Pecado no creo que sea, ahora bien yo no juego a loterías, quinielas, bonolotos, ciegos, carreras de caballos, etc, etc... prácticamente nunca. ¡Ni la tradicional participación de Navidad o del Niño!. Quizás me venga la cosa de familia, ya que nunca se jugó dinero en casa en este tipo de cosas; salvo momentos muy, muy puntuales. Recuerdo incluso en una ocasión, que una vecina le regaló a mis padres un numerito de esos de la ONCE de los antiguos, ¡y le tocaron a mi padre 200.000 pesetas de las de entonces!. Lo celebramos, más ni aún así en casa se compró lotería, para ver si continuaba la buena racha. Reconozco que somos bichos raros, jeje... pero no hay más razón para ello que la de la falta de interés en esas 'diversiones'. A veces, un numerito de una rifa a algunos niños para su viaje de fin de curso, y cosas de ese tipo de carácter benéfico. Pero poco más... ¡Rarezas familiares!.
Tradicional boleto de participación en Lotería Nacional del año 1962 (en este caso, emitido por una Parroquia de Talarrubias
y a beneficio de Acción Católica)
Como vemos, no puede ser pecado jugar a la lotería (al menos a la Lotería Nacional de 1962, claro...)
Un saludo
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