SIN SUPERAR A HEGEL, MIENTRAS JUEGAN A MÜNCHHAUSEN

Hegel

MENOS RECORTES Y MENOS TONTERÍAS

En las programaciones de enseñanza secundaria -en España- siempre se le ha hecho un regateo a Hegel; algo que lo agradecen los malos profesores por su ineptitud a la hora de explicar al filósofo alemán: no se puede explicar bien lo que no se sabe bien. Y algo que no pueden agradecer los alumnos por el esfuerzo que se les ahorra (los alumnos no tienen por qué saber lo complejo que es el pensamiento de este filósofo, a quien cabe atribuir una de las mayores conmociones en el mundo del pensamiento).

El hecho es que, así las cosas, hasta pongo en duda que en muchas universidades españolas se le haya prestado la atención que requiere. Todo se conforma a una explicación plagada de lugares comunes y tópicos, para no quebrantarse la sesera. Y el uno por el otro, la casa sin barrer. Y entre todos lo mataron, y él solo se murió.

¿Hemos superado a Hegel? Difícilmente podemos decir que lo hayamos hecho. La razón es muy sencilla: apenas se ha leído a Hegel. Y los que lo han hecho, no lo hicieron con el ánimo de refutarlo: ahí está Karl Marx, que lo que hizo fue una lectura para llevar las aguas a su molino (y, de paso, moler a la humanidad).

Pero, claro, estas cosas no tienen la menor importancia. Es mejor vivir instalados en la ignorancia y poner en la portería a guardametas que no sepan parar un penalty.

Pero, ¿qué estoy diciendo? Aquí lo único que importan son los porteros. Por eso cobran tanto, aunque les cuelen el balón entre las piernas.

Lo que comento sobre Hegel es un ejemplo.


El barón de Münchhausen


No son recortes lo que hay que hacer en la enseñanza pública, no. Pero la única explicación que tienen las protestas a las que asistimos, a cuenta de los recortes, no es ni mucho menos garantizar un sistema educativo óptimo en su cuerpo docente: la única explicación que podemos darnos es que algunos tratan por todos los medios de asegurarse el bienestar sin estar preparados para afrontar los más altos desafíos.

Esta sociedad no quiere sacrificios. Han acostumbrado a la mayoría a la ley del mínimo esfuerzo. Y ahora, ¿cómo se sale de este pozo?

El barón de Münchhausen (¿alguién lo ha leído?) contaba entre sus más memorables aventuras que en cierta ocasión iba él jinete en su caballo. El cuadrúpedo metió sus grupas en una ciénaga y, en aquel atolladero, el fabuloso barón -que como caballero dieciochesco gastaba coleta- logró salir él con su caballo, ciñendo bien sus piernas a la montura y tirándose de la coleta.

Pues, venga, ánimo a todos.

Que Rajoy siga recortando como el que quiere sacar el caballo del cieno, atenazándolo entre sus piernas.

Y los conformistas que se extasían ante su "estupendo" sistema educativo (puesto en peligro de fenecer), se tiren de la coleta sin temer que puedan quedarse con la peluca dieciochesca en la mano o con esos pelos por los que están ocupando un puesto que muy pocos merecen.

El sistema entero es una mierda. A ver si nos vamos enterando.

LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS