EL DEMONIO DEL PACIFISMO
A la memoria de todos los mártires cristianos, asesinados en cualquier parte del mundo actual.
“Los cristianos no pueden usar la violencia.
Jesucristo era pacifista.
Los cristianos tienen que soportar la persecución a la que les sometamos. Entregar dócilmente su cuello a la cuchilla, su cuerpo a las llamas, su corazón al puñal.
Es lo mejor para todos.
Así lograremos exterminarlos de la faz de la tierra: dado que no podemos acabar con la Iglesia, acabemos con sus miembros –la mejor fórmula: hacerles creer que el cristianismo es una ONG pacifista y políticamente correcta, como esas que hemos fundado nosotros. Y allí donde no se vea, que salpique la sangre.
Hay que hacerles creer que la violencia es algo que les está absolutamente prohibido por precepto.
Hacerles creer que ni siquiera la defensa propia puede justificar una contra-ofensiva por su parte.
Hemos avanzado mucho. La mayor parte de la grey de Cristo cree ya en estas cosas que durante siglos hemos ido propalando, con auténtico éxito.
Hacerles creer que su Dios los quiere muertos, y nosotros somos los ejecutores.”
Así habló el demonio del pacifismo.
Pero un cristiano -cándido como paloma y astuto como serpiente- afilaba su espada, y recordaba a Jesucristo expulsando mercaderes -o demonios que lo mismo son- del Templo.
Maestro Gelimer
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