Situada en la estribaciones de Sierra Morena, en la Sierra de Aracena, camino de paso en la Ruta de la Plata, frontera del Reino de Sevilla con Extremadura, la antiguedad de Santa Olalla, aún no ha podido precisarse. No consta de una fecha de fundación de la villa, o de cuando se produjo el establecimiento de los primeros pobladores.

La posición estratégica de Santa Olalla en el tránsito de metales extraídos de los importantes enclaves mineros de Almadén de la Plata, Minas de Riotinto, o "La Papúa" o "El Tratejón" en Zufre, hace imaginar los orígenes de la presencia del hombre en esta localidad, en la Edad de Bronce, en el III milenio a. C. Este intercambio comercial sentaría la base de la conocida Ruta de la Plata, que alcanzaría su máximo esplendor en la época romana.

En la Edad de Hierro existió un poblado, ubicado en el mismo lugar dónde hoy en día se encuentra el castillo.

Restos arqueológicos encontrados en su término, cercanos al emplazamiento actual de la villa indican que hubo asentamiento humano en la época romana. Pero nada sabemos, por el momento, de la significación e importancia de aquella población hispano-romana. El mismo nombre de Ponciana, con el que se le ha querido denominar a la Santa Olalla romana, es producto de los falsos cronicones, recogidos ingenuamente este nombre por Rodrigo Caro en su Chorographia de Sevilla. Ningún cartógrafo antiguo, ningún documento de la época refiere la existencia de una población en lo que es hoy villa de Santa Olalla. Y el desconocimiento que existe de la época romana se puede decir también de la visigoda y musulmana.

Con la dominación romana, los emperadores dieron vital importancia a las calzadas, como enlace de comunicaciones para la circulación de mercancías, tropas y como no, para transmitir su cultura. Se intensificaron las extracciones mineras, así como el tráfico comercial entre Andalucía occidental y el Norte de la península.

LlamadaPoncianaen tiempos de los romanos, según la leyenda popular, su nombre actual le viene de la transcripción gallega del nombre de la patrona del pueblo, Santa Eulalia de Mérida, de la cual dice la leyenda popular que nació en esta villa y desde esta partió a su martirio en Mérida, dónde fue quemada viva en el siglo III de nuestra era. Posteriormente pasó a llamarse Santa Olalla de la Sierra, y Santa Olalla del Carril, hasta llegar al topónimo actual de Santa Olalla del Cala (1920) en honor al río, Cala, afluente del Huelva, que baña sus tierras.

Comparten así, sus habitantes el gentilicio de santaolalleros u olalleros con el de poncianos.

Con la presencia musulmana, se produce un conflicto bélico a mediados del s. XI, cuando el rey Azz al Dawla pide ayuda al de Badajoz, el bereber Muhanmad, para repeler a las tropas invasoras de Almutamid, rey moro de Sevilla, que se encontraban en Santa Olalla. El rey de Badajoz logra que se retire el ejército enemigo, y conquista de nuevo la plaza de Santa Olalla y toda la vega del río Cala.

En 1086 Jusuf derrota a los cristianos en Sagrajos, cerca de Badajoz. Entonces se monta un gran campamento de aprovisionamientos en tierras de Santa Olalla, en la ribera del río, sitio idóneo al amparo del puerto de Monesterio.

De la época árabe aún se conservan algunos restos de un castillo, ubicado en el cerro de Santa Marta.

La historia de Santa Olalla comienza en el s. XIII, tras la conquista de Sevilla por el rey Fernando III el Santo en 1248. La anterior historia no es sino prehistoria al carecer desgraciadamente de documentación escrita. La reconquista cristiana de la sierra se llevó a cabo a mediados del s.XIII, a manos de Sancho II de Portugal, con el apoyo de órdenes militares. Fernando III el Santo avanza con tropas por el margen derecho del Guadalquivir, con la intención de reconquistar unos territorios que consideraba parte integrante de la corona de Castilla, y colisiona con el ejército portugués. Después de numerosas luchas se proclama una Paz Oficial, y se firman el Tratado de Badajoz en 1267 y el de Alcañices en 1297, por los que los terrenos conquistados al Este del Guadiana pasaron a depender del Concejo de Sevilla. Pero los enfrentamientos fronterizos continuaron entre ambos reinos, así que para frenar la continua amenaza portuguesa, se creó una línea defensiva denominada la Banda Gallega, con pobladores del Norte de la Península, principalemente de León, Asturias y Galicia.

Esta línea se basó en la existencia de una serie de fortificaciones intercomunicadas visualmente mediante señales con antorchas. Y así fue como Sancho IV el Bravo, a petición de las autoridades hispalenses, concede el privilegio a varios pueblos de la sierra para la construcción de fortalezas, que resguardaron y frenaron los continuos ataques del país vecino. Se construyeron el Castillo de Santa Olalla, junto con el de Cumbres Mayores, Fregenal de la Sierra y la reconstrucción del de Aroche. La existencia de estas fortificaciones contribuyó a la concentración de la escasa población y favoreció el afianzamiento de otros núcleos al amparo y refugio de edificaciones militares, como fue el caso de Santa Olalla.

El castillo fortaleza, una iglesia parroquial y una sinagoga judía, son las referencias de la existencia medieval de la villa de Santa Olalla.



El Castillo
El Castillo de Santa Olalla del Cala es otra de las fortalezas que fueron levantadas por los cristianos, al este de la sierra de Aracena, para proteger los límites del territorio de la ciudad de Sevilla, por permiso del rey de Castilla Sancho IV. La ciudad le presentó la petición de colaboración a los gastos de las obras y como respuesta el rey concedió, en documento extendido por la Real Chancillería el día 4 de noviembre de 1293, 500 maravedís de las tércias reales en las localidades de Almadén de la Plata, Cala, Real de la Jara, Santa Olalla y Cumbres. Esta fortaleza se levantará para consolidar el dominio de las lindes fronterizas de la ciudad de Sevilla, que había sido ya disputado con anterioridad por los caballeros de la Orden del Templo, por el concejo de Badajoz y por los portugueses, contra cuyas incursiones se levanta aparentemente. Se emplaza en el camino norte a Portugal y Vía de la Plata, que va de Sevilla a Fregenal de la Sierra y Encinasola, lindando por lo tanto con las tierras templarias y del concejo de Badajoz. Es por lo tanto otra de las fortalezas de la llamada "banda gallega", levantado en lo que algunos autores consideran la tercera línea defensiva frente a Portugal, por lo que tendrá un papel secundario, al estar muy en retaguardia, en los conflictos fronterizos que enfrentarán a Castilla con el vecino reino de Portugal, que Sevilla siente especialmente peligrosos para sus posesiones cuando se cede a Don Dionís Moura y Mourao.

¿Pero podemos sugerir que hubiera, aunque arruinado, restos de un castillo árabe de la época musulmana? Alfredo J. Morales, en su obra Aquitectura Medieval de la Sierra de Aracena, duda de que la construcción del castillo haya sido de nueva planta a partir de 1293 y aventura su existencia por lo menos al siglo XII, en el período musulmán.
«La puerta principal-comenta- es una patente construcción musulmana. El sistema fue empleado ya desde época califal, aunque ésta quezá sea obra del siglo XII... Labor igualmente musulmana es la realización de los muros. El empleo de la argamasa parece demostrarlo. También en las torres rectangulares pueden apreciarse intervenciones islámica. El empleo de molduras horizontales, que tienden a recortasr la verticalidad del torreón, es elemento corriente en las realizaciones almohades y recuerdan los lienzos que aún subsisten de la cerca de Sevilla. Totalmente cristianas son por el contrario las torres circulares. Estas debieron ser realizadas durante el siglo XIV, cuando el tipo alcanza su desarrollo».
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, a los pies del castillo, construida en el siglo XIV conserva la huella de los estilos arquitectónicos que han formado las características del arte a lo largo del tiempo, dada su antigüedad.

En ella es muy fácil ver la influencia de la arquitectura árabe y su mestizaje con la reforma arquitectónica realizada ya en época cristiana.

Sus muros encierran gran parte de la historia de Santa Olalla, recogida en sus Archivos Parroquiales.

En un principio fue judería o sinanoga, hacia el siglo IX o X, conservando de aquel tiempo dos columnas, una de ellas partida; un capitel y la típica característica de la planta asotanada con relación a la puerta de entrada a la misma.

Posteriormente fue mezquita, dependiente de la mezquita de Santa María la Blanca de Toledo. De esta época es la elevación de la nave del templo, de estilo mudéjar, con arcos y bóvedas en ladrillo, construida toda ella sobre un muro de roca "in situ", que hace del conjunto un modelo único entre pocos.De este tiempo y de posteriores es la gran cantidad de "mozárabes" que se registran en los libros del Archivo Parroquial, que se conserva en gran parte. Por aquel entonces, no poseía la torre actual y sí posiblemente otra en el lado opuesto, orientada hacia dónde se concentraba la población en aquella época, y que después fue desmochada tras la reconquista cristiana.

Con el paso del tiempo, el pueblo se fue asentando más hacia el este, girando diametralmente, por lo que también la iglesia acusó este cambio, alzándose la torre que conocemos actualmente.

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La sinagoga

Consta la existencia de una comunidad judía en Santa Olalla a fines del siglo XIV, poseedores de una sinagoga que fue destruida en 1391, cuando se desencadenó la persecución judía que acabó igualmente con la aljama de Sevilla, espoleada por el fanático arcediano de Ecija Ferrán Martínez.

En 1389, el arzobispo de Sevilla, D. Pedro de Albornoz, condenó a este canónigo por sus prédicas incendiarias contra la comunidad judía. Lo declaró «contumaz, rebelde e sospechoso de heregía »y hombre «endurecido en el error », y le retiró la licencia de predicar. Pero un año después, en julio de 1390, muere el arzobispo y el arcediano de Ecija ve campo abierto para sus maniobras. Nombrado provisor sede vacante, tenía la diócesis de Sevilla en sus manos.

Su incansable prédica a lo largo de 15 años contra los judíos va a tener ahora consecuencias terribles. Un albalá de Ferrán Martínez, arcediano de Ecija y en esos momentos provisor del arzobispado de Sevilla, fechado el 8 de diciembre de 1390, ordena a «los clérigos e sacristanes de Santaolalla de la Sierra so pena de excomunión que vista esta mi albalá, fasta tres oras derroquedes la casa sinagoga, en que los enemigos de Dios e de la Iglesia, que se llaman Judíos, que de ese dicho lugar fasen su idolatrían; e los libros e cosa que y oviesse, que me los enviede para que yo faga dellos lo que fuere debido; e la teja e madera, e lámparas que sean para la obra de nuestra iglesia. E si a esto pusiesse embargo iré con fuerça o poderío. E mando a vos, el cura de dicho lugar, so la dicha pena, que pongades entredicho en el dicho lugar, e lo non alçedes fasta que se compliere mi albalá ».

La sinagoga de Santa Olalla fue derruida y la aljama, que debía ser poco numerosa, dispersa. Nos atreveríamos, a señalar, a pesar de los siglos transcurridos, la ubicación y la existencia de gruesos muros de aquella sinagoga que albergó en su tiempo las lámparas que el fanático arcediano de Ecija ordenó quitar. Nos referimos al lugar, cercano a la iglesia parroquial, conocido como hospital o matadero, que ambas funciones tuvo en siglos posteriores.También la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción debió pertenecer al conjunto de la aljama, y puede que sufiera en aquellos tiempos daños en su estructura, cambiando su fisonomía por otra de características más cristianas.

