Pues sí que hay diferencia, sí, entre lo de ayer y lo de hoy.
Junio de 1965: Inauguración del monumento actual del Cerro de los Angeles
Con un gran repique de campanas en todas las iglesias de España dieron comienzo los actos de bendición e inauguración del monumento al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Angeles.
Su Excelencia el Jefe del Estado español, Generalísimo Franco, llegó al Cerro, donde fue recibido con gritos de «¡Franco, Franco, Franco!» por las miles de personas allí congregadas. Al descender del coche, y a los acordes del himno nacional, que interpretó la banda de música de la compañía de honores de Infantería, pasó revista a las tropas, acompañado del ministro del Ejército y del capitán general de la I Región.
El Generalísimo, que llegó acompañado de su esposa, tras saludar al vicepresidente del Gobierno y demás ministros, besó el anillo del arzobispo de Madrid-Alcalá, doctor Morcillo, y se dirigió hacia la tribuna situada en el lado del Evangelio, cruzando por la Lonja central, en medio de los incesantes aplausos del enorme gentío que llenaba por completo la Lonja y sus alrededores.
El Caudillo y su esposa se situaron en la tribuna, rodeados por los ministros y demás personalidades, y a continuación dio comienzo al acto de inauguración del monumento.
El arzobispo de Madrid-Alcalá procedió inmediatamente a la bendición del monumento, que queda así como ofrenda de España al Sagrado Corazón, erigido en el centro geográfico del territorio nacional.
Misa concelebrada
La misa fue concelebrada y en ella intervinieron, como primer concelebrante, el cardenal arzobispo de Tarragona, don Benjamín de Arriba y Castro, y como concelebrantes el arzobispo de Madrid-Alcalá, el arzobispo de Barcelona, el de Granada, el de Zaragoza, el de Valladolid, los obispos de Oviedo y de Burgos, arzobispos de Pamplona, obispo de Cuenca, obispo de Calahorra y de La Calzada, obispos de Huelva, y de Lugo, obispo auxiliar de Toledo, el padre Segismundo Tascón, de la Orden de Predicadores, en representación de las Ordenes religiosas, y el padre don Rafael Pazos, párroco de Getafe, en representación de los curas párrocos de España. Entre los concelebrantes se encontraban también, además de los mencionados, el arzobispo de Sión y vicario general castrense.
Entre los asistentes a la ceremonia figuraba, en lugar destacado, Su Alteza Real el entonces príncipe don Juan Carlos de Borbón.
TEXTO DE LA OFRENDA HECHA POR S. E.
En el ofertorio, Francisco Franco, Jefe del Estado abandonó su tribuna y se dirigió al altar, en donde pronunció la fórmula de renovación de la consagración de España al Corazón de Jesús, con la misma fórmula, actualizada, que utilizó el rey Alfonso XIII en 1919 en el acto de inauguración del antiguo monumento, frente a cuyos restos se alza el nuevo.
El texto de la fórmula decía así:
Sagrado Corazón de Jesús. Corazón del Dios hombre, Redentor del Mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan.
España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante este trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la Península.
Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos y a través de comunes azares y mutuas lealtades, esta gran patria española, fuerte y constante en el amor a la religión y en su adhesión a la Santa Iglesia.
Siguiendo la tradición católica de nuestro pueblo, y continuando gozosos la historia de fe y devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la Tierra a establecer el Reino de Dios en la paz de las almas redimidas por vuestra sangre y en la dicha de los pueblos que se rijan por vuestra santa ley; reconocemos que tenéis por blasón de Vuestra Divinidad conceder participación de vuestro poder a los gobernadores de los pueblos, y que
de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz.
Vos sois el camino seguro que conduce a la posesión de la vida eterna; luz inextinguible que alumbra los entendimientos para que conozcan la verdad y el principio propulsor de toda la vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el poderío y suavidad de vuestra gracia todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma.
Venga, pues, a nosotros vuestro Santísimo Reino , que es reino de justicia y de amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de la Ciencia y de las Letras y en nuestras Leyes e Instituciones patrias.
