Unos jueces saltándose la ley a la torera, condenan la Religión Católica, mientras conculcando la fe, los sentimientos y la libertad de una mayoría, confirman el libertinaje ateista. A partir de ahora cualquier "mindundicia con patas", lleve falda o pantalones, se va a creer con derecho a cometer cualquier tropelía contra la fe y lo derechos ajenos a tenerla, preservarla y vivirla. Del mismo modo habrá que reservarse el derecho de sacar el látigo y, como Nuestro Señor, limpiar el Templo de Dios de sacrílegos y blasfemos. Avisados deberían quedar, por que la hora de la ira está llegando y quien avisa no es traidor.