Los arrianos fueron seguidores de Arrio y designa una forma de cristianismo adoptada por los pueblos germánicos. Arrio enseñaba que en la creación del cosmos, debió de darse un instante en el que Cristo todavía no existía y defendiendo la naturaleza humana y no divina de Cristo. Esta concepción se distancia de las concepciones homoiusianas, confesión cristiana que enseñaba que Cristo y Dios tienen una naturaleza o esencia parecida pero no igual. Los seguidores del credo niceno (católicos) rechazaban ambas confesiones como heréticas ya que según ellos el Padre y el Hijo tienen una misma esencia o naturaleza. El credo niceno, es decir católico, fue promovido por el emperador Teodosio y acabó imponiéndose.
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