De momento, y en espera de que compare su discurso con los textos de Schelling que es a lo que me suena a priori, este sacerdote no es cristiano. Debió serlo, pero por las razones que sean, ha derivado hacia una especie de filosofía trascendental de sentido o signo panteísta. Lo oportuno es que la propia Orden a la que pertenece inicie un proceso que lo aparte de su ministerio, que no se corresponde con lo que propugna, mediando la intervención del obispado. Y, por otro lado, él mismo, si fuera coherente y decente moralmente, debería renunciar. Si no lo hace así, demuestra ser un completo farsante.