Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 2 de 2

Tema: Los carlistas “separados" dialogaban…

  1. #1
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,354
    Post Thanks / Like

    Los carlistas “separados" dialogaban…

    Los carlistas “separados" dialogaban…


    Revista
    ¿QUÉ PASA? núm 183, 1-Jul-1967

    LA ORDENADA CONCURRENCIA DE CRITERIOS DIFERENTES

    Los carlistas “separados" dialogan…


    Sr. D. Joaquín Pérez Madrigal.
    Director de ¿QUE PASA?

    "Muy señor mío:

    En dos cartas anteriores que merecieron de la benevolencia de usted ser publicadas en ¿QUE PASA?, creo haber rectificado algunas de las afirmaciones del señor G. Bayod, que con galantería que agradezco, me cita repetidas veces en sus últimas crónicas.

    Estas rectificaciones fueron y son en la actualidad necesarias y han servido para dejar terminantemente situadas algunas realidades del momento en la vida de la Comunión Tradicionalista.

    No se puede decir (como lo hace el señor G. Bayod, contradiciendo sus propias palabras de contestación a los señores Casañas, Cusell y «Mendibelza») que no existe un cisma claro en el Carlismo de nuestros días (1967), porque existe tal cisma, existe la herejía y existe el desviacionismo.

    El señor G. Bayod debe comprender que la casi total discrepancia doctrinal que, actualmente, separa a los ortodoxos carlistas—que siguen a la Regencia de Estella— de aquellos otros que ponen su lealtad al servicio de nostálgicos e infecundos personalismos dinásticos (francamente heterodoxos desde el punto de vista del Tradicionalismo) es una discrepancia fundamental que no puede ni se debe ocultar ni esconder, aunque declaremos el agudísimo dolor que sentimos al tener que denunciar y reprobarlas conductas religioso-políticas de tantos buenos amigos de antaño.

    Me parecen muy divertidos los ejemplos que utiliza el señor Bayod para intentar convencernos de que existen dos ortodoxias diferentes en el Tradicionalismo (¿?): la Doctrinal y la Dinástica. Lo malo o bueno es que tal distinción no cabe para el caso. Ni son dos ortodoxias ni son diecisiete, sino una sola ortodoxia: LA ORTODOXIA.

    Si se envereda por los ejemplos divertidos se puede llegar a no se sabe qué fines; de donde creo convenga se le dé al señor G. Bayod una llamada de atención que le coloque en camino cierto y seguro —con todos los respetos—: ni la organización de la Santa Madre Iglesia se puede comparar a la Organización de la Comunión Carlista, ni al Rey de España se le puede comparar con el Sumo Pontífice; ni la Iglesia Católica y Apostólica Romana ha dicho —ni podrá decirlo— que los cismáticos sean los ortodoxos, ni que los católicos seríamos «una chispirritina menos ortodoxos» si no acatásemos la incuestionable autoridad de S. S. el Papa.

    Pero ¿cómo silenciar esta otra de las sorprendentes teorías del señor G. Bayod? (Se pretende ejemplarizar lo precario del futuro político de la Regencia de Estella en base a una curiosísima mezcolanza de secesiones: Mellismo, Integrismo, Cabrerismos, Cradismo, Futurismo, etc., etc.)

    No creo que el señor G. Bayod se moleste si se le pregunta si puede aportar un solo testimonio de que Cabrera, Nocedal o Mella jamás, jamás, se propusieron ser regentes de España. Y todo el mundo, o casi todo, sabe que las razones que originaron las escisiones de Cabrera, Nocedal o Mella —de consecuencias importantísimas todas tres, no obstante la opinión encontrada del admirado publicista señor G. Bayod— fueron de raíz esencialmente diferentes a las que crearon la necesidad de la Proclamación de la Regencia de Estella.

