Serie : Los Crímines Rituales Judíos.
Parte III : EL TALMUD.
Extraña que actualmente aún se discuta la existencia del Crimen Ritual Judío, y de la manera en que lo constata, autoriza o lo absuelve, si no lo prescribe, El Talmud.
Pero hay múltiples razones para esta aparente incertidumbre.
Se puede pretender, como comentan los conversos, que las prescripciones del rito sangriento han quedado en la TRADICIÓN ORAL, y que la más elemental prudencia impide consignarlas en textos.
También es sabido que El Talmud fue, en varias ocasiones, expurgado de sus violencias contra los cristianos, y en ciertas ediciones los espacios en blanco son lagunas que remedia la erudición (oral) del rabino.
Hay condensaciones del Talmud, como el Schulchan-Arouch, que ahora se presenta como el verdadero código moral de los hebreos.
Y para aumentar la confusión queda el alegato de que los ritos sangrientos son costumbres de algunas sectas cismáticas y fanáticas, no de todos los judíos. O que el asesinato ritual nunca fue netamente definido, que algunos sólo atribuyen este carácter a los crímenes que tienen por objeto procurarse sangre para los ázimos, mientas que otros clasifican bajo esta denominación, legítimamente, según criterio del autor, los crímenes cometidos por los judíos por odio hacia Jesucristo.
El Sr. Teodoro Reinach, tan afirmativo sobre el espíritu de tolerancia del Talmud escribió de Rabbi Aschi: “Nacido en Troyes, compuso sus sabios comentarios sobre la mayoría de los libros del Talmud, monumento de una ciencia infatigable, sin el cual la gran compilación babilónica sería más o menos ininteligible” (“Histoire des Israelites”, pg. 101)
Mainónides, “el águila de la Sinagoga”, y tratado como heresiarca ¿no fue expurgado tras su muerte?
Se comprende qué fácil es equivocarse, perpetuar la incertidumbre, aportar argumentos en un sentido y otro, según que se ahonde en tal o cual fuente. Esa elasticidad generó una discusión especial en estos debates y que se puede observar entre todos los negadores del crimen ritual. Salvo muy raras excepciones, éstos nunca se abocan a un texto que los molesta para probar la falsedad o la alteración de la cita; no, traen otro texto para confrontarlo con el anterior.
Invariablemente argumentan: ¿Cómo el Talmud podría decir eso, si en otro lado dice aquello?Y esta maniobra se ve facilitada por las propias contradicciones del Talmud, cuyas prescripciones obligan aún cuando sean contradictorias.
Que además sean autores judíos los que explotan esta ambigüedad, resulta explicable, pero es más difícil de explicar que sea un abate el que cándidamente les siga el juego.
Entonces ¿es factible ignorar esas contradicciones propicias para la escapatoria?, Rohling, citando sus fuentes (El Judío Talmudista, pgs. 15-16) informa: “Pero; como sucede que los rabinos se contradicen entre ellos, Menachem previó esta dificultad con la increíble declaración “que todas las palabras de los rabinos, de cualquier época o generación, eran las palabras de Dios, así como la palabra de los Profetas, AÚN CUANDO SE CONTRADIJERAN, que el que contradice a los rabinos pelea contra ellos o el que murmura en contra de ellos, disputa y murmura en contra de Dios mismo”.
Muchos otros libros judíos enseñan que aún las palabras y las declaraciones completamente contradictorias de los rabinos vienen del cielo, y que quienquiera se burle de esas palabras será castigado con el infierno.
Los rabinos que componían el Talmud exigen la misma fe y creencia para sus doctrinas contradictorias. Es así que el Talmud contiene un largo informe sobre las disputas continuas de las escuelas de Hillel y de Sammai. Que se trate de una mosca o de un camillo, de cuestiones fútiles o graves, las opiniones de las dos escuelas están siempre opuestas, y sin embargo el Talmud dice: “las dos opiniones son la palabra de Dios, la de Sammai y la de Hillel”.
Cuando sobre un punto las opiniones se contradicen, y ante la pregunta ¿Cómo reconocer la verdad de la Ley? El Talmud responde: “Es Dios quien pronunció todas las palabras, procurate orejas similares a embudos, y un corazón que escuche la palabra de los que defienden y de los que permiten”.
