Re: Curas pederastas
El problema es común ya para cualquier actividad. Ciertamente estamos viviendo en un Estado policial, y el principio de presunción de inocencia hace tiempo que "caducó", por mucho que se diga que a los delincuentes hay que tratarlos de "presuntos" o que alguien está siendo investigado cuando se han abierto diligencias, y otros muchos eufemismos. La realidad es que del eslogan "Hacienda somos todos", el "todos" ha pasado a "presuntos defraudadores"; el conductor al volante ya es siempre sospechoso de "borracho y/o drogata", y según sea la hora del día más sospechoso o menos, y da igual la edad, porque de soplar, lo que es soplar en el aparatito, no se libran ni los octogenarios.
¿Qué es lo que está pasando? A priori eso que quienes estamos en las antípodas de la acción del Estado sin ser anarquistas ni ácratas, denunciamos al comprobar objetivamente que el Estado ha pasado de estar al servicio del ciudadano, a servirse del mismo para sus fines y mantenimiento. Pero el Estado está constituido por individuos que controlan los resortes del Poder y han llegado a ello con la inacción de la mayoría. De los cuatro curas maricones malcontados, hemos pasado a esta situación inaudita e inconcebible, digna de recurrir a todas las instancias judiciales habidas y por haber, nacionales e internacionales. Pero no, nadie en la Iglesia moverá un dedo para combatir semejante monstruosidad. Y, sin embargo, esto se parece mucho al famoso "certificado de penales" tan al uso durante el franquismo. Además, la medida tiene otros efectos nocivos y altamente tóxicos. Se trata de una forma más de limitar el acceso de los niños a la catequización, pues ¿quién les va a preparar para la primera comunión?
Así, una medida necesaria para preservar a los niños, se convierte en una práctica malvada e injusta. Ya veremos si la medida se aplica también a todos los maestros y el profesorado de secundaria y, por qué no, a los médicos, enfermeras y demás personal sanitario, por supuesto a los psicólogos que tratan con menores, conductores de transporte escolar, personal de cocina y comedores, por qué no, también personal de limpieza si en las aulas o en los hospitales hay menores cuando pasan las escobas. Y tampoco deberían librarse los pilotos y azafatas cuando reciben la responsabilidad de transportar a menores con el permiso oportuno. ¿Y qué decir de los vendedores de zapatos, vestidos o pantalones, en las secciones infantiles de los grandes almacenes y tiendas del ramo? Se me ocurre que la medida debería ser aplicada a todo el personal de justicia de menores. En resumen, sin duda siendo una medida necesaria, se han pasado tres telediarios con ella. Por ejemplo, hasta la propia denominación, Registro Central de Delincuentes Sexuales, es peor que el registro de vagos y maleantes.
P.D. Por supuesto, que no se libre ni un sólo maricón o lesbiana de semejante aplicación para todo, dado que los mayores índices de pederastia se dan entre esos colectivos, ¿o es que desconocen cuál era el sistema educativo en la Grecia clásica, tan del gusto de los LGBT?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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