Re: Cabello largo y barba
Durante unos años a causa de un prurito en la piel me vi obligado a llevar barba. Eso si, era una barba corta, espesita y bien cuidada. El caso es que yo siempre he usado fijador en el pelo y soy extremadamente clásico en el vestir con un aire un tanto "británico". Pues recuerdo como me catalogaban de socialista, creían que era de izquierdas y, por eso, resultaba sospechoso. Esto me sucedía con correligionarios carlistas, a los que tenía que recordar que S.M. Don Carlos VII siempre lució una hermosa y espesa barba, y, en efecto, a mi padre (q.e.p.d.) le mencionaba como ese era el aspecto de Nuestro Señor Jesucristo, al igual que el de Los Apóstoles. Pero él me solía replicar que Cristo era Cristo y yo tenía mucho de lo que arrepentirme.
En fin, la cuestión es que esto de los pelos largos y las barbas, no son sino pre-juicios. A ojos de la izquierda "creen" que eso les da caché por aquello de la vitola de Carlitos MARX y, a los de la derecha les produce el efecto contrario de rechazo. Ambas creencias son absurdas e irracionales, pero pasa lo mismo con el respeto e interés por la Naturaleza y por la actividad de la Ciencia la cual, por cierto, ha sido cultivada durante muchos siglos por el Cristianismo.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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