La opinión que tenía Nietzsche del cristianismo era su opinión personal. Que San Pablo fuera uno de los principales difusores no quiere decir que su cristianismo fuera distinto del de Cristo. El propio S. Pablo se preocupó de que no hubiera divisiones y partidos, grupúsculos sectarios, y les reprendió a algunos que dijeran: "Yo soy de Pablo", o "yo soy de Cefas" o "yo soy de Cristo". (Ver 1 a los Corintios 1.11 ss.), e insistía en que si alguno predicaba otro Evangelio fuera anatema. No existe la menor contradicción entre los Evangelios y las Epístolas de S. Pablo. Y de moral resentida del cristianismo, nada; para resentido Nietzsche, no hay más que leerlo. Con razón que terminó volviéndose loco, y digo loco no por sus ideas (que también), sino que en efecto cuando murió ya había perdido la razón. Es ridículo que con el cristianismo no se puedan disfrutar los placeres terrenales. En tanto que sean placeres ordenados no tienen nada de pecaminoso (por ejemplo, si uno disfruta de relaciones sexuales con su legítima esposa no es pecado. Es más, el matrimonio es hasta un sacramento). Me pregunto si por haberse criado en un ambiente protestante (si mal no recuerdo era hijo de un pastor) tenía un concepto demasiado puritano de estas cosas. Si te fijas, los protestantes son unos amargados que no saben disfrutar de la vida. Este es uno de los principales reproches que les echamos en cara los católicos, y Chesterton insistía mucho en este aspecto. Mira como los canutos no beben alcohol, no fuman y no hacen muchas otras cosas que en sí, mientras no lleguen a ser vicio, no son malas. Si el cristiano lleva una vida ordenada, puede igual disfrutar de la vida, e incluso más porque es más libre. Pero sabe que este mundo y sus placeres son pasajeros y aspira a uno mejor, que con toda lógica tiene que ser superior por estar en presencia de Dios.
No estoy tan seguro de que Jesús haya sido motivo de inspiración para motimientos como el marxismo, el socialismo o el anarquismo. Más bien me inclino a pensar que esos movimientos han querido sacar partido de Él por ser tan querido y tan importante para tantísima gente, para embaucar a los incautos. Como si dijeran: "Nosotros somos los verdaderos cristianos", o: "Esto fue lo que quiso decir realmente Jesús". El comunismo, más que hijo descarriado del cristianismo, yo diría que es un sucedáneo, una mala imitación. Y como dijo Jesús, "por sus frutos los conoceréis". Ya ves el fruto del comunismo: cien millones de muertos, y el tremendo atraso que ha dejado en Cuba o en los países en que estuvo implantado durante tantas décadas.
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