Estimado Valderrábano:
No parece que la muerte sea "agradable", pues la propia naturaleza del ser humano tiende a la vida.
Según el génesis la muerte es consecuencia del pecado original.
De allí que supone un dolor y una pena.
Ejemplo de ello es el llanto de Jesús ante la muerte de su amigo Lázaro.
En realidad podríamos decir que más bien la muerte debe ser "aceptada", al menos para los creyentes, pues el alma no muere y se tiene la esperanza de que gozara para siempre junto a los Bienaventurados.
Tampoco una "larga vida" hace -de por si- que la muerte sea "agradable".
A través del Servicio Sacerdotal de Urgencia e asistido a los sacerdotes en el momento de dar el Sacramento de la Extrema-Unción, en la prácticamente totalidad de los casos, los enfermos quedaban confortados con este auxilio espiritual, sobre todo cuando podían confesarse con el sacerdote.
La inmortalidad es la creencia en que el alma no muere, por tanto va más allá del modo con que se afronte la muerte.
Cordiales saludos.
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