En efecto, amigo Ennego, los nacionalismos separatistas en España son un absceso romántico que afectó a España con veinte años de retraso, contagiado directamente de Italia y de Alemania; y al que, como alguna vez señalé, le hizo prender con virulencia la pérdida de la últimas posesiones de ultramar. Fue una tragedia, que hizo "pensar" a muchos burgueses liberales con intereses en aquellos territorios que España "había muerto" y era mejor separarse de ella. Pero en principio, yo me refiero a las antiguas familias carlistas que, al menos teóricamente, era improbable que cambiaran de bandera (y de boina tambien) por razones de este tipo. Ahí la cuestión me parece que es más compleja y profunda.
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