    También está dentro de la esfera de lo divertido aquello de que no se sepa de «dónde ME HABRE EXTRAIDO SEMEJANTE HEREJIA» (se refiere a que le he atribuido, en mi carta de 6 de abril publicada parcialmente en ¿QUE PASA?, una preferencia dinástica a favor de determinados Príncipes). Sorprendido me pregunto: ¿es que acaso cree el señor G. Bayod que no se le notan sus preferencias principescas? ¿O será, acaso, que crea sinceramente que tales preferencias son en realidad «heréticas»? De una cosa estoy absolutamente seguro: que semanalmente, con constancia ejemplarísima, desde hace años, todos los lectores de ¿QUE PASA? sabemos que tiene esas preferencias dinásticas porque las ha afirmado, casi siempre con énfasis, CIENTOS DE VECES, y yo no he hecho otra cosa que creerle por su palabra honrada. De modo que, así las cosas, dejando a un lado su propia calificación —en cuanto a su preferencia— de «herejía», debo rogarle que no me atribuya caprichosamente eso que llama «excitaciones pasionales», ni el propósito de falsear o tergiversar su postura. Sencillamente me he limitado a creer repito, lo que él durante años ha venido diciendo, semana tras semana, en la revista ¿QUE PASA? Para probar con toda evidencia lo que llevo dicho bastará me remita a la memoria de los lectores y, naturalmente, a la de usted, señor Pérez Madrigal. Y pelillos a la mar.

    La introducción de estos ejemplos, comparaciones y digresiones en las materias que venimos discutiendo, es sencillamente ganas de embrollar la cuestión, lo que no sé, en definitiva, si viene mal o bien para glorificar las posturas. Pero a mí, por lo menos, me parece que todo es mucho más simple y directo. Y me atrevo a esperar que usted, don Joaquín, y los lectores de ¿QUE PASA? sean de mi misma opinión.

    Los criterios que creo haber rectificado —por considerarlos equivocados— se pueden condensar en los siguientes puntos:

    Primero. —Somos muchos —incontables al decir del testigo presencial y cronista de ¿QUE PASA?— los que seguimos la bandera que alza y sostiene la Regencia de Estella. Y esa «incontable» expresión del pueblo carlista está perfectamente informada, tiene una gran disciplina y sus bases políticas se fundamentan en un gran realismo y objetividad, amparadas en una inconmovible fe en la bendita Intercesión de la Santísima Virgen.

    Segundo.—Es absolutamente erróneo que al aplec de Montserrat asistan carlistas ignorantes de la autoridad en nombre de la cual se hace la convocatoria. A Montserrat, con ocasión del aplec, no sube nadie que no sepa que es, exactamente, la Regencia de Estella quien congrega en la Montaña Sagrada a los carlistas —y a muchos simpatizantes— para orar por España y los Mártires, para hacer sus afirmaciones políticas y para dar las necesarias consignas a la Comunión.

    Tercero.—La vida de la Regencia, pese a lo que dice creer el señor G. Bayod, está más que garantizada por el concurso de muchos y buenísimos patriotas y categorizadísimos carlistas de todas las regiones españolas. El número de estos patriotas y carlistas crece constantemente. ¿Cuántas Juntas de Defensa han nacido en el seno de la Comunión durante estos tres últimos años? ¿Cuántas Juntas de Defensa nacen todos los días?

    Cuarta.—Aferrarse tercamente a personalismos estériles es, si se quiere hacer un análisis objetivo, prueba de que se pretende meter a la pujante Comunión Tradicionalista en una vía muerta y arrinconarla para que, inexpresiva, cansada y cohibida, no se atreva a opinar ni tenga medios para intervenir en el concierto nacional. Por eso somos «incontables» los carlistas que creemos que es grotesca la clasificación de «monárquicos sin rey» en la que, con muy buena intención, desde luego, nos quiere encasillar mi admirado señor G. Bayod.

    No somos «monárquicos sin rey», no; pero como somos, eso sí, LEGITIMISTAS, nos negamos rotundamente a ser CARLISTAS CON PRETENDIENTE. Nosotros no apoyaremos nunca a ningún posible candidato a Pretendiente. El Carlismo desea y necesita Rey para España y Caudillo para la Causa, y este deseo y esta necesidad son, asimismo, nuestros; pero mientras no llegue la feliz ocasión, acatamiento y proclamación —con arreglo a derecho y costumbres—del PRINCIPE CARLISTA, debemos resignarnos y esperar con fe y apoyar con fuerza y todo entusiasmo una institución genuinamente monárquica que garantice la dirección sustantivamente carlista de la Comunión y guarde y salve los Principios en toda su pureza, sin blandengues interpretaciones, sinuosas correcciones, sutiles mutilaciones o maquiavélicas desviaciones; esta Institución no puede ser otra que la Regencia (nacida —como aconsejó el gran Carlos VII—de la entraña misma del lealísimo y no corrompido pueblo carlista).

