Sr. Llamazares, háganos un favor a todos: ¡esfúmese!, ¡lárguese de España!, ¡deje de chupar de los impuestos que pagamos los católicos! Es usted un ridículo, patético e impresentable parásito social, así que por favor ¡váyase de una vez por todas! ¡Ah! y llévese con usted su absurdo y trasnochado grupúsculo político.