Me enteré del caso de una directora de un Jardín de Infantes ( no se como le llamáis allí en España) que, en la entrevista a los padres que van a solicitar una banca para su niños, les aclara que la orientación de ese establecimiento es NETA Y PURAMENTE CATÓLICA, por lo que solo serán recibidos los niños cuyos padres accedan a que éste participe en TODAS las actividades escolares: dictado de clases de religión, rezo al ingreso y egreso de jornada, visitas a museos conventuales e iglesias, uso de una chomba identificatoria con el escudo de la institución (en el cual resalta una cruz), además de las actividades habituales no relacionadas expresamente con la religión. Reservándose el derecho unilateral de expulsión en caso de incumplimiento
Un matrimonio recurrió a la justicia para solicitar que su hijo sea aceptado como ingresante, pero se lo exceptúe de participar en las actividades con presencia religiosa, ya que deseaban que éste (3 años) eligiese libremente en qué creer, o no creer en nada, cuando tuviera edad de comprender. Explicaron al Juez que habían elegido esa institución por su excelencia pedagógica y por tener sobrinos cursando en el mismo, pero veían como imposición ridícula y exagerada la inculcación del cristianismo en niños, por lo que solicitaban a su Señoría que la asistencia o no de los niños sea optativa a criterio de los padres.
Para mi sorpresa, el Juez se inclinó por dar la razón a las autoridades del Jardín de Infantes, otorgándoles pleno derecho a exigir la concurrencia de los escolares a TODA actividad que allí se desarrolle, y TODA materia que allí se dicte.
Digo mi sorpresa, ya que en varias oportunidades la justicia había fallado a favor de los demandantes, argumentando que se ejercía “coacción”, “coartamiento de las libertades individuales de elección”, etc.
Recuerdo que una alumna, a pesar de que su promedios la acreditaba, se negó a portar la bandera de la nación, ya que sus creencias (Testigo de Jehová) le prohibían creer en símbolos, y la justicia la apoyó en su postura, a pesar de que la bandera no es un símbolo religioso, sino de la patria en la que habita.