En el pueblo en el cual presenté mi candidatura a la alcaldía, el PP lleva mangoneando la administración local desde hace "sólo" dieciséis años. Y ya no es que se trate del mismo partido, es que se trata de la misma cabeza y su grupo de "colaboracionistas" más directos, siempre los mismos, y siempre "más de lo mismo".

En la aciaga noche del recuento de las papeletas, y una vez conocidos los resultados, era indecente ver qué abrazos se daban, qué caras de satisfacción, parecía que habían "ganado" por primera vez. Ahora, y reflexionando acerca del artículo de J.M. de PRADA y a la vista de lo que está cayendo, según nos muestra a diario la Prensa, es más sencillo comprender la razón de aquella euforia. Hace muy pocas fechas, muy pocas, un concejal ingenuo de los "ganadores", confiaba a uno de mis candidatos, que las arcas están totalmente vacías y que no saben cómo van a responder a esa ciudadanía, ya sea la crítica, ya la pesebrera, porque no pueden hacer nada.

Evitaron, sí, que otros, por ejemplo yo mismo, pusiéramos el grito en el cielo, tal como están haciendo ellos allá donde van a ocupar carteras y poltronas, pero la mierda no se puede ocultar porque huele. ¿Quién no se acuerda del cuento de "la cigarra y la hormiga"? Pues han llegado las rebajas.