La raigambre canaria de Uruguay de actualidad
El historiador uruguayo de ascendencia majorera Néstor Hormiga ultima un libro sobre la emigración canaria hacia Uruguay.




La ciudad de Montevideo, uno de los puertos naturales más bonitos del mundo y capital del país, fue fundada por trece familias canarias. Además, los habitantes del Departamento de Canelones son conocidos como los canarios y, en la capital, se llama “canarios” a los ciudadanos del interior.




A. Camino. CanariasAhora. Miles de palmeras canarias adornan las plazas, jalonan las carreteras y salpican las chacras de todo un país. Miles de phoenix canariensis hunden sus raíces en la tierra charrúa, al igual que la historia de Uruguay hunde sus raíces en nuestro terruño atlántico. No en vano, la colonización canaria marcó los orígenes del actual país austral con pobladores que “grabaron a fuego sus formas de ser, de actuar y de sentir, propiamente isleñas”, según narra Leonardo Borges en el libro La historia secreta de Montevideo (Ediciones de la Plaza, 2007). En opinión del historiador uruguayo, “muchas son las colectividades que formaron nuestra identidad. (…) Y todas ellas forman una pieza del complejo rompecabezas de la identidad. Pero sólo una, desde nuestra progenie hasta hoy, ha marcado tanto nuestra idiosincrasia”, concluye Borges en referencia a la comunidad procedente de Canarias. En este contexto, el también licenciado en Historia y, además, encargado del archivo del Cabildo de Montevideo, Néstor Hormiga, recuerda que “el parecido del habla es indudable y el uruguayo, psicológicamente, es muy canario: apagado y calmo”. Precisamente, Hormiga, con ascendencia canaria, ultima para finales de 2011 la edición de un volumen sobre la historia de la emigración del Archipiélago, más numerosa pero menos analizada que el flujo de expatriados desde Galicia o País Vasco. Entre sorbos de mate, Néstor Hormiga sitúa por encima del 60% la población del país (alrededor de 3,4 millones de personas en total) con raíces isleñas y atribuye su investigación, progresión académica y justicia histórica al margen, a una necesidad personal de profundizar en sus propios orígenes. “Mi abuelo no contaba nada”, lamenta sobre el mutismo de su antepasado, descendiente de una de las familias fundadoras de Puerto Cabras (actual Puerto del Rosario). Desde Fuerteventura, el abuelo de Néstor Hormiga se trasladó a Tenerife y conoció a su futura esposa en Arona, desde donde partieron con rumbo a Montevideo a bordo del vapor Infanta Isabel de Borbón en 1918. Carpintero portuario, militante de la rama anarquista del Partido Colorado e hincha del Club Atlético Peñarol, “nunca más volvió a Canarias”, resume su nieto, que confía en conocer pronto la tierra de sus ancestros. “Me encantaría, sobre todo Fuerteventura”.




“Un doblón a cada persona más los instrumentos de labor”






Miles de historias similares protagonizaron emigrantes canarios, en su mayoría procedentes de Fuerteventura y Lanzarote, en Uruguay a lo largo de diversas oleadas hasta mediados del siglo pasado. Todos ellos continuaron la ruta marcada por los primeros colonos isleños a inicios del XVIII. El proceso fundacional de Montevideo arrancó, según apunta Néstor Hormiga, en 1724 “para frenar el avance portugués” sobre la orilla oriental del Río de la Plata. Por entonces y tras mandato del rey Felipe V, el gobernador de Buenos Aires, el vizcaíno Bruno Mauricio de Zabala, instaló un campamento militar sobre los terrenos de la actual capital uruguaya, aunque todavía faltaban pobladores para transformar de precario en permanente el asentamiento con el objetivo de fundar una ciudad. Por ello, el monarca español envió cartas a los gobernadores de Galicia y Canarias para disponer el reclutamiento de colonos, aunque tan sólo se ejecutó la orden en las islas gracias a la experiencia previa del marqués de Vallehermoso en expediciones similares con rumbo al Caribe.






Tras los edictos difundidos en Santa Cruz de Tenerife, La Orotava y Tacoronte “para que las familias que voluntariamente quisieran pasar a dicho puerto de Buenos Aires para la población de los sitios de Montevideo y Maldonado comparezcan sin dilación ante su merced para alistarse y aprontarse, advirtiendo se le dará un doblón a cada persona por un vez y más los instrumentos de labor que necesiten”, el buque Nuestra Señora de la Encina, apodado La Bretaña y dotado con 24 cañones, partió del puerto chicharrero en agosto de 1726 con 20 familias a bordo para una travesía de 90 días. La “facilidad” para enrolar en la aventura a un centenar de personas “indica que existía en los habitantes de las islas una determinada intención emigratoria”, estima Luis Enrique Azarola Gil en el libro Los orígenes de Montevideo 1607-1749 (La Facultad, 1933), antes de atribuir tal predisposición a la pertenencia de los colonos a “la clase más desamparada o baja en su país de su origen” y a las “noticias de las escalas de los buques en Canarias, con crónicas verbales que adquieren relieves de leyenda”.






Finalmente, un total de 13 familias canarias, a las que se sumaron otras 6 de Buenos Aires, desembarcaron en la bahía de Montevideo el 19 de diciembre de 1726, aunque Azarola Gil sitúa la fecha de fundación jurídica de la ciudad en 1729 después de una segunda colonización isleña mediante el arribo de otras 130 personas a bordo del navío San Martín. A partir de ahí, todo resultó más sencillo, en opinión del historiador uruguayo, para poblar el nuevo territorio: “Convengamos en que las ventajas del avecindamiento eran más promisorias gracias a las doncellas que llegan del lejano archipiélago y que ofrecían el aliciente de su juventud, sus labores, sus virtudes domésticas y su piel blanca. (…) De ahí que la presencia de las guapas muchachas isleñas estimulase el celo, antes reacio, de poblar el paraje. Con ellas empezó en Montevideo toda una tradición de amable hospitalidad y fueran ellas las que dieron a la tierra semidesierta y bárbara un primer rayo de gracia y belleza moral”.






Canelones, la isla canaria 'perdida'






Canelones es una región de Uruguay que hunde sus raíces en Canarias. Fueron varias familias procedentes de las islas las que se encargaron de colonizar y modernizar esta región desde mediados del siglo XVIII. Canelones lleva el nombre de Comuna Canaria, ya que fue una zona colonizada por los canarios. La investigación ha sacado a la luz hasta los nombres de los emigrantes canarios que viajaron en los buques fletados desde Lanzarote y Fuertenventura en 1809. Huían del habitual hambre buscando un futuro al otro lado del océano. Los habitantes de la intendencia, que comprende unos 30 pueblos, se llaman a sí mismos 'canarios' y los apellidos de la mayoría confirman un origen en las islas canarias. Manuel Hernández también señala que 'ese origen también se conserva en el folclore y la alimentación'. De hecho, en esta región existen más de 70 fábricas que se encargan de realizar gofio.

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