Por supuesto que no pasaría nada si Jesús no hubiera nacido un 25 de diciembre. Por supuesto que lo importante es que nació, y tanto si fue el 25 de diciembre como el 20 de marzo o el 30 de noviembre no es necesario saber la fecha para salvarse. No es dogma de fe. Por supuesto que desde siempre la Iglesia ha aprovechado todo lo aprovechable de las religiones paganas cristianizándolas y siguiendo el consejo paulino de desechar lo malo y retener lo bueno. Así fue como San Bonifacio sustituyó el roble de los antiguos germánicos por el abeto, figura de la Trinidad con su forma triangular, y origen remoto del arbol de Navidad. Y como ese ha habido muchísimos casos.

No obstante, también es verdad que a lo largo del siglo XIX y durante buena parte del XX surgieron en ambientes protestantes alemanes y entre algunos filósofos frances corrientes que trataron de negar la historicidad de los Evangelios y otros libros de las Escrituras. Algunos llegaron incluso a poner en duda la existencia de Jesucristo. Se empezó con la escuela racionalista que buscaba explicaciones racionales a los milagros, y si no tenían explicación, es que eran historias inventadas. Y Jesús ni siquiera era Dios, claro. El descreído francés Renán también salió con su supuesta vida de Jesús, que alcanzó bastante difusión y sembró mucha incredulidad. Hacia finales del siglo se impuso la escuela de la historia de las religiones, cuyo principal representante sería Julios Wellhausen. Los Evangelios y los libros históricos del Antiguo Testamento se habrían elaborado a lo largo del tiempo bajo la influencia de otras religiones que se practicaban en aquel ambiente. Así se llegó a atribuir a religiones mistéricas, el culto a Mitra, religiones orientales, etc. el origen del cristianismo y de los Evangelios. Y así fue como surgió la cuestión esta de atribuir el origen del 25 de diciembre como fecha del nacimiento a las Saturnales romanas y todo eso. En realidad, no habría sido tan terrible que se hubiera querido sustituir una fiesta pagana por otra cristiana, todo lo contrario; sería algo positivo. También se bendijeron y santificaron templos paganos para transformarlos en basílicas cristianas, y se han construido muchas iglesias sobre los restos de templos romanos, así como de mezquitas en la España reconquistada. Lo que pasa es que se le dio mucha importancia a esto de cristianizar cultos paganos precisamente para difundir la idea de que el cristianismo era un sincretismo procedente de otras religiones. La verdad es que todos esos autores y críticos textuales, Bultmann y toda su calaña, han ido quedando refutados poco a poco gracias a la arqueología y a los trabajos de escrituristas como Tresmontant o como el padre Carmignac. Por culpa del modernismo se ha introducido en amplios sectores de la Iglesia Católica ideas procedentes de la crítica textual e histórica de las escuelas arriba mencionadas. Se ha querido retrasar mucho la redacción de los Evangelios en un intento de demostrar que no fueron escritos por testigos presenciales, sino que se trata de elaboraciones tardías. Sin embargo, los rollos de Qumran y los trabajos de especialistas como Carmignac, Tresmontant y otros han demostrado la tempranísima redacción de los libros neotestamentarios.

Todo ese movimiento de descrédito de las Escrituras surgió en ambientes protestantes alemanes, y el movimiento fundamentalista surgió precisamente en reacción a esa actitud, esta vez entre protestantes norteamericanos. De un extremo a otro. Pero claro, las actitudes extremistas dan lugar a movimientos pendulares.

En fin, como digo, no sería tan terrible que Jesús hubiera nacido en otra fecha, pero la verdad es que muchas tradiciones, aunque no sean la Tradición con mayúscula (la del Magisterio), tienen una base real. Eso sí, tampoco es como para creerse cualquier leyenda, porque hay de todo.