Personalmente prefiero continuar por la vía que se interesa por la posibilidad de vida extraterrestre y, caso de su existencia, por la de posible inteligencia racional.
El conocimiento del Cosmos hoy en día está muy avanzado, independientemente de que la mayoría de los científicos considera que todavía siguen existiendo más misterios que respuestas. Uno de esos misterios resueltos se explica en el Principio Cosmológico que afirma que el Universo es isotrópico, es decir, que sus propiedades físicas son las mismas en todas las direcciones, y que es homogéneo, o dicho en otras palabras, que todas las partes del Universo son iguales o idénticas cuando lo observado tiene ya un volumen suficientemente grande. Lo que significa, a su vez, que las diferencias se dan solo a pequeña escala, entendiendo esta como la relativa al interior de las galaxias.
A partir de este hecho comprobado, surgen numerosos interrogantes y entre ellos está el de la vida. Si el Universo es uniforme en sus características físicas, por deducción y dado el número de sistemas estelares ( estrella y planetas orbitándola) que se supone que hay, parece razonable que la presencia de formas de vida sea un fenómeno relativamente común. De tales especulaciones se han descolgando lo que no parece posible: estrellas de formación reciente; con una vida "impulsiva", por ejemplo las llamadas variables que cambian de intensidad lumínica y hasta de tamaño y de las que se conocen hasta una treintena de clases; las dobles o múltiples sobre todo si se trata de pares muy cerrados (son estrellas que comparten un baricentro común, o centro de masas, como la dualidad Tierra-Luna) y cuyos tirones gravitacionales provocarán seguramente fuerzas de marea capaces de destrozar un planeta; estrellas muy frías y oscuras (enanas marones, por ejemplo); estrellas gigantes junto a las cuales nuestro Sol, pese a su millón cuatrocientos mil kilómetros de diámetro, es como una china junto a una roca ciclópea; estrellas que llegan a ser varios millones de veces más brillantes que el Sol (p. ej., "Pistol Star" en dirección al centro galáctico en la constelación de Sagitario, con una intensidad de 5 millones de veces la luminosidad solar y que si no se puede observar visualmente es debido a la enorme presencia de polvo y gases interestelares que se interponen), ... etc.
Luego, por eliminación se han ido excluyendo muchos tipos de objetos estelares que no son susceptibles de poseer cohorte planetaria y caso de haberla ésta no reuniría las condiciones precisas para la vida basada en el carbono. Quedan las estrellas amarillas y otras similares que se encuentran en la llamada secuencia principal o etapa en la vida de la estrella en la que ésta brilla porque está quemando hidrógeno y convirtiéndolo en helio en su centro, cual es el caso del Sol, en un proceso que se estima en casi el 80% de los 10.000 millones de años que durará nuestra estrella.
Si estrellas semejantes tienen sistemas planetarios orbitándolos a las adecuadas distancias y con las características apropiadas como son su condición de telúricos o terrestres, con equilibrio hidrostático ( equilibrio entre las fuerzas centrífugas y las centrípetas de una estrella, aplicable a los planetas con atmósfera, algo que ya mencioné), la distancia adecuada para recibir la suficiente y necesaria radiación y calor, más la presencia de agua..., posiblemente estemos ante un mundo capaz de albergar vida. El número de este tipo de sistemas se estima que puede rondar el diez por ciento de las estrellas.
Y, en base a todo ello, más las investigaciones en Cosmología sobre el origen del Universo, más sus etapas de crecimiento, más el asombro que produce su equilibrio, de dónde viene y adónde va, cuál ha sido su inicio, cómo es su desarrollo, cómo se está expandiendo, hasta dónde llegará dicha expansión, qué forma tiene, y un sinnúmero de preguntas, se ha llegado a formular lo que se conoce como Principio Antrópico.
Dicho principio sostiene que el Universo y la vida humana están íntimamente relacionadas. Ello se fundamenta en que si el Universo tuviera una temperatura ligeramente distinta, inferior o superior, estaría poblado de estrellas rojas muy frías incapaces de generar vida, o por el contrario de estrellas azules gigantes que no permitirían con su excesivo calor ni la presencia de planetas. Por tanto, es como es porque si no fuese así, no estaríamos debatiendo aquí.
De ello, surgieron dos versiones: el llamado Principio Antrópico débil, que es el menos controvertido porque afirma que la vida humana tiene un lugar especial en el Universo y porque puede evolucionar solamente donde se den las condiciones oportunas para ello, y en este esquema entra la posibilidad de que en otros mundos haya vida muy similar a la humana, no "marcianitos con 4 cabezas, 8 ojos, 16 patas y de color verde", sino seres muy similares en todo a nosotros.
Y el llamado Principio Antrópico fuerte, que sostiene que todas las leyes Físicas han de tener unas propiedades, en parte desconocidas todavía, cuya finalidad sea exclusivamente el desarrollo de la vida, y por tanto, la necesidad de que el Universo haya sido diseñado y creado para hacer posible la existencia de la vida humana. Como es de suponer este otro enfoque es causa de una enorme controversia hoy en día.
Respecto a la expresión "Hagamos al hombre a mi imagen y semejanza", no encuentro contradicción alguna con la posibilidad de existencia de otros mundos habitados por seres inteligentes. Yo no me imagino a Dios necesitando nariz para respirar, o pies para sostenerse y darse alguna vuelta que otra, ni pelo en su cabeza u orlando el óvalo de su cara en una hermosa y densa barba. Yo entiendo al hombre a mi imagen como un ser creado con la cualidad del espíritu, y la semejanza la encuentro en la capacidad de raciocinio, de amar conscientemente y en la capacidad, en este caso limitada, de crear. Pero todas estas cuestiones no podían ser explicadas por los exégetas a gentes que vivían en un estadio apenas salido del Neolítico, ni después, a todos aquéllos que vivieron tiempos a los que no alcanzó el conocimiento científico. A un niño se le habla de un modo diferente a como se le hablará cuando sea adolescente y aún más cuando sea una persona madura.
Personalmente, no descarto la posibilidad de vida inteligente en otros mundos, pero, en base a esas mismas características y propiedades de la Física, en base a las inimaginables escalas, proporciones y distancias existentes entre los mundos, si veo una casi, casi, segura la improbabilidad de comunicaciones y, desde luego, La guerra de las galaxias, películas y series similares las dejo para eso, como puro divertimento.
En cuanto a la existencia de pluriversos o multiversos, forma parte de las extravagancias de la Física cuántica tan en boga hoy día. Se trata de pura y dura especulación matemática que se realiza sobre las pizarras en base a la suposición de la existencia de una serie de partículas elementales (unas 50 clases aproximadamente) con nombres realmente curiosos y raros, y cuyas existencias o realidades y comportamientos, están muy lejos de ser comprobados, y es , por tanto, la última frontera de la Física cuántica. Lo malo para quienes sostienen tales hipótesis es que si no podemos ni siquiera dimensionar y ver nuestro propio Universo, jamás, jamás, podrán ser comprobados y vistos esos otros supuestos multiversos. Estas hipótesis se fundamentan o justifican, sólo porque astrofísicos y cosmólogos no encuentran cómo conectar la Teoría general de la Relatividad, demostrada, con la teoría cuántica, sin demostrar, para elaborar una única teoría que dé una explicación coherente a la existencia del Universo desde el punto de vista exclusivamente físico. Es en esto en lo que se está dejando la piel Stephen Hawking con su teoría sobre los agujeros negros.
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