Y según Rohlin eso equivale a decir: “ya que todo es palabra divina, haz lo que tu corazón desea, siemrpe que la ejecución sea posible”.
Y podemos suponer que los negadores del crimen ritual judío sólo han sacado de el Talmud lo que es favorable a sus tesis, ya que pueden elegir: algunos lo hicieron así.
Dice Prague, una autoridad judía: “... y para colmo, Ud. habla a ese cristiano de buena fe de Talmud, como de un libro que respira el amor al prójimo, sin distinción de origen, alzará los hombros y lo tratará de visionario iluminado. Y sin embargo no hay nada más cierto. El judaísmo no merece, de ninguna manera, la reputación de intolerancia que se le ha hecho, y el Talmud no predica en forma alguna el odio hacia los cristianos, como se publicó tantas veces.
Estas citas, tomadas al azar en la obra del Sr. Rabino Emilio Cahen, quisimos mostrar que la tolearncia es una virtud esencialmente judía, y que el Talmud, tan desacreditado, ese gran calumniado, puede enseñar mucho, por su humanidad y amor al prójimo al Evangelio …” (Archives Israelites, 21 agosto 1.913).
Pero no es el libro del Sr. Cahen lo que nos interesa aquí, sino el Talmud, del cual algunos pasajes, confiesa el Sr. Prague, son ásperos para los idólatras pero no para los cristianos.
Al parecer el Sr. Prague ignora que Maimónides escribía: “los cristianos que siguen las instrucciones de Jesús son todos idólatras, a pesar de las diferencias de sus doctrinas, y de acuerdo a las enseñanzas del Talmud, se debe obrar respeto a ellos, como se obra ante los idólatras”.
Y otros muchos autores judíos tuvieron la sinceridad de confesar el carácter RENCOROSO y VENGATIVO de el Talmud, entre ellos el Sr. Bernard Lazare, con tanta autoridad, al menos, como el Sr. Prague: “se ha acusado a este libro (Talmud) de antisocial, y hay algo de cieto en dicha acusación … Si es antisocial, es en el sentido que representa un espíritu diferente del de las leyes en vigor en los países en que vivieron los judíos, y que los judíos quisieron seguir su código antes de seguir aquel al cual estaban sujetos todos los miembros de la sociedad … En un momento de la historia, pareció fatalmente antihumano, ya que mientras todo cambiaba, él quedaba inmutable” (El Antisemitismo. Su Historia y Sus Causas, pg. 328. Versión en castellano editada en Buenos Aires en 1.974 por Ediciones La Bastilla).
Y aún más: “el Sanhedrín de Jabné reglamenta las relaciones de los judíos y de los mineos (herejes). Pero los mineos son los judeo-cristianos … Llegó el día en que el judío de Europa sólo tuvo un enemigo: el cristiano que le perseguía … el goi de los Macabeos, el mineo de los doctores se convirtió en el cristiano, y al cristiano se aplicaron todas las palabras de odio, cólera, de desesperanza furiosa que se enontraba en el libro” (El Antisemitismo, pgs. 18, 291 y 292).
Y otra opinión judía, muy diferente, del erudito hebraizante que niega que el Talmud contenga una sola línea autorizando el asesinato ritual: “lo que hace la superioridad del judaísmo sobre las demás religiones, es el Talmud, libro siempre abierto a las adiciones, armonizándose así con los tiempos … No discuto que contenga pasajes violentos contra los cristianos, pero los cristianos no siempre fueron tiernos con nosotros”.
No nos detendremos en la pretendida superioridad de una religión cuyos intérpretes se alejan o acercan del texto según convenga, y porque esta discusión no entra en el marco de este estudio.
Considerando lo que precede, podemos concluir, con toda justicia y buena fe, que el Talmud encierra los principios de la más amplia intolerancia y del más abominable sectarismo. Que habiéndose adaptado a los tiempos, igualmente debió adaptarse a los distintos lugares, y a los individuos, y que cada uno puede enconrar allí la excusa de una fechoría o el estímulo para una buena acción.
