No deja de asombrarme el tratamiento de esta cuestión. Para mí el proceso de Jesús estaba previsto por Dios que fuera así, fue el símbolo que sumaba la iniquidad humana, en sus leyes, en sus procesos, en sus creencias bárbaras, en su inmensa injusticia, en el directo ejercicio ilegítimo e inmoral del Poder, en la masa aborregada incapaz de reacción alguna ante esa iniquidad.

¿Acaso no son los mismos los que hoy están queriendo crucificarlo de nuevo, aunque no esté físicamente presente? ¿Acaso la forma de hacerlo no es sino crucificando a su Iglesia, a sus hijos? Y ¿cuál fue el resultado de la Crucifixión? el Triunfo de la Verdad, de la Palabra y el Verbo se extendió sobre toda la superficie de la Tierra, para la remisión de los pecados y para la salvación eterna. La crucifixión de la Iglesia será para preparar la Segunda Venida, para el Triunfo final sobre el Mal.