¿dónde has leído tal cosa?
Estuve leyendo algo sobre el tema y algunas opiniones sostenían que es un pecado capital (acedia), otros decían que la depresión no es lo mismo que la acedia. Yo personalmente no creo que sea pecado, pero quiero saber cuál es su parecer sobre este tema.
¿dónde has leído tal cosa?
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Lo leí en algunos foros y artículos de internet, aunque también hay opiniones que dicen que no es pecado. Yo estoy más a favor de la última postura puesto que a veces hay causas químicas(lo explicará mejor un psiquiatra) que originan este padecimiento, y por supuesto no puede haber reproche moral. Desde ya que no soy una autoridad en el tema.
Por ejemplo en el artículo de Wikipedia sobre historia de la depresión:
Historia de la depresión - Wikipedia, la enciclopedia libre
Europa medieval[editar]
Escuela Médica de Salerno.
Constantino el Africano (1020-1087), representante de la Escuela Médica Salernitana, traduce la obra de Ishaq Ibn Imran en el siglo XI, y asume que la melancolía puede aquejar al espíritu más que otras enfermedades somáticas. Siguiendo este tratado establece diferentes tipos de melancolía: la hipocondríaca, ubicada en la boca del estómago; otra en alguna zona profunda del cerebro. Como Hipócrates, las repercusiones serán el temor y la tristeza. La definición de la tristeza es (anticipando posteriores interpretaciones psicoanalíticas) la pérdida del objeto amado. "Cuando los efluvios de la bilis negra, afirma Constantino, suben al cerebro y al lugar de la mente, oscurecen su luz, la perturban y sumergen, impidiéndole que comprenda lo que solía comprender, y que es menester que comprenda. A partir de lo cual la desconfianza se vuelve tan mala que se imagina lo que no debe ser imaginado y hace temer al corazón cosas temibles. Todo el cuerpo es afectado por estas pasiones, pues necesariamente el cuerpo sigue al alma (El cuerpo sigue al alma en sus acciones y el alma sigue al cuerpo en sus accidentes). Por consiguiente se padece vigilia, malicia, demacración, alteración de las virtudes naturales, que no se comportan según lo que solían, mientras estaban sanas".[18] En la segunda parte de la traducción de Constantino se enumeran algunas pócimas y jarabes útiles frente a los diferentes tipos de melancolía.[19]
Desde una perspectiva religiosa, a la melancolía se la categorizó como "demonio", entendido como tentación o pecado, pasando a denominarse acedia o apátheia (desidia, apatía).[20] Los ocho pecados capitales eran la gastrimargia, la fornicatio, la philargyria, la tristitia (esta fue eliminada por Tomás de Aquino, quedando para el acervo popular los siete pecados capitales), la cenodoxia, la ira, la superbia y la acedia o taedium cordis (desidia, sutilmente diferente de la tristeza o de la pereza).[21]
Otra figura capital es Hildegarda de Bingen (1098- 1179), abadesa y mística alemana, médica, compositora y escritora, que fue conocida como la Sibila del Rin. Fue una de las personalidades más multifacéticas del Occidente europeo, y de las más influyentes de la Baja Edad Media, que escribió sobre la melancolía en los conventos y no olvidó señalar como posible lenitivo las relaciones sexuales
Las enfermedades en si mismas no son pecado, tampoco una psicológica como la depresión.
Otra cosa es que sí puedan ser pecados una serie de actos o actitudes que las han provocado.
Con otro ejemplo: tener sífilis no es pecado, pero casi seguro que para contraerla sí has cometido uno.
Que la acedia provoce depresión es posible (pues los estados del alma afectan al cuerpo), pero eso no hace acedia y depresión la misma cosa.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Esteban. Por si le interesa, en la famosa Revista virtual e-aquinas del Instituto Universitario Virtual Santo Tomás, le dedicaron en su día un número especial (Época 1, Año 2, número 1. Enero 2004) al importantísimo tema de la acidia.
Es una Revista en la que se recogen trabajos de las distintas ramas de la filosofía o de las ciencias, incluída la psicología, tratadas conforme a la Filosofía Perenne y la Escolástica. Los autores son muy buenos y, por supuesto, incluyen grandes estudiosos rioplantenses actuales en la rama de la psicología (Martín Echeverría, Ignacio Andereggen, Zelmira Seligman, etc...), conforme a la auténtica tradición tomista y a la del psicólogo contemporáneo Rudolf Allers, continuador de esa misma línea perenne en el conocimiento de la realidad y en el conocimiento del hombre.
En este número en particular se recogen trabajos del Maestro Canals Vidal, de Mauricio Echeverría (el estudio de éste es especialmente recomendable) y de D. Horacio Bojorge S.J.
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