Re: ¡Peligro: anticarlismo en la Prensa!
En realidad el problema de la difamación es ya muy viejo, por ejemplo, hace cien años ya se acusaba al Carlismo de estar en la base del nacionalismo vasco y sobre ello hay documentación que lo explica. Pero lo que ha cambiado son dos cosas, de una parte que la presencia carlista es mucho más "invisible", es decir, que hoy en día hay menor implantación en el país como puede ser el caso navarro, y de otra que el escenario es totalmente distinto. Hace un siglo las noticias tardaban mucho en extenderse y hasta era posible que la respuesta ya estuviese preparada, pero hoy con los medios que hay resulta prácticamente imposible defenderse y desenmascarar a tanto farsante. Y sin ir tan lejos, cuando la ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco, alguien como Paco Umbral (un miserable que está muerto) ya redactó en su columna habitual de "El Mundo"un libelo monumental que empezó titulando "Cuando la carlistada mata a un español". Y pese a estar muerto, afirmo que era un miserable por que sólo el título ya de por si no sólo era una mentira, una falacia, estaba llena de injusticia, sino que fue una ofensa a todo el Carlismo, incluidos los carlistas asesinados por la ETA. Pero ¿qué se puede esperar de sujetos así?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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