El Papa llega a un Brasil en plena disputa sobre el condón y el aborto
ABEL GILBERT
SAO PAULO / ENVIADO ESPECIAL
Benedicto XVI llegó ayer a Sao Paulo media hora antes de lo previsto pero con un claro sentido de la urgencia de su misión papal. Bajó sonriente del avión, y con suaves modales cardenalicios le manifestó al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, su rechazo del aborto y la eutanasia: "La Iglesia insistirá en el respeto a la vida desde su concepción hasta su natural declive", dijo.
El alemán Joseph Ratzinger se permitió sin embargo un momento de explosiva vehemencia antes del aterrizaje. Y en la misma aeronave que lo trajo expresó a la prensa que lo acompañaba su apoyo a la amenaza de excomunión lanzada por los obispos mexicanos contra los legisladores que votaron la despenalización del aborto en Ciudad de México. Según el Pontífice, esa advertencia "no es arbitraria y está prevista por el Código de Derecho Canónico".
POLÉMICA
El mensaje en pleno vuelo no solo pareció apuntar a México. Aquí no fallaron los que lo escucharon como un recordatorio dirigido a su propio anfitrión, Lula, un cristiano practicante que, al recibirlo, le dijo a Benedicto XVI que "el mundo espera de su liderazgo moral".
Antes de que Ratzinger arribara, dos ministros del Gobierno, los de Salud y de la Mujer, criticaron al clero local por "censurar" la discusión sobre asuntos candentes como el aborto y la educación sexual. El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos (CNBB), Geraldo Majella, reprobó por su parte la política del Gobierno a favor del uso del condón. "¿Eso es educativo? Eso es inducir a todos a la promiscuidad", se quejó.
EL PRESERVATIVO
Benedicto XVI llegó a una ciudad gris y lluviosa como el portavoz más elocuente del giro conservador de la Iglesia y para ayudar a frenar la fuga de creyentes hacia las iglesias televangélicas. Miles de personas salieron a las calles a darle vivas mientras iba en el papamóvil camino del monasterio de San Benedicto. Pero para muchos brasileños, su figura es aún un misterio. El 51% de la población desconocía su nombre, de acuerdo con el Instituto Datafolha.
Son esos mismos brasileños que, según una encuesta de Vox Populi, en un 86% aprueban el uso del preservativo. Otra encuesta, hecha por el instituto Ibope a petición de la oenegé católica Derecho a Decidir, es mucho más contundente. El 88% de los entrevistados creen que utilizar anticonceptivos no los convierte en apóstatas. El 79% se niega a abstenerse del sexo hasta casarse y el 62% se opone a que la mujer que aborta clandestinamente vaya a la cárcel.
Solo el 29% de ellos van a misa semanalmente. Eso no inhibe a la mayoría de rezar. Un 69% lo hace cada noche. La religiosidad del brasileño se puede mezclar con ritos africanos (como el candomble bahiano) o deidades indígenas. Los brasileños pueden ser pentecostales o eruditamente dogmáticos. Pueden ir a la show misa y oír al padre Marcelo Rossi, que debía cantar para el Papa pero terminaron bajándole del escenario porque a Ratzinger no le gusta el rock.
Esta religiosidad festiva, llena de ademanes teatrales, también se cuela en el carnaval, un cruce entre el paganismo y el panteón cristiano, donde miles de danzantes y mujeres semidesnudas se contonean al ritmo de tambores, agradeciéndole al cielo la posibilidad del goce corporal.
http://www.elperiodico.com/default.a...seccio_PK=1021
Sin duda intencionado relato anti-papal del diario subvencionado "El Periodico".
Puede cundir el ejemplo de los obispos mejicanos?
Saludos.
El papa Benedicto XVI reconoció que la colonización de América y la evangelización de sus habitantes fueron acompañados de "sufrimientos" e "injusticias", al referirse a su reciente viaje a Brasil en su audiencia general semanal.
"No se pueden ignorar las sombras que acompañaron la colonización y la evangelización de América latina, ni olvidar los sufrimientos y las injusticias infligidos por el colonizador a los pueblos indígenas, cuyos derechos humanos fundamentales fueron pisoteados", declaró el Papa.
El 13 de mayo, ante los obispos de América Latina reunidos en Aparecida (Brasil), Benedicto XVI declaró que la evangelización de los indios de América "no comportó en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas y no impuso una cultura extranjera".
"Cristo era el salvador que los indígenas deseaban silenciosamente", agregó.
Benedicto XVI no mencionó las condiciones de la evangelización, contrariamente a su predecesor, Juan Pablo II, que en 1992, en Santo Domingo, había pedido perdón a las poblaciones indígenas por las violencias cometidas por los cristianos en la conquista de América.
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