Nos hemos deleitado con las maravillosas imagines de un intento de golpe fallido en Turquía, pero yo tengo unas cosas por decir al respecto; no me parece del todo «limpio» (si así se le puede denominar a un putsch) y, con toda sinceridad, dirijo mis sospechas a la Sublime Puerta. Para los que no cuentan con la información, aquí dejo el primer párrafo del artículo de RTVE.
Turquía ha sufrido este viernes un intento de golpe militar que ha puesto contra las cuerdas durante varias horas al Gobierno democrático y al presidente Recep Tayyip Erdoğan, que ha llamado al pueblo turco a salir «a las plazas» para resistir ante los soldados rebeldes, al igual que todos los partidos de la oposición, lo que ha sacado a miles de personas a las calles hasta hacer fracasar el levantamiento. «Ningún poder está por encima de la voluntad popular», ha proclamado Erdoğan tras el golpe, cuando ha regresado a Estambul aclamado por sus partidarios y ha prometido purgar el Ejército.
Turquía es un país con tradición de golpes exitosos; yo soy muy joven para recordar (o para haber vivido), pero me cuenta mi padre (por unos años accidental diplomático de mi republiqueta) que por lo general los pronunciamientos del Ejército eran raudos y organizados, aunque solo en pocas ocasiones tenían la osadía de llegar a la condición de motín militar. El último golpe verdadero fue en el 1980; las fuerzas armadas tomaron control absoluto de los medios, tuvieron parte en la obligatoria invocación a San Atatürk e instaron a la calma para proceder con su «estabilización» y protección de la república laica y secular. Por supuesto, siguieron de inmediato los arrestos, la revocación de pasaportes, y los suicidios de dos balazos, pero el asunto estuvo bien calculado y el Ejército se ocupó de redactar una nueva constitución.
Ahora, distinguidos caballeros, nos vemos con este disparate que no merece el honorable título que se le ha adjudicado. ¿Qué clase de golpista que se respete deja libre al presidente? ¡Ninguno! ¿Qué tan imbécil tiene que ser un soldado para rendirse? A decir verdad, no tengo la más mínima idea, pero se me antoja decir que hay que ser muy idiota o haber sido engañado por algún sinvergüenza en el cuartel. Por razones obvias, no añado las fotografías de como quedaron los pobres soldados ―idiotas o engañados― después de las torturas del vulgo que habían jurado proteger.
Como ya decía, mantengo mis sospechas. ¿Por qué se desvanece la tradición? ¿Cómo se cae tan bajo en cuanto a planificación? Planteo dos posibilidades: un golpe desesperado por parte de los gülenistas, o una operación de bandera falsa por parte del gobierno de Erdoğan. La explicación de la última es la más simple, pues esto significaría una oportunidad dorada para el actual presidente (antiguo primer ministro) turco; por fin se le concedería su deseo de poder político aproximándose a lo absoluto. La primera, sin embargo, es algo más compleja. El 1 agosto se abriría una especie de cumbre para anunciar los ascensos a la alta cúpula del Ejército; naturalmente, se necesitan retiros y destituciones para permitir los ascensos previamente mencionados. En concreto, no resulta difícil creer que algún bando de altos oficiales comenzó a temer la destitución y, en su espanto, solo pudo producir un intento de golpe precipitado.
Para la mayoría que no ha visto mi comentario en el hilo del atentado en Niza, un amigo griego me confió que ya ellos habían detectado los movimientos masivos e irregulares a las cuatro y media de la tarde y a las seis no les cabía duda; sabían que era un golpe. No tengo intención de despreciar a mi amigo, pero él es recluta y no llega a suboficial; me imagino que los generales y el cuerpo de inteligencia militar ya estaban alertas. Además, sé que tanto los griegos como los turcos sublevados estaban conscientes del vuelo de Erdoğan; salió de Dalaman a la 1.43 y aterrizó en Constantinopla a las 3.20, pero no se supone que este vuelo dure una hora con treinta y siete minutos. Se consumió la inmensa mayoría del tiempo dando vueltas entre Biga (Çanakkale) y Gönen (Balıkesir), justo al sur del mar de Mármara. Me resulta imposible pensar que las fuerzas en apariencia sublevadas ―contando con todo tipo de tecnología y con toda certeza conscientes de la ubicación del presidente― no derribaran el Gulfstream IV presidencial.
Ya no sé que creer.
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