Lula da un cachete a Carod Rovira


El español es el segundo idioma del mundo. A mucha distancia del inglés, pero ocupa ese puesto destacado del que desplazó hace ya varios años al francés. Cuatrocientos millones de hispanohablantes en veintidós naciones vertebran la fortaleza de la lengua de Cervantes y Borges, de Quevedo y Gacía Márquez, de San Juan de la Cruz y Vargas Llosa, de Ortega y Gasset y Octavio Paz. Y lo que es tan importante: el 80 por ciento de los estadounidenses que estudian un idioma eligen el español; en Japón, en Suecia, en Dinamarca, incluso Alemania, los estudiantes escogen el inglés y, tras él, el español. Así es en la mayor parte del mundo.

La evidencia del español como segundo idioma universal es tan avasalladora que el presidente Lula de Brasil, nación que se acerca a los doscientos millones de habitantes, ha decidido hacer obligatorio su estudio, en dos fases, en las escuelas. Once millones de alumnos disfrutarán de esta decisión sabia del Gobierno brasileño. El presidente izquierdista Lula le ha dado un sonoro cachete a Carod Rovira. El líder de ERC, con su política aldeana de campanario, está haciendo todo lo posible por erradicar el castellano de Cataluña. La prersión sobre colegios, escuelas, universidades, radio, televisión, instituciones públicas, museos, centros culturales, se ha hecho agobiante. Carod Rovira ha llegado al ridículo de tratar de imponer en una feria alemana sólo libros en catalán. La intelectualidad de aquella región admirable se ha desperezado harta de tanto incongruencia y ha producico un manifiesto que es ya una bandera clavada en el hígado de la Generalidad.

En medio del irrespirable clima idiomático anticastellano impuesto en Cataluña, será difícil que se reflexione sobre lo que significa la decisión de Lula en Brasil. Esa política facilitará en el futuro las relaciones culturales, económicas, comerciales, empresariales, del mundo hispanohablante con el gigante brasileño. En los colegios de Brasil los alumnos aprenderán español, mientras en los de Cataluña se reduce al mínimo o se suprime su estudio, con grave perjuicio sobre todo para los propios catalanes.



Luis María ANSON
de la Real Academia Española