    Si estuviese viva la que fue Princesa de Beira —¡qué ejemplo de lealtad a la Causal— no habría nadie que se atreviese a discutir esta única solución posible (adecuada en el presente para resolver todos los graves problemas que tiene planteados el futuro del país y, desde luego, la Comunión). Es prudente insistir: la solución que requiere hoy, y que va a requerir también «mañana», el Tradicionalismo, es la misma que tuvo que dar la excepcional Princesa de Beira a los problemas que planteó la desviación del Conde de Montizón —padre de don Carlos VII—; y nadie puede negar que, en aquella coyuntura, los problemas se resolvieron a satisfacción gracias precisamente a los cauces legales y legitimistas que comprende la institución de la Regencia. De mí puedo decir que prefiero hacer caso a la enérgica y serena Princesa —y dar calor a la solución de la Regencia— y no hacerlo del mal consejo del señor G. Bayod, que estima es preferible, en razón a unas hipotéticasy desconocidas ventajas, abandonar en la trocha—con desprecio de los Mártires— jirones, sin compostura posible, del Santo Ideario.

    Con sana intención, que no puedo poner en tela de juicio, parece se quieren compaginar —seguramente para dar un mayor empuje y cuerpo a las fuerzas vivas del Tradicionalismo— dos palabras esencial y sustancialmente antitéticas: Revolución y Tradición. Ni puedo ni quiero entrar a discutir el fondo ni la forma del delicado asunto, ya que será suficiente recordar que mientras la Revolución no deje de ser Revolución y la Tradición continúe a ser lo que es, nadie puede lograr la «simbiosis» del Carlismo con movimientos sedicentemente revolucionarios —sean éstos del matiz o apellido que fueren—, y aunque otra cosa diga y quiera el admirable señor G. Bayod. ¿Será posible que le recuerde, sin el menor propósito de molestarle, claro, ya que hablamos de materias «delicadas», que él no tiene la menor autoridad para excluir a nadie de la Comunión?...

    Y creo sea de mi obligación, ahora, soslayar lo que de reticente contra mi persona o contra mis ideas puedan tener los escritos que necesitan ser puntualizados en esta especie de polémica; y espero se sepa comprender que, como decía en mi anterior, estas puntualizaciones están hechas y dictadas con mi exclusiva responsabilidad y representación. Así como también creo estar obligado a pedir a todos perdón por la excesiva extensión de mi escrito y su lamentable falta de estilo literario.

    Pero, eso sí, sepa usted, señor Pérez Madrigal, que soy incondicionalmente suyo, en Cristo Rey."

    —JOAQUIN GARCIA DE LA CONCHA

    Última edición por ALACRAN; Hace 3 semanas a las 11:01
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

  2. #2
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,354
    Post Thanks / Like

    Re: Los carlistas “separados" dialogaban…

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    "¿Quién es el último Maroto? Acaso lo sea el secretario general de la Comunión Tradicionalista”…


    Revista ¿QUÉ PASA? núm.202, 11-Nov-1967

    ¿Quién es el último Maroto? Acaso lo sea el secretario general de la Comunión Tradicionalista

    Por ROBERTO BAYOD PALLARES

    ¡LAS CARTAS BOCA ARRIBA!

    Las tempestades antiespañolas, soplando del mismo lado que las tormentas anticatólicas, no han podido en ciento cincuenta años cortar el hilo de la continuidad de esa fuerza vital que es el carlismo, porque él no puede morir, ya que es inmortal.

    Todos los poderes ocultos firman alianzas contra la Tradición hispánica, católica, monárquica y logran contactos y pactos con los poderes que no son ocultos. Los primeros, que son los tenebrosos, se infiltran en los más altos puestos entre los rectores de la causa, y ocupan elevados peldaños. Son modernos Judas que siguen las consignas y enseñanzas del maestro, de aquel que llegó a sentarse en la misma mesa del Rey de Reyes, precisamente en el momento más importante entre la Encarnación y la Redención. Sus seguidores, a través de los siglos, van realizando la misma tarea destructora. Ejemplos los tenemos en todas las páginas de la Historia. No obstante, nosotros no mencionaremos más que algunas de las traiciones que demuestran que el carlismo no puede morir, ya que es inmortal.

    Lo que ocurre es que la traición de Maroto es modelo perfecto de todas las demás. Reúne todos los agravantes, incluso fue festejada con desfiles y con manifestaciones ostentosas. No por ello murió el carlismo. Cabrera continuó con sus aguerridas huestes, recibiendo los impactos de continuas traiciones, a las que se sucedieron otras cuando la guerra capitaneada por Carlos VI, en el desembarco de San Carlos de la Rápita, y otras en la última guerra del siglo XIX, cuando Carlos VII. Ninguna de esas traiciones acabó con el carlismo, pues no puede morir, ya que es inmortal.