Tras probar que es VIOLENTAMENTE ANTICRISTIANO, tendremos que examinarlo y ver si también es ANTIHUMANO e INMORAL. Pero antes definamos, con precisión, qué es el Talmud.
Al no haber surgido ninguna controversia sobre la elaboración del Talmud, es lícito elegir la definición e historial que nos parezcan más precisos y completos, como el del Sr. G. de Lafont de Savines (Revue Action Française, 15 julio 1.911), haciendo notar que este autor no está en contradicción con los más afamados historiadores y eruditos, ni con Rohling, ni Desportes, ni con Rupert, ni con Gougenot des Mousseaux, ni con Rohrbacher, etc.
El Talmud se compone, principalmente de:
1º.- Mischna o Deutoros.
2º.- de los Toxiphot, suplemento de la Mischna.
3º.- de la Ghemara (comentarios).
4º.- de las conclusiones de la Ghemara (comentarios de los comentarios).
5º.- de numerosos comentarios o Berachoth, Bereschit-Robath, Sifra, Zohar.
6º.- de un número incalculable de obras escritas por los rabinos o Doctores célebres, tales como el Ypdah-zakach, la Mischana-Thora, el Mozé-Hebouchim, el Schoulhan-arouch, etc.
TALMUD DE JERUSALÉN:
La Mischna es la ley repetida o segunda ley, así llamada por repetir el Pentateuco de Moisés (primera ley), aclarándolo y comentándolo. Su autor es Simón Judas, llamado el santo, príncipe de la cautividad y patriarca de Tiberíade, que lo escribió entre 190 y 220 de la Era Cristiana. La Mischna tiene por meta explicar las dificultades de la primera ley y llenar sus lagunas. Esta primera ley talmúdica fue aprobada y publicada por el Sanhedrín, o Consejo de los Rabinos de Tiberíade.
Tras la promulgación de la Mischna, los Thanaim o intérpretes inspirados de la Thora desaparecieron para hacer sitio a los Amoraim, o sabios traductores de la ley.
En el primer cuarto de siglo de nuestro era, un discípulo de Judas, Rabbi-Johanan, reunió, en un solo libro todas las adiciones hechas a la Mischna, añadiendo él mimso un comentario (la Ghemara).
La Ghemara y la Mischna forman el Talmud de Jerusalén.
TALMUD DE BABILONIA:
Como estos textos eran insuficientes par prever las relaciones entre ellos y los extranjeros, hacia el 470 (un siglo tras la Ghemara) Rabbi Aschi y su colaborador Rabbi Abina publicaron nuevos libros cuya santidad fue mencionada por el Sanhedrin de Babilonia. Estos nuevos escritos contienen gran cantidad de explicaciones, parábolas, fábulas, a las que los discípulos de Rabbi Aschi añadieron muchos apéndices o Conclusiones de la Ghemara.
Al conjunto de estos libros con la Mischna y la Ghemara se le denominó Talmud de Babilonia. Y su autoridad es mucho mayor que la del Talmud de Jerusalén que a su vez es mayor que la de la ley de Moisés.
Maimónides escribió: “ todo lo que contiene la Ghemara de Babilonia es OBLIGATORIO PARA TODO ISRAEL. Y se obligaba a cada ciudad, a cada comarca a conformarse a las costumbres establecidas por los doctores de la Ghemara, a seguir sus decisiones y a conducirse según sus instituciones; ya que todo el cuerpo de la Ghemara fue aprobado por Israel entero.
Los jueces que han establecido estas instituciones, esos decretos, esas costumbres, pronunciando esas decisiones, eseñando esas doctrinas, formaban unas veces la universalidad de los doctores de Israel, otras la mayoría. Son ellos los que habían recibido, por tradición, los fundamentos de toda la ley, de generación en generación, remontándose hasta Moisés, que la paz sea con él ”.
Y Bernard Lazare dijo en su obra El Antisemitismo, hablando de los judíos, que el Talmud es su alma, la expresión de su nacionalidad.