Gracias, Señor, por habernos distinguido como defensores de tu fe y misioneros de tu Evangelio por los confines del mundo. Que tu Providencia amorosa nos conserve la integridad de nuestras creencias, la sed amorosa de evangelización y la unidad religiosa de nuestra Patria.
Desde estas alturas, que para Vos ha elegido España como símbolo del deseo que la anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid al mundo del trabajo para que reine en él la armonía, el bienestar y la paz, con la implantación de la justicia social y el triunfo de la caridad entre todos.
Bendecid a los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, brazos armados de la Patria, para que en la lealtad de su disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la nación y defensa del derecho.
Bendecid a todos los españoles, que, unidos en la cordialidad de unos santos amores a la Religión y a la Patria, queremos renovaros la consagración de nuestra vida, pidiéndoos, como premio de ella, el morir en la seguridad de vuestro amor y en el regazo de vuestro Corazón adorable.
—Por la Santa Iglesia Católica para que su unidad revele al mundo el amor de Dios, roguemos al Señor.
—Te lo pedimos, Señor.
—Por la fidelidad a los preceptos divinos en las leyes y en las costumbres públicas y privadas, roguemos al Señor.
—Te lo pedimos, Señor.
—Por la unidad religiosa de España, para que en ella reine tu Sagrado Corazón, roguemos al Señor.
—Te lo pedimos, Señor.
—Por los trabajadores españoles cuya promoción social y económica anhelamos y procuramos, por las familias españolas, por todas las regiones, roguemos al Señor.
—Te lo pedimos, Señor.»
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
Pues sí que hay diferencia, sí, entre lo de ayer y lo de hoy.
Podemos comparar la fórmula de consagración que se empleó en 2009 con la de 1965, y salen a relucir al instante las diferencias que van del catolicismo de 1965 al actual.
Esta es la fórmula del 2009:
Hijo eterno de Dios y Redentor del mundo, Jesús bueno, tú que al hacerte hombre te has unido en cierto modo a todo hombre y nos has amado con tu corazón humano, míranos postrados ante tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser y, para vivir más estrechamente unidos a ti, todos y cada uno nos consagramos hoy a tu Sagrado Corazón.
De tu corazón traspasado brota el Amor de Dios, hecho allí visible para nosotros y revelado para suscitar nuestro amor. Ante la generación del nuevo milenio, tan esperanzada y tan temerosa al mismo tiempo, la Iglesia da testimonio de la misericordia encarnada de Dios dirigiéndose a tu Corazón.
Muchos, por desgracia, nunca te han conocido; muchos, despreciando tus mandamientos te han abandonado. Jesús misericordioso, compadécete de todos y atráelos a tu Corazón.
Señor, sé rey no sólo de los hijos fieles, que jamás se han alejado de ti, sino también de los hijos pródigos que te han dejado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sé rey de aquéllos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de ti: devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto se forme un solo rebaño de un solo pastor.
Concede, Señor libertad a tu Iglesia; otorga a todos pueblos y, en particular, a España la paz y la justicia; que del uno al extremo de la tierra no resuene sino esta voz; bendito sea el Corazón divino, causa de nuestra salvación; a él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén
Hijo eterno de Dios y Redentor del mundo, Jesús bueno, tú que al hacerte hombre te has unido en cierto modo a todo hombre y nos has amado con tu corazón humano, míranos postrados ante tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser y, para vivir más estrechamente unidos a ti, todos y cada uno nos consagramos hoy a tu Sagrado Corazón.
En el acto de consagración de 1965 era España, la “gran patria española” la consagrada, es decir: “los corazones de los hombres, el seno de los hogares, la inteligencia de los sabios, las aulas de la Ciencia y de las Letras y nuestras Leyes e Instituciones patrias”.
O sea, absolutamente el interior y el exterior de aquella España.
En 2009 en cambio parece consagrarse (no está claro) un sujeto indefinido: “nosotros”, y quizá solo las conciencias de esos “nosotros”.