    Llegamos a los últimos años (1967). El carlismo se había repuesto de la convulsión interior originada por la escisión del reducido grupo que aceptó al conde de Barcelona. El pueblo carlista seguía fiel a los Borbón-Parma, y se aglutinaba como un solo hombre en torno a los dirigentes de la Comunión Tradicionalista. Entre estos destacaban las grandes figuras de Zamanillo y de Valiente (ambos procedentes del integrismo).

    Zamanillo, el hombre que siguió la trayectoria de sus mayores, el carlista-clave, juntamente con Fal-Conde, en la preparación del Alzamiento por parte de la Comunión Tradicionalista. Zamanillo era el jefe nacional del Requeté, era el organizador por excelencia y, al propio tiempo, de una cultura y formación política adecuada para desempeñar los más altos puestos. Sus dotes le llevarían al puesto de secretario general de la Comunión Tradicionalista y a la presidencia de la Hermandad de Antiguos Tercios de Requetés, y más tarde a la Secretaría de las Cortes Españolas y a formar parte de ponencias sobre leyes fundamentales. Representaba la fidelidad a la doctrina y a la dinastía, así como a los héroes y mártires de la Cruzada. Estas cualidades eran un estorbo para los falsos carlistas que lograban escalar puestos, hasta alcanzar los más decisivos en la marcha del Tradicionalismo. Me refiero, como nuestros lectores habrán adivinado, a Massó, a Parrilla y a sus amigos y satélites. Les urgía la separación del carlista sano y fiel. Por medio de ardides lo lograron y se frotaron las manos, pero el carlismo continuó rindiendo sus frutos, porque el carlismo no puede morir, ya que es inmortal.

    Valiente era otro Aparisi y Guijarro. Por medio del estudio, de la observación, del talento en la busca de la verdad, halla que la única puerta de salvación de España está en el carlismo. También es hombre de grandes dotes, es un verdadero «hombre de Estado». Valiente conoce los secretos de la política y no se amedrenta por las falsas maniobras de los demás. Tiene una oratoria arrolladora, porque además, siente cuanto dice. Es capaz de inflamar a todo un pueblo, a pesar de que jamás su palabra degenera en demagogia. Su carlismo íntegro y su lealtad al 18 de julio y a su Cruzada, así como sus cualidades, le llevaron al puesto de mayor responsabilidad en el carlismo. Sucede a Fal-Conde (tras un interregno) como jefe delegado de la Comunión Tradicionalista. Con este título ha sido recibido por el Caudillo, según notas de la prensa. Es el representante de don Javier Borbón-Parma. Los falsos carlistas, es decir los intrusos en el religioso y patriótico recinto de la Comunión Tradicionalista creen que, habiendo eliminado a Zamanillo no hay necesidad, de momento, de apartar a Valiente. Creen que será suficiente para que el carlismo muera, pero olvidan –o ignoraban— que el carlismo no puede morir, ya que es inmortal.

    Efectivamente, no consiguen matar al Tradicionalismo, a pesar de las marañas. El carlismo sigue su marcha, y está presente en la vida política española, como lo demuestran las constantes y fructíferas actuaciones de los Procuradores en Cortes de marcada formación ideológica en la Tradición, al discutirse importantes dictámenes en las Comisiones de Leyes Fundamentales. Esos mismos Procuradores son atacados por los intrusos en el carlismo, precisamente porque la labor que realizaban era la de católicos a machamartillo. Los conjurados contra la sacrosanta Causa se desesperan al ver la inmortalidad del carlismo. Contemplan con odio el clamor popular de adhesión en la plaza de los Fueros de Estella a don Javier Borbón-Parma y al profesor Valiente (mayo de 1967), y publican una nota en la prensa, según la cual se separan de la ideología de la Monarquía Tradicional, es decir, abandonan el carlismo. Creían —lo que hace la ignorancia o la pasión desenfrenada o el orgullo— que el pueblo carlista les seguiría, y con él podrían formar un partido progresista, aliado con cuantos quieran oponerse al régimen surgido de la sangre de los requetés. Se equivocaron. porque el carlismo no puede morir, ya que es inmortal.

