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Estimados compañeros,
Antes de empezar mi actividad como participante de este foro, veo conveniente presentarme brevemente ya que, como me enseñaron los salesianos, ante todo hay que saber comportarse en los sitios.
Soy Santiago Calderón, oriundo de Cádiz, en el Reyno de Sevilla. Mi llegada a este lugar estuvo motivada por la incesante búsqueda de un grupo de personas que compartieran conmigo un ideal donde la tradición y la Santa Fe católica impregnaran cada pequeño matiz de la concepción de España.
Soy músico de profesión y filólogo, especializado en la lengua francesa. Partiendo de esta base, desarrollo mis aficiones en torno a la Historia, la música y las lenguas, poniendo especial énfasis en el período de tiempo comprendido entre los siglos XV y XVIII. Por ello he dedicado largo tiempo a estudiar tanto la cultura francesa como la española del Renacimiento y el Barroco. Y es por ello por lo que siento un anhelo profundo de recuperar para nuestra sociedad el espíritu incansable de los españoles de antaño y el orgullo de saberse hijos de España.
Espero sinceramente que mi participación en este foro me sirva para adentrarme todo lo posible en las entrañas de la Historia de España, sus costumbres y su identidad. Y que, de paso, sea un canal útil para que nos podamos relacionar con fluidez.
Un saludo a todos
Calderón
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Es una gran noticia que compartas el espíritu del foro, hay que sumar fuerzas en ese aspecto. No dejes de compartir también la información que creas interesante, aquí todos aprendemos de todos.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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