Pero como dice Rohling, el judío reformista, mientras dice que el Talmud no es para él el libro de la ley, recurre a ese libro cuando el caso lo requiere, considerándolo como su Código y colocándolo por encima de la Biblia. No hay que perder de vista las doctrinas en las cuales los rabinos, los superiores espirituales en Israel, son educados e instruidos. En los seminarios rabínicos es el Talmud el objeto principal de sus estudios.
En muchas ciudades hay Sociedades Talmúdicas, que bajo la dirección de los rabinos, animan a sus miembros para que lean asiduamente el Talmud. Y los que no lo hace asiduamente encuentran a muchos de sus hermanos en Israel que se encargan de inculcarles lo que enseña el Talmud. ¿Para qué todo eso si no es para ponerlo en práctica?
La revista de los judíos: Archives Israelites, declara, formalmente que “reconocemos al Talmud su superioridad absoluta sobre la Biblia de Moisés” (nº 25, pgs. 150, 1.864).
Y el Dr. Kroner se adhiere también a la doctrina según la cual el Talmud es superior a la Biblia y en varias ocasiones aprueba, completamente, la enseñanza talmúdica en contraposición con la postura de la Biblia. Así admite, únicamente por la fe del Talmud “que es permitido a un judío robar a un no-judío, o de violentar a una goia (no judía), y que reivindica en este caso para Judá el mérito de conservar la Biblia por el Talmud”.
Es frecuente que judíos cándidos se extrañen de prescripciones que no habían descubierto en la Biblia. Así en una carta aparecida en un diario de Esmirna (L'Echo de l'Orient, dos judíos escriben, 18 abril 1.840): “si la religión judía está enteramente basada en la Biblia, como lo hace creer el Sr. Gran Rabino, le rogamos nos indique el texto que sirve de apoyo a las prácticas siguientes:
1º.- ¿dónde se encuentra que el uso de la carne está prohibido cuando el buey, la cabra o el carnero no fuera degollado por mano de un rabino?
2º.- ¿Qué el vino está prohibido siempre que hubiese sido fabricado o tocado por una persona que no profesara la religión israelita?
3º.- ¿En dónde está el texto de la ley, que en los días de Sabbat prohíbe al israelita caminar si es portador de una llave, de un alfiler, de un reloj, o de cualquier otro objeto que no le sea absolutamente necesario?
4º.- ¿Que se diga en qué parte del Testamento se lee que los que emplean su tiempo en la lectura del Talmud (el anacronismo solo es aparente, pues ciertos autores pretendían que el Talmud había sido previsto, incluso por Profetas) aunque sean ricos comerciantes, serán eximidos de los impuestos debidos a la comunidad israelita y al gobierno mismo y que los pobres deberán pagar por ellos?
El Rabino Isaac Abnab enseña que "la base de la religión judía es la ley oral o la tradición de los Padres, pero no la ley escrita por Moisés".
Según Rupert: “Arabanel y los maestros más estimados de la sinagoga sostuvieron la misma opinión; adelantan que la ley oral contenida en el Talmud ha esclarecido las dificultades de la ley mosaica y llenó sus lagunas. En el libro Horcoim se establece que todos los que se burlan de los maestros de la sinagoga, o dicen algo contrario a sus enseñanzas, serían echados al fondo del infierno para ser atormentados”.
Los rabinos también enseñan, respecto del Talmud, “que si se encuentra algo en el libro que salga del orden natural o sobrepase nuestra inteligencia hay que culpar a la debilidad del entendimiento humano pues si se medita profundamente se observa que el Talmud no contiene más que la pura verdad”.
Consecuentemente, los que violan los preceptos de lor rabinos deben ser castigados más severamente que los que violan la ley de Moisés. El infractor de la ley de Moisés puede ser absuelto (absolvi potest), pero el que viola los preceptos de los rabinos debe ser castigado con la muerte (morte moriatur).
Seguiremos un método de discusión.
PRIMERO: demostramos que ninguna cuestión previa podía legítimamente sernos opuesta, que la “odiosa y estúpida leyenda” sólo constituía una opinión a priori a cargo de los judíos, admitiendo que sea una opinión.
SEGUNDO: suministramos la prueba de que los abogados de Israel estaban todos sujetos a caución, los unos por la ausencia de sentido crítico y por enojosos antecedentes, los otros por una obstinación evidente.
TERCERO: ahora queremos evitar ese esconderse siempre posible ante adversarios cambiantes y caprichosos. “El Talmud ya no tiene ninguna autoridad para los judíos de hoy, a lo sumo es un libro venerable”. Sería un alegato audaz, pero no queremos dejar ni siquiera esa posibilidad.
En un estudio del Sr. de Lafont de Savines se reunieron cierto número de textos probantes, algunos ya informados por Rohling:
· "la enseñanza oral, es decir, el Talmud, tiene el mismo valor que la Thora" (Tr. Rosch-Haschana, fol, 19,1).
· "los que estudian la Thora hacen algo parecido a una buena acción, una acción sin valor. Los que estudian la Mischna hacen una acción verdaderamente virtuosa y serán recompensados. Los que estudian la Ghemara practican la más grande de las virtudes" (Baba Metzia, f. 33, c. 1).
· "la Thora es similar al agua, la Mischna al vino, y la Ghemara al vino aromatizado" (Soph, f. 13, 2).
· "los pecados conta el Talmud son más graves que los cometidos contra la Thora" (Tr. Sanhedrín, f. 88, 2).
· Maimónides: “el temor al rabino es el temor a Dios”.
· Rabbi Aschi: “Hijo mío, presta atención a las palabras del rabino más que a las de la Thorá” (Yad. Chag. Talm Thora, f. 5, 1).
· Rubbi Aschi enseña: “si el rabino dice que tu mano derecha es tu mano izquierda, y que la izquierda es la derechas no debes apartarte de su palabra; pero con más razón cuando te dice que tu derecha es la derecha y tu izquierda es la izquierda" (sobre el Deuteromonio, f. 17, 11).
· "estas contradicciones deben ser aceptadas sin murmurar, ya que todas las palabras del rabino viene de Dios” (Tr. Chagiga, f 3, 2).
· "los santos rabinos en la tierra son más sagrados que los ángeles del cielo" (Tratado Sanhedrín, f. 17, 11).
· de acuerdo con otros muchos rabinos, Jrabbi Menachem enseña que “Dios, el Señor, pide a menudo su opinión a los rabinos en la tierra, cuando en el Cielo se presenta una cuestión difícil en cuanto a la ley” (Tratado Sanhedrín, f. 11).
Y para no alargarnos acabaremos con una cita contemporánea, del diario conservador de los principios de Israel (Univers Israèlite, del 18 octubre 1.912): “el principal aflujo se produjo en 1492, después de la expulsión de los judíos de España que buscaron refugio en el Este de Europa. Entre los que emigraron a nicópoli estaba el rabino Ephrai Caro, de Toledo, cuyo hijo Joseph fue el jefe religioso de la comunidad estableciéndose más tarde en Safed: es el autor del Schoulhan Arouch, que quedó como código del judaísmo”
Es hora de juzgar si hay buenas razones para desconfiar de las reticencias, recusaciones y ocultaciones de Israel.
El Schoulhan-Arouch es, según la fecha el último de los comentarios de la Ley y del Talmud, puesto que Rabbi Josiel, lo escribió hacia 1.576, en Palestina.
Rohling nos informa que en un Sínodo general en 1866, fue decretado “que a los ojos de los cristianos se rechazaría el Schoulhan-Arouch, pero que en realidad, todo judío debía atenerse a sus leyes en todos los países y en todos los tiempos; la decisión fue firmada por 94 rabinos, 182 abogados, 45 médicos y 11.673 judíos de distintas calidades”.
Y al parecer el interdicto ha sido levantado pues un diario doctrinario de Israel puede proclamar, hoy, que el Schoulhan-Arouch “ha quedado como código del judaísmo”.
Así podemos concluir, como algo incuestionable e indiscutible que EL TALMUD ES CONSIDERADO MUY SUPERIOR A LA LEY MOSAICA Y ES EL VERDADERO CÓDIGO DE LOS JUDÍOS.
CUESTIONES SOBRE EL TALMUD.
Es hora de plantearse unas preguntas:
· ¿Contiene el Talmud prescripciones inmorales, antisociales, antihumanas?
· ¿Qué dice el Talmud sobre el Crimen Ritual? ¿lo menciona, lo prescribe, lo constata, lo alienta, lo prohíbe?
Los abogados de Israel lo deniegan, a menudo, de forma furibunda. Es evidente que hay citas tanquilizadoras, pero omiten refutar las citas inquietantes, y es casi una confesión cuando se trata de un Código con prescripciones contradictorias.
Veamos el prototipo de las protestas judías contra el crimen ritual, es debido a Crémieux, vicepresidente del Consistorio Israelita francés:
“Si la religión judía ordena de esa manera el asesinato y la efusión de sangre humana, levantémonos en masa, judíos-filósofos, cristianos, musulmanes; debemos abolir en los hombres que lo practican ese culto bárbaro y sacrílego, que coloca al homicida y al asesino en el rango de las prescripciones divinas” (carta al Journal des Dèbats, 7 abril 1840)
Hermosas palabras, desafío audaz y … nada más.
Interrogado por el l'Intermédiare des Chercheurs et des Curieux, el Sr. Ledrain respondió (30 noviembre 1903): “El asesinato ritual no aparece ni en la Biblia ni en el Talmud. ¿De dónde proviene entonces la acusación? … Nunca hubo asesinato ritual”.
Pero la más minimoa refutacion valdría más que la simple y eterna denegación.
Según Teodoro Reinach, Isidoro Loeb quería consagrar una gran monografía científica a la historia del prejuicio de la sangre: “lástima, dice, los voluminosos expedientes que había formado no satisfacían aún su insaciable curiosidad de historiador, pero la muerte vino a arrebatárnoslo antes de que se hubiera decidido a formar con ellos una obra”.
Pero podemos, lícitamente, pensar que si el escritor judío no relaizó su trabajo, ni nadie emprendió la tarea de finalizar su obra, tal vez es que la búsqueda no les conducía al resultado deseado.
Renan, con extrañas peticiones de principio, opinó procediendo por afirmaciones, o negaciones, considerndo como un hecho lo que precisamente era objeto del debate, prestando a sus contradictores afirmaciones extremas.
Reinach, cita el Levítico: “cualquiera de la casa de Israel, o los extranjeros viviendo entre ellos, que comieran alguna clase de sangre, daré vuelta mi cara contra él, y lo sacaré de en medio de mi pueblo … No comerán sangre de ninguna carne; puesto que el lama de toda carne es su sangre, cualquiera que coma de ella será suprimido”
Pero ya sabemos que es el Talmud a quien incriminamos, ¿Por qué nos responden con la ley mosaica?
Además debe mirarse si esa ley refleja siempre el mismo horror hacia la sangre y también se cita al Schoulhan-Arouch que “ordena tirar un huevo si se encuentra una gota de sangre en su yema” Pero ¿qué relación tiene una prescripción de higiene con las acusaciones a las que se les someten?.
Maimónides, al comentar el Talmud “prohíbe tocar ninguna parte de un muerto”
¿Pero por qué no habrá dictado la misma prohibición respecto a los vivos?
Strack confiesa en la pg. 140: “en la ley del Pentatouco no se prohíbe expresamente consumir sangre humana, pero eso no quier decir que esté permitido” Pero este autor, que se extendió sobre el prejuicio de la sangre a través de las civilizaciones sólo intenta la refutación en un solo texto, el que ya discutió el Sr. Zadoc-Kahn.
Respecto al Sr. Vacandard ocurre la misma ausencia de refutación de textos, es una repetición de Teodoro Reinach y de Strack, con la pobreza del huevo maculado de sangre.
El HOLOCAUSTO y EL CRIMEN RITUAL son una constante en los pueblos vecinos de los antiguos hebreos. Desde inscripciones cuneiformes de Caldea se testimonia la existencia del sacrificio humano en Babilonia. Los habitantes de Canáan, con quienes los hebreos tuvieron contacto de siglos, tenian la costumbre de inmolar sus propios hijos a los dioses, y sus marinos de Tiro y Sidón llevaron los sacrificios humanos a todas las playas de Asia, África y Europa.
La Biblia provee otro testimonio:
V3.- Y porque tenía horror, Señor, por esos antiguos habitantes de tu tierra santa.
V4.- Porque hacían obras detestables ante sus ojos por medio de encantameintos y sacrificios impíos.
V5.- Matando sin piedad a sus propios hijos, comiendo sus entrañas de hombre y devorando su sangre, iniciados, como estaban, en execrables misterios (Libro de la Sabiduría, cap. XII, ver Fillion, Biblia comentada, t. V, p. 46).
La Biblia informa de un asesinato ritual teñido de dramático horror. Mesha, rey de Moab, del cual hay una estela notable en el Museo del Louvre, estaba sitiado por los reyes de Israel y Judá. La ciudad iba a sucumbir cuando Mesha tomó a su hijo mayor, que debía sucederle, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla (IV Reyes, cap. III. v. 27).
Para una documentación más abundante sobre el crimen sangriento a través de los pueblos y de los tiempos pueden consultar la obra del Sr. Andrés Baron: “Les Societés Secrétes, Leurs Crimes” (Daragon, edit.).
Veamos ahora los JUDÍOS:
Las monstruosas costumbres de los habitantes de Canáan habían pasado a los reinos de Israel y Judá.
Encontramos un testimonio inesperado en el nada sospechoso de antisemitismo Larousse. Al buscar el término HOLOCAUSTO: n.m. (griego holocaustos, entermanete quemado). Sacrificio en uso entre los judíos, y en el cual la víctima era consumida entermanete por el fuego.
Los abogados de Israel dirán: “Consumida” pero efusión de sangre ¡Jamás!. Esperemos.
Aquí está Voltaire, no más clerical que Larousse, y su terrible apóstrofe a los judíos: “o renuncien a sus libros, o confiesen que vuestros padres ofrecieron ríos de sangre humana a Dios, más de lo que hizo jamás ningún otro pueblo” (Diccionario Filosófico, art. Judíos).
No es relevante que Voltaire confunda Jehovah con Moloch, la acusación permanece. Y en la misma obra, en el artículo Tophetti precisará: “es en esta terrible soledad que los judíos inmolaron a sus niños en honor a su Dios que llamban entonces Moloch. Era una gra estatua de cobre, tan horrorosa como era dable hacerla. Los judíos hacían enrojecer esta estatua en un gran fuego, y echaban a sus pequeños niños en el vientre de ese Dios, de la misma manera que nuestras cocineras echan cangrejos vivos en el agua hirviendo de sus calderos”.
¿Autoridad cuestionable? Vale. Escuchemos entonces a Jeremías:
V4.- llenaron ese lugar (Tophetti) con la sangre de los inocentes.
V5.- y construyeron altos lugares a Baal para quemar a sus niños en holocaustos a Baal.
Y el profeta Ezequiel dirige similares reproches a Jerusalén devastada:
V17.- Y tomaste tus bellos adornos, hechos con el oro y la plata que te había dado, y has hecho ídolos con ello a los cuales te has prostituido.
V20.- Tomaste a tus hijos y a tus hijas que tu me habías engendrado, y se los has inmolado para que ellos se los devoren ¿Te parecían poco tus prostituciones? (Ezequiel, XVI)
Cuando los rabinos escribieron el Talmud no pudieron prever que confrontaríamos un día los sacrificios sangrientos del pasado con los actuales, ni que los abogados de Israel, arrinconados tendrían que negar esos sacrificios entre los antiguos hebreos.
Por eso disertaban, libremente, sobre el funcionamiento de los sacrificios humanos en honor a Moloch.
Y en la Biblia (IV Reyes, cap. XVII, v, 17,18):
“Los hijos de Israel sacrificaban a sus hijos y a sus hijas y los hacían perecer en el fuego. El Señor concibió entonces una gran indignación contra Israel y lo rechazó de ante su faz”
Y en el Versículo 38 del Salmo CV: “lo hebreos derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas que inmolaron a los ídolos de Canáan, y el país se infestó de asesinatos”.
Y los abogados de Israel aún claman: ¡Así, en todo tiempo y lugar, los judíos sintieron una repugnancia invencible por la efusión de sangre y el sacrificio humano!
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