    De todo ese grupo la figura más destacada, la que había llegado a ocupar los puestos de mayor confianza, es Massó, cual otro Maroto. Mas la huida de este grupito no dejó limpia la Comunión Tradicionalista. Quedaron agazapados varios de sus amigos y discípulos, que eran hechura ideológica en progresismo y neoliberalismo. Estos tumores se podrían localizar en la esfera nacional, así como en los órganos regionales. No cabe silenciar a ese querido diario «El Pensamiento Navarro» que hace año y medio, es decir, hasta que el Consejo de Administración —en gran parte afecto a la dinastía liberal de Estoril— consiguió desplazar al culto, inteligente, sagaz y carlista de cuerpo entero don Francisco López Sanz. Este diario, aliado con Massó, sigue su labor desorientadora en materia tradicional. Una de cal y otra de arena, para que la labor sea más nefasta y menos denunciable. Desde la propia fortaleza del carlismo atacan a éste, pero no puede morir porque es inmortal.

    ¿Cómo es posible que siga la labor destructora de los Massó y Parrilla, aun estando fuera de la disciplina de la Comunión Tradicionalista? Por medio de esos hombres, aliados suyos, que escriben en «El Pensamiento Navarro» (y hasta en la limpia y ortodoxa «Montejurra» han logrado introducir su basura política, si bien esperamos que tan sólo haya sido un «lapsus», y ante todo por medio de un hombre que logró quedarse y que ha ocupado —y sigue ocupando todavía— el puesto de mayor responsabilidad en el Gobierno de la Comunión Tradicionalista, después del profesor Valiente. Este nuevo y más reciente Maroto se llama —NO OS ASUSTEIS, QUERIDOS CARLISTAS— don José María Zavala, secretario general de la Comunión Tradicionalista, ferviente enemigo de este semanario, amigo de Massó y que quiere pactar con los enemigos del Régimen (comunistas, anarco-sindicalistas, republicanos, demócrata cristianos, socialistas, etc.) y que a tal efecto él y su amigo Massó consideran que lo mejor es desplazar al integérrimo profesor Valiente, como ayer lo hicieron con Zamanillo, admirado éste por todos los verdaderos carlistas. Creen que si su operación «Moisés» sale victoriosa podrán matar al carlismo, pero ignoran que no puede morir porque es invencible.

    ¿Por cuánto tiempo el señor Zavala continuará siendo pieza fundamental en el gobierno del carlismo? ¿No se tomarán medidas por quien corresponda para impedir el que se consume la alta traición?

    Nosotros —yo al menos— aún tenemos confianza en que la dinastía Borbón-Parma salga inmaculada de esta prueba quizá definitiva para su legitimidad. Se impone la energía contra quien osa pactar con los que fueron los asesinos de los requetés inmolados por la Causa. Esta limpieza debe ser empleando los detergentes más poderosos, y no solamente en ese alto dirigente, sino en todos los rincones de la Patria, muy especialmente en sus órganos de difusión. El día glorioso en el que se demuestre que la dinastía coge el látigo como Jesús en el templo y arroja a todos los que profanan la casa o familia del carlismo, el día en que se demuestre que la dinastía legítima, portavoz y portaestandarte de la Tradición, no tiene contactos públicos, semipúblicos o privados con miembros de la dinastía liberal será llegado el momento en que otros carlistas fieles a la doctrina se abrazarán efusivamente a todos nosotros y todos juntos defenderemos la bandera de la Santa Tradición, que no puede morir, ya que es invencible.

    Son varios los amigos y correligionarios que se me han ofrecido a firmar esta colaboración, como formando un grupo de fieles a la dinastía, a la doctrina carlista, a los Principios del Movimiento y a sus Leyes Fundamentales, pero he querido soportar yo sólo las iras que se acumularán de todos esos que queremos desenmascarar.

    Es grave, muy grave la acusación, ya lo sabemos, pero las pruebas están BOCA ARRIBA.

    ¡Viva don Javier! ¡Viva la Tradición!


    Última edición por ALACRAN; Hace 3 semanas a las 16:19
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Respuestas: 16
    Último mensaje: 20/01/2019, 23:40
  2. Tuitter enloquece hasta a "responsables Carlistas"
    Por Vainilla en el foro Tertúlia
    Respuestas: 13
    Último mensaje: 23/09/2017, 01:59
  3. ¿Separados mejor que unidos?
    Por Hyeronimus en el foro Hispanoamérica
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 14/01/2016, 12:29
  4. Respuestas: 2
    Último mensaje: 18/09/2011, 15:08
  5. Memoria Histórica y hermanos separados Evangélicos alegrándose de la victoria del FP
    Por mmorillo en el foro Historiografía y Bibliografía
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 24/07/2011, 13:48

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •