Este verano he estado cinco días en la Isla de Tenerife, en el Puerto de la Cruz, y me ha asombrado conocer a unas gentes tan apegadas a sus tradiciones y devotas de su tierra, pero al mismo tiempo tan católicas (tuve ocasión de comprobar y participar de la devoción "guanche" a La Candelaria el 15 de agosto, devoción por cierto muy hispanoamericana) y tan sinceramente españolas. Santa Cruz de Tenerife, que dicen que es el feudo del independentismo canario es una ciudad llena de monumentos patrióticos y militares (hay uno de Juan de Avalos al pie de la playa impresionante).
En los diarios era imposible leer algo contra España, pero paradojicamente había un enfrentamiento continuo entre las Islas de Tenerife y Gran Canaria (o "Canaria", a decir de los chicharreros). En Santa Cruz de Tenerife además existe un museo regional militar de los mejores de España y un museo de Ciencias Naturales, en la Plaza de España, de los mejores del mundo. Y sobre la inmigración la mayoría de los canarios tienen muy claros que no desean aguantar más presión sobre sus Islas.
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