Lo leí en algunos foros y artículos de internet, aunque también hay opiniones que dicen que no es pecado. Yo estoy más a favor de la última postura puesto que a veces hay causas químicas(lo explicará mejor un psiquiatra) que originan este padecimiento, y por supuesto no puede haber reproche moral. Desde ya que no soy una autoridad en el tema.

Por ejemplo en el artículo de Wikipedia sobre historia de la depresión:
Historia de la depresión - Wikipedia, la enciclopedia libre

Europa medieval[editar]


Escuela Médica de Salerno.


Constantino el Africano (1020-1087), representante de la Escuela Médica Salernitana, traduce la obra de Ishaq Ibn Imran en el siglo XI, y asume que la melancolía puede aquejar al espíritu más que otras enfermedades somáticas. Siguiendo este tratado establece diferentes tipos de melancolía: la hipocondríaca, ubicada en la boca del estómago; otra en alguna zona profunda del cerebro. Como Hipócrates, las repercusiones serán el temor y la tristeza. La definición de la tristeza es (anticipando posteriores interpretaciones psicoanalíticas) la pérdida del objeto amado. "Cuando los efluvios de la bilis negra, afirma Constantino, suben al cerebro y al lugar de la mente, oscurecen su luz, la perturban y sumergen, impidiéndole que comprenda lo que solía comprender, y que es menester que comprenda. A partir de lo cual la desconfianza se vuelve tan mala que se imagina lo que no debe ser imaginado y hace temer al corazón cosas temibles. Todo el cuerpo es afectado por estas pasiones, pues necesariamente el cuerpo sigue al alma (El cuerpo sigue al alma en sus acciones y el alma sigue al cuerpo en sus accidentes). Por consiguiente se padece vigilia, malicia, demacración, alteración de las virtudes naturales, que no se comportan según lo que solían, mientras estaban sanas".[18] En la segunda parte de la traducción de Constantino se enumeran algunas pócimas y jarabes útiles frente a los diferentes tipos de melancolía.[19]
Desde una perspectiva religiosa, a la melancolía se la categorizó como "demonio", entendido como tentación o pecado, pasando a denominarse acedia o apátheia (desidia, apatía).[20] Los ocho pecados capitales eran la gastrimargia, la fornicatio, la philargyria, la tristitia (esta fue eliminada por Tomás de Aquino, quedando para el acervo popular los siete pecados capitales), la cenodoxia, la ira, la superbia y la acedia o taedium cordis (desidia, sutilmente diferente de la tristeza o de la pereza).[21]
Otra figura capital es Hildegarda de Bingen (1098- 1179), abadesa y mística alemana, médica, compositora y escritora, que fue conocida como la Sibila del Rin. Fue una de las personalidades más multifacéticas del Occidente europeo, y de las más influyentes de la Baja Edad Media, que escribió sobre la melancolía en los conventos y no olvidó señalar como posible lenitivo las relaciones sexuales