El pacifismo es cobardía o tibieza, nunca una actitud católica.
El gobierno mundial necesita un rebaño fácilmente manejable y así promueve el pacifismo para que la gente acepte lo inaceptable y haga concesiones con el mal, la mentira y la violencia, a fin de evitar confrontaciones.
Una cosa es evitar las situaciones conflictivas, otra es escapar a nuestra obligación ante cualquier agresión, esto es repelerla.
El padre A. Ezcurra cuando se refiere al deber cristiano de la lucha, enseña con respecto a poner la otra mejilla que podemos válidamente en un acto de humildad y templanza, no responder a un ataque, pero no podemos poner la otra mejilla de nuestra mujer, nuestros hijos, nuestra Patria, nuestro Dios o su Iglesia. Entonces ilustra a los pacifistas como quienes con tal de salvar la vida pierden las razones para vivir.
El pequeño héroe beato José Sánchez del Rio al unirse a los Cristeros en defensa de su patria y de Dios le dijo a su madre: “Mamá, nunca había sido tan fácil ganarse el cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión”, dándonos a sus 13 años un maravilloso ejemplo de valentía y entrega cristiana.
Sin embargo el martirio se transforma en el hombre moderno en una patología que está relacionada con el masoquismo como lo enseña el herético monje alemán Anselm Grun. Por lo tanto la más sublime muestra de amor fraterno que es dar la vida por los amigos se transforma en un acto autodestructivo y Jesús en vez de donarse para nuestra salvación, se suicidó, según esta perversa concepción.
Hoy la obligación de seguir a Cristo cargando su cruz y la advertencia de que quién quiera salvar su vida la perderá y que quién la entregue por Él, se salvará, (Lc. 9,23-24), deja de ser tal para convertirse en una sugerencia opcional o que se puede presentar en situaciones extraordinarias. Y esta interpretación luterana sentimentalista y acomodaticia de las escrituras nos lleva no solo a un cristianismo sin cruz sino a un estado de indefensión que vulnera el más básico de los sentidos comunes que tiene que ver con el instinto de supervivencia.
En el incansable ánimo de conseguir una vida cómoda y confortable, hacemos grandes esfuerzos para lo que paradójicamente va a implicar no esforzarnos. Pero este sinsentido en el que con inteligentes trabajos, los Mass Media globalistas, anulan el sentido común, nos hace bajar la guardia hasta perder el más elemental de los sentidos tribales de conservación, aislándonos y no protegiendo a los nuestros por considerar que no hay que tener reacciones violentas. Así con respecto a la religión que nos liga a Dios, al considerársela una opinión más entre muchas, no vale la pena dar la vida por ella. Y vemos como se profanan lugares sagrados o se blasfema a Nuestro Señor Jesucristo y muy especialmente a nuestra Santísima Madre Celestial, a quien Satanás tiene especial odio, y nuestra reacción en nombre del pacifismo es NINGUNA.
Decía San Juan Crisóstomo: "Si alguien blasfema, corrígele, si vuelve a blasfemar corrígele otra vez; si vuelve a blasfemar golpéale, rómpele los dientes, santifica tu mano con el golpe"
Veamos que dice el Catecismo de la Iglesia Católica al respecto: 2264 "El amor a sí mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por tanto, legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe mortal…” “es mayor la obligación que se tiene de velar por la propia vida que por la de otro (S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 64, 7)"y en continua diciendo: 2265 “La legítima defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida de otro”
Los seres más inocentes y más vulnerables hoy en día son los niños en donde deberían ser el lugar más seguro para ellos que es el vientre materno, y asistimos al genocidio más atroz de la historia en donde el aborto de millones clama al cielo por tanta sangre inocente derramada. Siguiendo con la mentalidad eugenista de la ONU y sus cipayos gobernantes de todos los países del mundo, se promueve la eutanasia, y después en nombre de la no discriminación y derechos humanos, la homosexualidad que también tiene por objetivo reducir la población.
En los libros de Macabeos del Antiguo Testamento se atacaba al Pueblo de Dios el sábado y estos para no profanar el día santo no reaccionaban. Esto pasó hasta que Matatías dijo a su gente: “Si todos nos comportamos como nuestros hermanos y no peleamos contra esta gente en defensa de nuestras vidas y de nuestras costumbres, muy pronto nos exterminarán de la tierra”. Por lo que dijeron: “Hagamos frente a todo el que venga a atacarnos en día sábado, para no morir como nuestros hermanos en sus refugios”. (1 Mac 2, 29-41). Si no reaccionamos defendiéndonos los católicos van a exterminarnos porque como verdadera Iglesia somos el blanco del demonio que es el príncipe de este mundo.
Cristo dijo: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada” (Mt. 10,34)
Busquemos la paz de Cristo que no es la que nos ofrece el mundo, defendiendo nuestra Fe y a los nuestros.
Trabajando para que Cristo reine
Augusto TorchSon
Nacionalismo Católico San Juan Bautista: El pacifismo es cobardía o tibieza, nunca una actitud católica.
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