Propiamente el régimen se autodefinía como democracia orgánica, contrapuesta a la democracia inorgánica, o de partidos, la única que hoy se considera como democracia.

Aun así pueden caber muchas objeciones en sentido teológico contra la democracia orgánica (la actual inorgánica es una aberración teológica) si partimos de Santo Tomás de Aquino, que ensalzaba el gobierno de pocos mejor que el de muchos y el de uno mejor que el de pocos en su "Del Gobierno de los príncipes"): gobierno de uno o de pocos, por supuesto virtuosos y cristianos.

Llamar constantemente a aquel régimen "dictadura" vendría a ser como tachar a la inversa, a lo que en esta época padecemos, contantemente como "demagogia" o "oclocracia" (gobierno de los peores), etc, y en alguna época no dudo que eso ocurrirá.

Aquí un estudio de la democracia orgánica:

https://www.elespañoldigital.com/democracia-organica/