La gran aljama de Sevilla, que ocupaba el espacio conocido hoy como barrio de Santa Cruz, fue saqueado en junio de 1391 y sus habitantes muertos o dispersos. Lo mismo padecieron las aljamas de Alcalá de Guadaira, Carmona y Ecija, seguidas de las de la Sierra, ubicadas en Santa Olalla, Cazalla y Fregenal.



Santa Olalla fue vendida

Santa Olalla fue vendida a finales del siglo XVII a D. Juan Ventura Tirado, quien obtedría los poderes para controlar las tasas fiscales, con el consiguiente derecho para adquirir las rentas, para nombrar las autoridades locales así como impartir justicia ordinaria.



Felipe V pernoctó en la villa

La noche del 1 al 2 de febrero de 1729 tuvo el honor Santa Olalla, de contar con la presencia de Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio, quienes provenientes de Badajoz durmieron el la villa. El arzobispo de Sevilla, D. Luis Salcedo y Azcona, se acercó a Santa Olalla para rendir pleitesía a los reyes, al pisar el primer pueblo de su diócesis. Inmediatamente después de su estancia, Felipe V se dirigió a Sevilla, dónde plantó su corte por un periodo de cuatro años.



Cuatro Ermitas

Aunque actualemente sólo se conserva una de ellas, tenía Santa Olalla en época medieval, cuatro ermitas, que a finales del siglo XVIII, se hallaban en total postración o semidesrruidas. Hace referencia de ellas Juan Antonio García, vicario de Santa Olalla de 1773 a 1786. En respuesta a una serie de preguntas enviadas por Tomás López, para su Diccionario Geográfico que no se llegó a publicar, el cura de Santa Olalla refiere en su escrito, que se conserva en la Biblioteca Nacional, la existencia de las ermitas de San Sebastian, San Bartolomé, Santa Eulalia y San Pedro. En un curioso plano, que dibuja en su carta, las coloca de forma un tanto difuminadas, pero con posibilidad de ubicarlas, a la distancia de los años.
La ermita de San Sebastián se hallaba a la distancia de "un tiro de piedra", cuenta el cura Juan Antonio García. Por la orientación en el mapa, se deduce que se trata del lugar utilizado hace años como cárcel, en la que hoy es la calle Iglesia. Efectivamente, esta construcción se encuentra a un tiro de piedra de la iglesia y conserva unas arcadas que muy bien pudieron ser las de la ermita de San Sebastián. Esta ermita ponía límites al pueblo, que se asentaba hacia el poniente. Es decir, que la mayor parte del caserío actual de la villa de Santa Olalla no existía en la época medieval.
"A un tiro de escopeta", y cercanas una de otra, a la vera mismo de la carretera que lleva a Zufre, estaban las ermitas de San Bartolomé y Santa Eulalia, "de las cuales la primera -cuenta el cura- está arruinada, y la segunda aunque conserva dentro su imagen no se frecuenta porque está amenazando ruina sin esperanza de remedio por falta de medios para costear su reparación: otra de Santa Eulalia de Mérida a dicha distancia sobre corta diferencia". De ésta, aún pueden apreciarse sus ruinas.
La ermita de San Pedro, "a la distancia de una legua", se hallaba, también hacia el poniente, en el paraje conocido como Bembeje. Se veneraba en ella una imagen de Ntra. Sra. de los Remedios.
Actualmente, queda la una nueva ermita de la patrona de la villa, Santa Eulalia de Mérida, situada hacia el levante, a una distancia del pueblo de 5 kilómetros aproximadamente, en la dirección de la carretera que lleva a Real de la Jara. Tiene planta en forma de cruz y es de pequeñas dimensiones. Posee una pequeña espadaña sobre la puerta de entrada. En esta ermita se venera la imagen de la patrona http://<span style="font-family: Ari...</font></span>, que es retornada en solemne procesión el segundo domingo de Mayo desde el pueblo, al que fue traída el Domingo de Resurreción, a su ermita. Esta Romeríaes una de las más importantes de la zona y a ella suelen asistir numerosos fieles de todos los orígenes.


