El Patio de Banderas de Sevilla mostrará parte de sus secretos ocultos en octubre
A falta de 3,7 millones para la cripta definitiva, el Alcázar abrirá una pequeña sala con restos romanos, visigodos e islámicos
Cripta con algunos de los restos arqueológicos del Patio de Banderas / JUAN FLORESFuente: M. J. PEREIRA / A. GARCÍA REYES | ABC 07/06/2015
El Patronato del Real Alcázar culminó en marzo los trabajos de cubrición del yacimiento arqueológico del Patio de Banderas y ahora ha terminado la habilitación de una pequeña sala expositiva con algunos de los restos hallados. A la espera de disponer de los 3,7 millones de euros necesarios para llevar a cabo la musealización y puesta en uso de una gran cripta que permita hacer un recorrido completo del yacimiento arqueológico, el Real Alcázar abrirá allí una sala expositiva de 130 metros cuadrados, visitable a partir de octubre en grupos reducidos de treinta investigadores, escolares o universitarios, según Jacinto Pérez Elliot, director de este monumento.
Bajo la batuta del arqueólogo Miguel Ángel Tabales, en 2009 se iniciaron excavaciones en el Patio Banderas, continuando así con los trabajos realizados en 1974 por Manuel Bendala, cuyo fruto fue el descubrimiento de un baptisterio paleocristiano del siglo IV, que podría ser de la basílica de San Vicente, extramuros de la ciudad visigoda. Por problemas de presupuesto, los trabajos que hubieran podido realizarse en un año se prolongaron desde 2009 hasta 2012 con un coste de 2,2 millones de euros.
La idea inicial era realizar una gran cripta arqueológica de 3,7 millones de euros, que permitiera contemplar restos de 2.000 años de historia de Sevilla, desde el siglo IX a.C. al XII d.C.: hornos de cocina del período final de la Edad del Bronce, correspondientes a los primeros asentamientos en la ciudad; un posible foro romano, vestigios paleocristianos, visigodos y finalmente la Alcazaba islámica.
La gran cripta incluía la ampliación del yacimiento hacia el Norte, para realizar una entrada al mismo por el salón del Apeadero del Real Alcázar y la salida por la casa 16 del Patio de Banderas. En esa ampliación se espera encontrar restos de la plaza a la que pertenecían las galerías subterráneas halladas y de un templo dedicado a Isis. Además, el proyecto original contemplada la unión de los restos hallados desde 2009 con la cripta de Manuel Bendala. «La construcción de esa gran cripta es –según Jacinto Pérez Elliot– el final de un proceso de investigación y puesta en valor de unos trabajos para el conocimiento histórico de la ciudad y del Real Alcázar».
Aunque el Alcázar tiene todos los años un superávit de más de un millón de euros, la Ley de estabilidad presupuestaria le impide gastar ese dinero, por lo que en octubre 2013 se decidió cubrir el área excavada y devolver el aspecto previo al Patio de Banderas, a la espera de una futura reanudación de los trabajos de la cripta arqueológica que abarque la totalidad del yacimiento. En febrero de 2014 el Patronato del Real Alcázar presentó a la Junta un proyecto de 350.000 euros para proteger y cubrir lo excavado, así como para crear una pequeña cripta provisional, a modo de sala expositiva, de unos 130 metros cuadrados, proyecto que en junio del pasado año fue autorizado por la Comisión Provincial de Patrimonio.
En noviembre se iniciaron los trabajos de cubrición y de la sala expositiva, con Francisco Reina como arquitecto. «Hemos cubierto con malla geotextil y arena inerte los restos que quedaran ocultos. Aquellos que necesitaban una mayor protección se han cubierto con cajones de madera. Encima de ellos se ha puesto un molde de poliestireno para protegerlos, una fina capa de hormigón y encima más moldes de poliespan hasta llegar al nivel del Patio de Banderas. Ello da estabilidad a este yacimiento, que tiene una profundidad que varía de los dos a los seis metros. Ha sido fácil cubrirlo y será fácil desmontar todo cuando se haga la cripta definitiva», indicó este arquitecto.
Los restos de la minicripta están a cinco metros de profundidad respecto al nivel de la plaza y pertenecen a la fase romana tardo-republicana (60-30 a.C), permitiendo contemplar restos correspondientes a mil años de historia. «El 80% de lo que se verá en esta sala expositiva serán los restos de un hórreo o almacén portuario y el criptopórtico (galerías subterráneas) de una plaza antigua. Son visibles siete columnas de ladrillos, los restos de un pasillo y cuatro habitaciones», destaca Miguel Ángel Tabales.
En una de las paredes de la minicripta se ha dejado el perfil estratigráfico de la excavación, donde se pueden ver entre los distintos restos arqueológicos los sedimentos o rellenos dejados por inundaciones habidas en torno al año 200 a.C. Se está pendiente del análisis de esos rellenos para determinar la incidencia del agua marítima en esa inundación y poder establecer si la inundación fue provocada por un tsunami o una gran tormenta. Además, podrán contemplarse muros romanos del siglo I a.D., cimientos de un monasterio visigodo del siglo V d. C., restos de viviendas y calles musulmanas del siglo X y XI d. C, así como sus pozos. La sala expositiva mostrará los muros de los almacenes vinculados al puerto de Sevilla, con suelo de opus signinum (revestimiento hidráulico aislante), ya que el río Baetis pasaba cerca del Alcázar.
También podrá contemplarse en esta minicripta parte de una habitación (tabularium) dedicada a archivar documentos, una tumba con tégulas del siglo III o IV d. C. (sin restos óseos) y algunas columnas de piedras estriadas que pertenecieron al pórtico de la plaza.
¿Qué queda oculto?
Cerca de 600 metros cuadrados excavados entre 2009 y 2012 en el Patio de Banderas han quedado ocultos bajo moldes de poliespan, a la espera de una cripta definitiva. En ellos hay dos fosas de los siglos IX a VIII a . C, que permitirán entender mejor el origen urbano de Sevilla y la colonización fenicia. De los restos romanos quedan ocultos grandes pilares pétreos y el relieve fálico que tanto ha dado que hablar. Bajo grandes bloques de poliestireno permanecen también los restos de un gran edificio que pudo ser un monasterio. «Se ha mantenido en pie el área central de dicho inmueble, constituida por un patio porticado, del que se conservan las basas áticas del columnario, providencialmente mantenidas sobre los pilares del edificio republicano, dos metros más arriba», indica el arqueólogo Miguel Ángel Tabales. Hay restos del arrabal islámico del siglo XI, muy deteriorado por las obras de acondicionamiento de la plaza durante el siglo XX.
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