De tu corazón traspasado brota el Amor de Dios, hecho allí visible para nosotros y revelado para suscitar nuestro amor. Ante la generación del nuevo milenio, tan esperanzada y tan temerosa al mismo tiempo, la Iglesia da testimonio de la misericordia encarnada de Dios dirigiéndose a tu Corazón.
Dar testimonio... al interior de los corazones de los que... tal vez quieran oir...
Muchos, por desgracia, nunca te han conocido; muchos, despreciando tus mandamientos te han abandonado. Jesús misericordioso, compadécete de todos y atraelos a tu Corazón.
Atraer en absoluto, efectivamente, solo atrae Cristo.
Pero es que precisamente para atraer materialmente a Cristo los alejados es para lo que existía la Iglesia.
Señor, sé rey no sólo de los hijos fieles, que jamás se han alejado de ti, sino también de los hijos pródigos que te han dejado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. Sé rey de aquéllos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de ti: devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto se forme un solo rebaño de un solo pastor.
Apelaciones solo de índole espiritual y dirigidas al interior de las conciencias.
Cristo “rey” ...de conciencias; y por supuesto sin Reino.
Nada de “Rey de Reyes y Señor de los que dominan”, como se decía en 1965. Mejor así, porque decir otra cosa sería un escarnio y una burla.
Ni la más mínima mención a la conversión de los gobernantes españoles, causa de todo el problema actual; esos, sí , tiranos absolutos de los católicos a los que dominan desde hace más de 30 años.
[I]Es obvio que las apelaciones directas o indirectas de los últimos decenios a la libertad religiosa no han pasado en balde: desentendimiento ya descarado de lo que pueda cuestionar la moderna tiranía política, española y universal.
Concede, Señor libertad a tu Iglesia; otorga a todos pueblos y, en particular, a España la paz y la justicia; que del uno al extremo de la tierra no resuene sino esta voz; bendito sea el Corazón divino, causa de nuestra salvación; a él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén
Lo de pedir al Señor que concediera “libertad a su Iglesia” no se hizo en 1965. Es lógico porque la Iglesia era entonces tan libre, tan libre... que los Gobiernos españoles la obedecían al instante y se ponían a sus pies.
Lo que no se entiende muy bien es cómo pretende consagrar España al Corazón de Jesús una Iglesia española que a la vez pide para ella “libertad” ... o sea, que el Estado español no se inmiscuya en la Iglesia española y la deje en paz.
Dejar en paz a la iglesia exige modernamente también que la Iglesia deje en paz al Estado...
Ahora bien, si el Estado ni es ni va a ser religioso (entre otras cosas porque la propia Iglesia así lo quiso en 1978) ¿qué sentido tiene pedir una consagración que materialmente se sobreentiende inviable...?
¿no sería lo primero de todo una petición (aun simbólica) por la conversión de los gobernantes, que son los que podrían hacerla eficaz? Ni se les menciona.
Aunque, claro, la consagración actual de 2009 parece solo de tipo espiritual y a nivel de las almas... Entonces, quizás se puede entender: es que nos debemos hallar en el más puro idealismo religioso: religión de las almas, de los elegidos, de los puros, de los místicos, de los ajenos a la materia.... O sea, de un catolicismo tan espiritual que se camufla y se hace invisible.
Última edición por Gothico; 25/06/2009 a las 23:41
Muy buena reflexión
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
Consagrar al Sagrado Corazón en 1965 era ya algo contracorriente dentro de las directrices del Vaticano II que finalizaba por entonces.
Posteriormente las directrices eclesiásticas vaticanas y españolas pasaron a serlo en el sentido contrario y permitir que las naciones católicas dejaran de ser tan católicas.
Es obvio que con las directrices posconciliares probablemente no se hubiera vuelto a levantar el actual Monumento, o todo lo más algun Monumento de mucho menor tamaño.
Y es obvio que después de 1975 y sobre todo recientemente construir ese Monumento habría sido inviable por el tema de la llamada reconciliación entre las dos Españas.
Vista la deriva de los acontecimientos, aterra pensar como será la fórmula de la Consagración dentro de otros cincuenta años.
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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