Feria de Agosto

Desde mediados del s. XVIII se tiene constancia de la celebración de una feria anual de ganado, de carácter comarcal. comenzaba el 24 de Agosto, con una duración de tres días. En ella se trataba ganado de todas las especies, principalmente cerda para las matanzas, de vacuno para la labranza, y de ganado viejo para el matadero y consumo de la ciudad de Sevilla.

Cuartel General de Infantería de Marina

A comienzos del s. XIX, durante la invasión francesa, Santa Olalla se constituyó en Cuartel General de la Zona de la Infantería de Marina convirtiéndose en el centro de la actividad bélica de la sierra. Aún quedan vestigios de las baterías emplazadas en la lucha con los invasores y en recuerdo de una de las batallas queda el nombre de un cercano cerro, el de Las Baterías. En recuerdo de esta gesta se levantó un monumento a la marina española consistente en un enorme ancla. Así se despeja la sorpresa de los viajeros que al atravesar el pueblo en la ruta Sevilla-Gijón o Ruta de la Plata se encuentran con este curioso monumento marino en plena sierra de Aracena; de todo ello existen multitud de datos en el Archivo Parroquial.

Fue a finales de este siglo cuando la villa de Santa Olalla, se instauró como pueblo de la provincia de Huelva.

Despegue económico vinculado a los tapones de corcho

Hacia 1830 se constituye la provincia de Huelva como tal, pues hasta entonces la región había formado parte del Reino de Sevilla junto con grandes partes de la provincia de Cádiz. Este hecho y el nuevo espírtu industrial que anima el diecinueve, supone una importante revitalización económica de la región que durará hasta la primera parte del siglo XX. Compañías inglesas entran en la provincia vinculándose de nuevo a las explotaciones mineras que representan el vínculo principal que relaciona Huelva con el resto del mundo.
Junto a la minería y la ganadería, en el XIX surge una nueva oportunidad industrial para la sierra, y por tanto para Santa Olalla, que es la producción de corcho para los tapones de las botellas de vino. Esta nueva invención tecnológica, se exporta especialmente a Inglaterra y Francia
. En Santa Olalla surgieron y prosperaron varias fábircas de tapones de corcho, que dieron un fuerte impulso económico a la villa. Esta prosperidad, no sólo puede apreciarse en Santa Olalla, sino en todos los demás pueblos de la comarca dónde florecieron las industrias derivadas del corcho, y así se refleja en el caserío de las poblaciones, dónde aparecen intersantes ejemplos de arquitectura culta del XIX entre el tejido general de arquitectura popular de cal y tejas.


Siglo XX

Acontecimiento importante en el avance de la sociedad santaolallera del s. XX fue la construcción de la estación del ferrocarril, siendo una de las más importantes de la provincia, de la que hoy apenas se conservan algunas naves casi destruidas, al ser desmantelada la vía a principios de los años 50.

El 2 de Mayo de 1970, entraba en Santa Olalla la banda del Tercio de Infantería de Marina de San Fernando, junto con la representación de la armada y el ejército de Tierra, procedentes de Sevilla y Huelva, para la celebración de los actos en honor de las Fuerzas Armadas, que un día se hermanaron con la gente del pueblo, en la defensa de la nación contra la invasión francesa.

Alguno de los hechos más significativos ocurridos recientemente, han sido la presentación del nuevo escudo y bandera en 1995, el nombramiento de la patrona Santa Eulalia como Hija Predilecta de la localidad en 1999, así como la celebración de las IX Jornadas del Patrimonio de la Sierra en 1994, muestra del afán de un pueblo de indagar en su enigmático y casi desconocido pasado que hoy por hoy intentamos esclarecer a través de este soporte electrónico con el fin de que sea accesible a cualquier persona que lo desee en cualquier rincón del planeta.



TEXTOS HISTÓRICOS SOBRE SANTA OLALLA DEL CALA