Cuanto a lo que ha dicho Donoso, yo creo que politica es más que propaganda (en el sentido de comunicación de mensajes políticos con objetivo de adesión y formatados para tal), y puede ser vista por más opticas que la partidaria o la electoral.
Yo creo que el carlismo (no hablando del Partido Carlista) viene, desde hace largos años, a hacer politica tradicionalista o carlista con mucho valor, al nivel de la producción ideologica y programatica, del posicionamento del movimiento cuanto los multiples escenarios en que se mueve la realidad socio-politica española actual. Menos, quizás, en la area economica - o por lo menos yo no termino de ver cuál es la orientación del carlismo y particularmente de la CTC en esta materia, en que la propia doctrina social de la iglesia no prové un modelo concreto - la razón por la cuál Belloq lanzó las bases del distributismo. Pero el carlismo no es declaradamente distributista y, así, queda una larga indefinición en este tema, como referí.
En lo demás, donde llega mi flaco conocimiento, el carlismo no deja cuestiones por responder, proponendo todo un ordenamiento juridico de concretización de sus opciones politicas/sociales y eso, para mí, es hacer política y politica carlista, produciendo una alternativa tradicionalista. Será, quizás, politica de salón: pero es un trabajo imprescindible y prévio a la comunicación exterior. Sin un producto para vender no podemos verderlo.
Ahí está el problema: en la venta del producto. Sí, sabemos nosotros que el producto tiene calidad tecnica, intrinseca; pero... no tiene acogimiento en el mercado. Ese flaco acogimiento es común a todas los valores que defiende el carlismo - Dios, Patria, Fueros, Rey - porque combaten al individualismo por el Bien Común de una colectividad. Eso antagoniza la escoja individualista que es el voto dicho "democratico". Por esa misma razón, los partidos que más atacan a la Iglesia y a la moral cristiana ofrecendo a cambio promesas de consumo facil y descartable (la dicotomia sexo libre / aborto libre es buen ejemplo) tienen, al invés, una incostestable preferencia en las escojas individuales de voto. Esto pasa a la escala mundial, en la que la globalización (consumista, por naturaleza) es el vehículo perfecto de transmisión modal del fenomeno, hecendolo más dificil de combatir a la escala nacional. El carlismo vive las glorias y los sufrimientos del catolicismo... y este tiempo que vivimos, es tiempo de sufrir.
Por mucho que la CTC intente luchar en el campo democratico o electoral - y creo que hace un trabajo muy meritorio, sin paralelo en el campo tradicionalista - el carlismo, como todo el tradicionalismo, es visceralmente antidemocratico, anti-individualista por esencia; como tal, poco seductor del voto "democratico", sin mentir al pueblo y a su propia identidad politica. Esto vale por decir que no es para mí posible que el carlismo alguna vez llegue al poder (de lo que sea) por la mano del elector. Por lo propio y por lo elector. Pero Ordóñez me recuerda siempre que hay eleciones que no son para vencer: sólo para tener presencia, tener tiempo de antena, tener notoriedad. Si alguna poca notoriedad tiene el verdadero carlismo (que no lo del partido carlista) hoy, si estamos aqui debatiendo este tema, eso se debe, en mucho, a este combate de la CTC. Y ha valido la pena, ni que sea para que los españoles sepan que, cuando los vientos cambiaren y el liberalismo podrir de vil, que el carlismo no ha muerto y tienen al requeté para les defender, en ese día como en el 18 de Julio de 1936.
PD: Hasta que llegue ese dia, pues conviene encontrar un rey...![]()
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