más profundas»; «Nos hallamos ante una oportunidad histórica para hacer reformas modernas en el mercado laboral», etcétera. Ante lo que el perro caniche asintió: «Nuestro mercado laboral debe ser más flexible»; para lo cual se comprometió a «quitar rigideces» que limitan la competitividad.
D Traducido al román paladino, la petición de los plutócratas, asumida por su perro caniche, podría resumirse en lo siguiente: «Es preciso que la gente trabaje más y cobre menos; y que pueda ser despedida con la mayor facilidad y los mínimos costes». Hasta la fecha, el perro caniche ha obrado con prontitud y eficacia: ha subido los impuestos sobre la renta, ha reducido los salarios, ha facilitado los despidos, ha subido las tarifas energéticas, ha promovido la postergación y el racaneo en los pagos de las pensiones. De este modo, nos asegura la propaganda oficial, se salva la deuda pública; pero lo que en verdad se salva son las rentas del capital, mediante el sometimiento de la economía real a la economía especulativa, mediante el aplastamiento de trabajadores, autónomos y pensionistas, que a la vez que son ordeñados por vía impositiva lo son también mediante la reducción de sus salarios y pensiones, para pagar las pérdidas de los especuladores y la quiebra de los bancos. No es de extrañar que los plutócratas exhorten a su perro caniche a agotar la legislatura, aparcando el enojoso debate sobre su sucesión: nunca se habían tropezado con una marioneta que, a la vez que sirve con prontitud y eficacia sus intereses, les garantiza el silencio aquiescente de los sindicatos vendidos y la resignación estólida de las masas silentes. Los plutócratas temen que una convocatoria anticipada de elecciones postergue la «profundización» en las reformas laborales; y prefieren, además, que el perro caniche encargado de ejecutarlas sea un cadáver político como Zapatero. Un perro caniche pepero despertaría de su letargo a los sindicatos vendidos, que aunque sólo fuera por hacer el paripé tendrían que protestar contra las «reformas» que la plutocracia se apresura en imponer. Y un perro caniche socialista distinto a Zapatero, con una carrera política por delante, quizá no obedeciese con tanta prontitud y eficacia las órdenes de la plutocracia. Por eso quieren que Zapatero, que es un
perro caniche amortizado, agote la legislatura: para que deje a su sucesor atadas y bien atadas las «reformas» que garantizan el salvamento de la banca y de las grandes corporaciones, a costa de trabajadores, pensionistas y autónomos; así, quien le suceda sólo tendrá que ejecutar la «hoja de ruta» previamente establecida por la plutocracia. El perro caniche de Moncloa, en rueda de prensa posterior a la reunión, lo ha confirmado: el calendario político no influirá en las decisiones económicas pendientes, porque este calendario «es un elemento secundario ante lo que este país tiene por delante». Que es, nada más y nada menos, el salvamento de la plutocracia a costa de asalariados, pensionistas y autónomos.
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Touché
...Nosotros, los hijos de los Celtíberos, no nos avergonzamos de cantar en nuestros versos los nombres, aunque bárbaros, de Bílbilis, donde se prepara el metal que conviene a las armas ; de Salon (Jalón), cuyas aguas templan el acero ; de Rixancar ; de Choros ; de Retron, famoso por sus jardines y sus flores ; de Molana (Molina), cuyos moradores manejan con tanta destreza la lanza...
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