Fuente: “Documentos Colectivos del Episcopado Español. 1870-1974”. Edición de Jesús Iribarren. Biblioteca de Autores Cristianos. Páginas 74-75
25 de julio de 1889
OBISPOS ESPAÑOLES A LEÓN XIII
PROTESTA POR LA ERECCIÓN DE UNA ESTATUA A GIORDANO BRUNO
Las bodas de oro sacerdotales (1888) habían dado ocasión a un año jubilar en el que el mundo católico rindió innumerables muestras de afecto a León XIII. Eso fue interpretado como un reto por las sectas, que se propusieron responder a él erigiendo en el Campo dei Fiore, junto al palacio Farnesio, una estatua al dominico apóstata Giordano Bruno, que había sido condenado por la Inquisición y quemado en aquella plaza el año 1600.
Vista la resistencia del municipio de Roma, el Gobierno lo disolvió y amañó unas elecciones que permitieran el «desquite». El 10 de junio de 1889, un cortejo de seis mil hombres traídos de toda Italia desfiló por Roma –balcones y ventanas cerrados como silenciosa protesta de la población romana católica– llevando una bandera roja en petición de la república, una negra en honor de Satán, una verde por la masonería e innumerables insignias y estandartes de las sectas. (En el acto de la inauguración habló el famoso profesor universitario materialista Moleschott, invitado a enseñar en Italia por el nuevo Gobierno).
El Cuerpo diplomático hacia guardia junto al Papa en el Vaticano, en previsión de que, después de inaugurada la estatua, las turba asaltaran la morada del Santo Padre; y consta que, de las tres veces que León XIII pensó seriamente en abandonar Roma para refugiarse en Austria, una de ellas fue con ocasión de este luctuoso día de insulto y de blasfemia.
SUMARIO: 1. La repugnante explosión de insultos que acaba de tener lugar en Roma no hará sino aumentar la fe del pueblo cristiano. 2. La España católica y los obispos reiteran todas las anteriores declaraciones al Papa; detestan las doctrinas de Giordano Bruno, reclaman la reposición del Papa en su territorio libre.
Beatísimo Padre:
1. Un hecho incalificable acaba de tener lugar en Roma, ante el cual no podemos permanecer en silencio los obispos españoles que nos gloriamos de profesar inquebrantable adhesión a la sagrada persona de Vuestra Santidad y a la santa Iglesia, de la cual sois por divina disposición Pastor supremo. Los impíos, enemigos irreconciliables de la divina causa del catolicismo, que no cesan de hostilizarla por cuantos medios conceptúan que la puedan dañar, han preparado y realizado una repugnante explosión de insultos y vituperios contra ella, que se halla personificada en la augusta persona de Vuestra Santidad, contra quien, para vilipendiarla, dirigen muy especialmente sus ataques. Y es que, gracias a la divina protección que la sustenta, por más que sus encarnizados enemigos agotan sus recursos, que frecuentemente se convierten en gloriosos triunfos para ella, no se rinde ni se debilita; y la repugnante y sacrílega apoteosis de uno de los monstruos más abominables que recuerda la historia, esfuerzo supremo de la impiedad, al levantar con insensato y degradante empeño la figura del desdichado Bruno delante de la brillantísima de Vuestra Santidad, no servirá sino para aumentar la fe, piedad y valor del pueblo cristiano para combatir, en todos los terrenos, en pro de la causa del pontificado, que es la de nuestro divino Redentor Jesucristo.
2. Así sucederá ciertamente, porque la causa de Vuestra Santidad y de la Iglesia Católica, de la que sois Jefe supremo, brilla con más esplendentes fulgores después del rudo combate. No; la obra de Dios no sucumbirá, el astro de la Iglesia no se eclipsará, y nuevos laureles serán el brillante resultado de sus pruebas. Obra admirablemente Vuestra Santidad resistiendo siempre con valor divino en los repetidos combates que se ve obligado a sostener contra tantos enemigos de la causa del cielo. Y el valor de Vuestra Santidad se comunica a todos los miembros de la Iglesia, que cada día adquieren mayor vigor para pelear con el denuedo que Vos les inspiráis. Entre ellos tenemos la dicha de contarnos, con toda la España católica, los obispos que suscribimos, protestando de nuevo que confirmamos y ratificamos todas nuestras antiguas declaraciones, consignadas en anteriores documentos; que, con el auxilio divino, permanecemos y permaneceremos constantes hasta la muerte íntimamente unidos a Vuestra Santidad; que detestamos y execramos la doctrina y la conducta del reprobado Bruno, y de todos sus obcecados secuaces; que nuevamente protestamos contra la injusta y sacrílega detentación de los Estados de la Iglesia, que por disposición providencial ha poseído y disfrutado desde antiquísimos tiempos y, últimamente, que levantamos las manos al cielo y pedimos sin intermisión a la justicia divina pronto y eficaz remedio para tantos males como la atribulan en la tierra y diariamente os dan a Vos a beber colmado el cáliz de la amargura.
De Toledo, fiesta de nuestro glorioso Patrono el Apóstol Santiago, 25 de julio de 1889.
Tal vez no la mejor página, ni el personaje mas docto pero al menos me ha gustado como aborda el tema de Bruno. Pueden saltar al minuto 2:00 a menos que quieran escuchar un "análisis" de la película de Avathar.
¡Viva la Nueva España! ¡Viva la madre patria Española! ¡Viva la santísima virgen de Guadalupe!
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